Loable labor de un banco de alimentos

Resaltamos la meritoria labor de la Fundación Banco de Alimentos Mendoza que, por su extensión de servicio, se constituye en un alivio para muchos hogares mendocinos.Este año que acaba de iniciarse, la noble institución, con base en Godoy Cruz, cumple dos décadas de labor altruista.

Loable labor de un banco de alimentos
Imagen ilustrativa / Archivo.

Viviendas de paupérrimas condiciones, con escasez de servicios básicos, dificultades para un acceso pleno a la salud y una alimentación no siempre segura ni adecuada, definen las condiciones de muchos habitantes de nuestro suelo. Y siempre los más perjudicados son los integrantes de los estratos infantiles, donde golpea fuerte el índice de 40,9% de pobres e indigentes en el plano general, mientras que Mendoza sigue mostrando números muy desalentadores dentro de la región de Cuyo: 41,5% (en el segundo semestre de 2019, era de 38,6%).

Como en bien sabido, son fundamentales las circunstancias donde los niños nacen, crecen y viven, como lo sostiene en sus preceptos fundantes la Corporación para la Nutrición Infantil (Conin).

Para mantener la salud se requiere una alimentación adecuada, completa y variada, junto a un entorno sano, que no siempre se consigue en los barrios populares o los asentamientos. Por eso resulta insustituible y de alto valor social la tarea que en el territorio llevan a cabo los comedores comunitarios y los bancos de alimentos (BdA), organizaciones sin fines de lucro que contribuyen a reducir el hambre, malnutrición y desperdicio de alimentos en el país rescatando, de manera trazable y segura, alimentos aptos para el consumo humano antes de que sean desechados.

Entre nosotros es muy meritoria la labor de la Fundación Banco de Alimentos Mendoza que, por su extensión de servicio, se constituye en un alivio para muchos hogares mendocinos. Este año que acaba de iniciarse, la noble institución, con base en Godoy Cruz, está cumpliendo dos décadas de comprometida misión, ya que surgió en el penoso contexto sociopolítico que atravesaba el país en diciembre de 2001.

Este banco recupera los alimentos a través de donaciones de empresas de la industria alimenticia o acopios, programas de recupero de frutas y verduras, rescate de mermas de supermercados, colectas y campañas, entre otras acciones.

Los alimentos rescatados son almacenados, clasificados y distribuidos entre entidades de ayuda comunitaria: comedores, hogares de niños y de ancianos, centros comunitarios y de apoyo escolar, entre otros.

De esta manera, se brinda un valor social a aquellos alimentos que perdieron su valor comercial, evitando su desperdicio y haciendo que lleguen a las personas que más lo necesitan.

También lo hace la ya nombrada entidad Conin. La fundación a la que estamos dedicando este comentario trabaja para educar acerca de la naturaleza del hambre y sus posibles soluciones como también sobre la importancia que tiene una sana nutrición para el crecimiento y desarrollo humano.

Ojalá muchos mendocinos que puedan, extiendan una mano de apoyo a esta entidad solidaria, que cumple una ímproba labor, pero que siempre podrá hacer mucho más por los que necesitan un auxilio para lograr cerrar, en sus hogares, almuerzos y cenas y no saltear comidas.

Lo que más desea la ciudadanía es que progresivamente comedores y otros centros de apoyo ciudadano vayan cerrando sus puertas porque la situación económica del país mejora con trabajo y más habitantes se puedan abastecer por sí solos, sin la mediación de la asistencia pública o comunitaria.

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