Cuando se dice que los desarrollistas en algunos aspectos somos más liberales que libertarios en algún punto estamos en lo correcto. Desde las PASO a hoy el “mainstream” liberal ha estado desarrollando un arquetipo renovado pero de tintes similares al de otras épocas sobre la causa principal de todos las males para dicha corriente, sentenciando al “déficit fiscal” como la madre de todos los males.
La batería de medidas del ministro Caputo apunta exclusivamente a reducir el Gasto y el Consumo, para enfriar la economía destruyendo el mercado interno y así bajar la inflación. Ambos componentes principales de la conformación del PBI.
Si bien resulta imperante y urgente disminuir el déficit fiscal, consenso total entre los economistas hoy en día, dado que está en niveles altísimos, hay un eslabón anterior a este que genera al mismo: la estructura productiva que tiene la Argentina.
Quizás nuestros liberales no consideran en este marco teórico la Ley del economista liberal Say, quien hizo famosa la “Ley de Say” sentenciando que “la producción total de bienes en una sociedad o sistema económico determinado implica una demanda agregada que es suficiente para comprar todos los bienes que se ofrecen”. En otras palabras, la oferta determina la demanda.
No se dio hasta aquí ningún discurso de los asesores, ni del mismo presidente en el que se mencione un programa contundente de promoción de inversiones productivas, ni de fomento de exportaciones. De lo contrario se propone subir retenciones a las producciones no agropecuarias.
Si bien el presidente Milei, mostró medidas moderadas en cuanto a la arquitectura del ajuste, ya salteando la demagogia de que sería “la casta” quien lo pague, es primordial que el eje no sea solo reducir el déficit como un fin en sí mismo, sino que sea un primer paso para poder sincerar los precios de la economía y darle un rol preponderante a los planes de producción y exportaciones, los cuales tiene que ser
* El autor es economista.