Otra vez se instaló en el debate político la conveniencia de las elecciones PASO. Una de las tantas iniciativas del gobierno nacional para aplicar reformas con el argumento del excesivo gasto público en procesos considerados improductivos.
Debe tenerse en cuenta que estas singulares primarias llegaron a aplicarse como un avance institucional promovido circunstancialmente por el kirchnerismo con el objetivo de que la ciudadanía, con su voto, definiera las candidaturas por partido o coalición. Sin embargo, en la mayoría de las oportunidades electorales las PASO sólo se constituyeron en una especie de encuesta que perfila las posibilidades de los distintos contendientes de cara a las votaciones clásicas.
En el estreno del sistema, en 2011, Cristina Fernández de Kirchner arrasaba en las primarias sin ningún competidor interno, despejando el camino a su reelección efectiva con altísimo porcentaje de votos. Los alicaídos adversarios de entonces (Ricardo Alfonsín, Hermes Binner y otros) directamente se resignaban a esperar la elección definitoria sólo por obligación. Obviamente, éstos tampoco tuvieron internas en esas primarias. Mal comienzo, salvo para la por entonces desbordante euforia del “vamos por todo” kirchnerista.
En todo este tiempo, a nivel nacional probablemente las primarias mejor ejecutadas hayan sido las de Cambiemos, en 2015, que le sirvieron a la alianza entre Pro, UCR y Coalición Cívica legitimar a Mauricio Macri como candidato presidencial frente a competidores aliados que, sin ninguna duda, pocas chances tenían de destronar al jefe de Gobierno porteño.
No mucho tiempo después, la Legislatura mendocina, con un grito unánime, celebraba la adopción del sistema electoral para los comicios provinciales y municipales.
Volviendo al momento presente, de acuerdo con la interesante mirada del periodista de nuestro diario Juan Carlos Albornoz, el Gobernador no considera con agrado la posibilidad de sacar del camino las primarias locales, como sí pretende hacerlo la estructura nacional libertaria, porque el radicalismo aquí las necesita para conservar su cohesión hasta 2027, cuando se vuelva a poner en juego la gobernación de Mendoza.
Es que, por otra parte, este tipo de elecciones al actual jefe del Ejecutivo provincial le deben dejar buenos recuerdos, sean o no competitivas. Por ejemplo, Cornejo impuso su gran creación, la coalición Cambia Mendoza, en aquella elección primaria de 2015 sin ningún contrincante. Fue el año en el que la necesidad del entonces gobernador “Paco” Pérez de acelerar los tiempos de su alicaída gestión hizo que las elecciones se definieran seis meses antes del traspaso de mando. Allí el referente mayor del radicalismo local prácticamente usó las primarias como base de lanzamiento de su posterior triunfo ante la fórmula peronista que encabezó Adolfo Bermejo.
Con posterioridad el panorama cambió para el oficialismo radical y eso derivó en dos contiendas internas que, es justo destacarlo, dejaron bien parada la imagen de las PASO. En 2019 Rodolfo Suárez le ganó la pulseada a Omar de Marchi por la candidatura a la Gobernación en una elección correcta y participativa. Comenzaban a quedar expuestas diferencias entre partidos que, sin llegar a una ruptura en la coalición oficialista, condujeron al veredicto popular en las PASO.
Y el plato fuerte fue servido el año pasado, cuando en una interna bien radical dentro de la coalición de gobierno Luis Petri sorprendió con un número que lo proyectó sin escalas al escenario nacional, que hoy ocupa. Ahí la fractura dentro de Cambia Mendoza ya era expuesta, por lo que esa vez De Marchi ya compitió por afuera con su nuevo proyecto, La Unión Mendocina. Pero lo que la UCR cornejista no imaginaba era la incursión sorprendente de Petri, que hizo pensar a muchos mendocinos que la provincia de Mendoza se encontraba “en pausa” bajo la conducción del eje Cornejo-Suárez. Es por ello que se puede afirmar que Cornejo sobrevoló en diez años todos los escenarios posibles que ofrecen estas polémicas elecciones que ahora Milei quiere borrar del mapa.
También hay curiosidades para sumar a tantas especulaciones. Por ejemplo, en la antesala del proceso electoral nacional de 2019, cuando la tendencia en contra de la gestión de Mauricio Macri se acrecentaba, el entonces gobernador Cornejo se sumó a un pedido de pares radicales para que el Congreso eliminara las primarias abiertas en aquellos casos en los que no existiese competencia interna a resolver en las urnas. “Creo necesario revisar la utilidad de las PASO en estas elecciones. Es sensato suspenderlas en los cargos y provincias que no tienen competencia interna. El Congreso debería trabajar en eso, para cuidar el dinero público que debe ser prioridad de una buena administración del Estado”, pregonaba en aquel momento Cornejo desde su sillón sanmartiniano. Pero no fue posible para él y quienes compartían dicha “patriada” avanzar en tan corto tiempo (fines de junio). En agosto de ese año las PASO, sin competencia interna, le dieron un tremendo golpe a Macri y proyectaron hacia su posterior triunfo a la fórmula que creó Cristina Kirchner con Alberto Fernández. En las generales Macri repuntó mucho, es cierto, pero no pudo evitar que el kirchnerismo volviese al poder.
¿De dónde surgía aquella movida anti PASO sin competencia interna a la que se tuvo que sumar por entonces Cornejo? Del propio Ejecutivo nacional. “A un presidente que va por la reelección no se le hacen internas” decía, palabras más palabras menos, el entonces jefe de Gabinete, Marcos Peña, no muy bien recordado por muchos en cuanto a sus cualidades políticas.
Volviendo al actual escenario, también hay una arremetida local contra las PASO por parte de políticos y legisladores directamente vinculados con la élite presidencial. Es el caso de la diputada demócrata Mercedes Llano, que públicamente pidió que el gobernador Cornejo esbozara una iniciativa similar a la que promueve La Libertad Avanza ante el Congreso para que las primarias dejen de existir.
De no mediar una presión mayor y concreta desde el ámbito nacional, se puede deducir que las primarias abiertas simultáneas y obligatorias seguirán un tiempo más en Mendoza, independientemente de lo que llegue a conseguir el gobierno nacional libertario en el Congreso y de lo que pueda sugerirles a las provincias. El resultado de las legislativas 2025 determinará si las PASO, realmente, son o no buenas para las conveniencias partidarias.
* El autor es periodista. jtoso@losandes.com.ar