Las prioridades en el uso del agua en Mendoza

El Gobierno de Mendoza requiere con urgencia la creación de una unidad planificadora del uso del agua en la cual 10 o 15 técnicos (que los tenemos y de muy buena formación) seleccionen qué obras hidráulicas son necesarias con sentido económico y técnico, para el desarrollo hídrico provincial.

Cuando falta plata, como dice el Presidente la Nación, la aplicación de un régimen de prioridades en la inversión de los recursos financieros públicos es obligación primaria de un buen gobierno. La aparente decisión del Gobernador de utilizar los fondos recibidos por la Provincia debido a Portezuelo del Viento, en todo el ámbito Provincial, en obras vinculadas al uso del agua, para satisfacer las necesidades más elementales de la población (agua corriente y cloacas) es indiscutible. Importa, además, cumplir con la manda de nuestra Constitución Provincial.

Frente a esta posición, los tres intendentes del Sur de nuestra Provincia aparecen en estos momentos de estrecheces graves, públicas y privadas, insistiendo en la continuidad de una obra pública sobre el rio Diamante (dique El Baqueano) que carece de necesidad. No le alcanzan los números de la ecuación costo/beneficio; no aumenta caudales; no mueve la aguja en la suma de la generación eléctrica provincial. El camino turístico que se abriría por el Dique, no justifica en modo alguno la inversión; no aumenta la disponibilidad de agua para incrementar la superficie agrícola, y no brinda un mayor caudal de agua suficiente para mejorar de rango concesiones eventuales existentes. El Baqueano no integra el lote de las prioridades provinciales en materia del uso agua que amerite invertir fondos de la Provincia en la actual coyuntura nacional y local.

Tampoco corresponde hablar hoy, de las obras de trasvase de caudales del cupo que le corresponde a Mendoza derivados de Portezuelo del Viento al rio Atuel. No existen ni estudios ni cálculo del costo de las obras. Más de 500 millones de dólares según algunos profetas de los números. Que no los tienen ni la Provincia ni los Municipios. Tales obras no son obras menores: hay que adecuar el cauce del rio en toda su extensión para recibir 34 m3; igual que puentes y canales; la adecuación de las centrales del Nihuil para utilizar ese mayor caudal; lo mismo que la salida de las aguas al sistema de distribución del agua en los usos agrícolas en tomas, distribuidores y compuertas. Son obras que demandarán no menos de 30 años. Entonces, por ahora, tranquilos y sin nervios.

Por el contrario, hemos sostenido mucho antes de ahora, que Mendoza tiene una prioridad absoluta de iniciar cuanto antes y con urgencia: la Construcción del Dique de Uspallata, compensador del Dique Potrerillos, sobre el rio Mendoza. Potrerillos según los técnicos, ha perdido un 20% de su capacidad de embalse por el arrastre de suelos, y piedras que traen las aguas de la cuenca superior, que van a reposar en el fondo del Dique. Así como los egipcios decían que el Nilo era un don del cielo, nosotros debemos decir que el rio Mendoza, es un don de la providencia.

Solo basta mirar el mapa de la Provincia: abastece de agua para uso doméstico a la población del Gran Mendoza (Luján, Maipú, Guaymallen, Godoy Cruz, Las Heras) ; sirve a los usos industriales de esos departamentos, abastece el riego agrícola de todos ellos y además a Lavalle, parte de Junín y parte de Rivadavia. La generación hidroeléctrica del sistema Cacheuta es un aporte sustancial al sistema nacional y local. En su curso medio se practican actividades deportivas, y en las playas construidas aguas abajo de Cacheuta, asisten miles de bañistas en verano.

De modo que insisto, el Dique de Uspallata tiene absoluta e inmediata prioridad provincial, en la construcción futura de la obra hidráulica.

Lo expuesto me lleva a otra reflexión. El Gobierno de Mendoza requiere con urgencia la creación de una unidad planificadora del uso del agua en la cual 10 o 15 técnicos (que los tenemos y de muy buena formación) seleccionen qué obras hidráulicas son necesarias con sentido económico y técnico, para el desarrollo hídrico provincial.

En otros términos, hoy no pueden construirse obras hidráulicas porque sí; tienen que ser resultado de estudios serios de impacto ambiental, y servir a los fines reales de un Plan Hídrico coherente con las necesidades sociales, el desarrollo económico provincial y el cuidado de las finanzas públicas. para beneficio de la Provincia.

Y hago un pedido formal al señor Intendente de Malargüe: que no opine más sobre temas que involucren al agua provincial, que la deje correr, porque ya demasiado daño le hizo a la Provincia cuando avaló y consintió en marzo del 2009 (está en los diarios) en presencia de la Señora Cristina y sus adláteres – hoy procesados- aquel mal habido Convenio para entregarle a La Pampa las aguas del rio Atuel y que Mendoza debía construir a su cargo las obras necesarias. Ese convenio fue declarado ilegal y nulo por la legislatura Provincial. En los hechos, significaba traicionar la posición jurídica que, durante más de 50 años la Provincia había sostenido en todos los gobiernos de todos los signos políticos, ante todas las Provincias y el Gobierno nacional: su derecho irrenunciable al dominio de las aguas del rio Atuel.

Estamos convencidos que el Sur de Mendoza tiene que desarrollar la energía solar y eólica; la industria lechera; la ganadería de engorde; la avicultura en escala; regar sus campos incultos con el uso del agua mediante acueductos de última generación; la crianza e industria del cerdo, entre otras.

Malargüe tiene que realizar su futuro en el desarrollo de la Minería no contaminante, que hoy es una necesidad imperiosa para Mendoza y el país.

Y finalmente el pueblo del Sur de Mendoza debe rogarle a Dios – cualquiera sea el credo de cada uno – que les evite el sufrimiento de los daños que les causan las heladas, las nubes que traen granizo y la piedra. Es un pueblo colonizador, esforzado, aguerrido y noble emprendedor frente a las dificultades. Se lo merece.

* El autor es abogado.

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