Algo en claro: nuestra dirigencia, salvo Raúl Alfonsín con su lucha contra el autoritarismo visceral que llevamos dentro, no ha estado a la altura de los desafíos que la evolución de nuestra sociedad nos propone.
La gente, por su parte, se ha perdido en el laberinto de posibilidades encontradas.
Pero desde la crisis terminal del 2001, una parte cada vez mayor, empezó a visualizar el rumbo hacia el futuro y lo confirmó con su voto en las últimas “históricas” elecciones.
Plantear esta perspectiva significa saltar el cerco de nuestras ideas, teorías y experiencias que nos vienen del pasado y limitan nuestro pensamiento y evolución. Este pasado recurrente nos hace interpretar la realidad del siguiente modo:
El peronismo volvió “imparable”, porque es el único capaz de dar racionalidad política, visión estratégica (?) y gobernabilidad (?).
Su problema es que para lograr curar nuestra sociedad, tiene los remedios vencidos. No solo quiere aplicar viejas y fracasadas recetas, sino que las quiere aplicar todas juntas. Tara cultural que sostiene “haciendo mucho de lo que nos ha enfermado, nos curará definitivamente”.
¿Por qué estas elecciones consolidaron el cambio y se puede estar por alcanzar el punto crítico que supere el pasado?
Responder esta pregunta, es entender que el cambio es un proceso largo, sinuoso con avances y retrocesos (reflujo del cambio, según el manual), nunca lineal y ascendente.
El cambio cultural - estructural – profundo, no va a ser en “tus tiempos”, ni en “los míos”, va a ser cuando se consoliden las tendencias transformadoras y terminen de eclosionar las contradicciones que lo generan: nunca antes. Será cuando deba ser y cómo debe ser.
Así las diferentes coyunturas que genera, deben integrarse en una visión amplia y fundamentalmente considerando la variable tiempo, que tanto nos cuesta aceptar.
Parte de la confusión, está dada por el bombardeo mediático que enfatiza solo el cortísimo plazo y puja por dilucidar qué piensa, hace o deja de hacer nuestra vetusta dirigencia.
Para poder visualizar el cambio, es importante concentrarse en la gente, que se expresa siempre en los “emergentes sociales”. Son hitos donde aparece el real estado de “conciencia” de la sociedad y su magnitud.
Éstos surgen de las profundidades de la sociedad, se manifiestan y vuelven a desaparecer de la superficie.
Las últimas elecciones junto a las multitudinarias movilizaciones espontáneas previas, que estuvieron siempre por delante de Macri, permiten sostener que el cambio se consolidó. Tendencia que se podrá seguir monitoreando en las próximas elecciones de medio término.
Datos que confirman esta tendencia:
• La crisis estructural del 2001 que marcó el fin de lo que fue nuestra sociedad.
• Más de veinte multitudinarias y espontaneas movilizaciones que arrancaron con la crisis del campo en el 2008 y continúan imparables, con las recientes movilizaciones: contra el crimen de Gesell, contra el manotazo sobre la actividad privada y el intento de expropiación de Vicentín en Avellaneda y las del pasado 20 de junio, con el “banderazo” en sesenta ciudades y el último banderazo del 9 de julio, ahora en más de 70 ciudades.
• Catorce millones de votantes que con el dólar por las nubes y una inflación sin control, no votaron al pero – kirchnerismo, como alternativa “salvadora”.
Nunca antes, en elecciones presidenciales, el votante antepuso sus valores por encima de su bolsillo.
• Estos sectores representan a las zonas más productivas del país (75% del PBI)
• Se tuvo que unir todo el pero –kirchnerismo para ganarle a Macri, quien terminó su mandato.
• Son dos sociedades en pugna: una orientada al futuro con sus nuevos valores y otra al pasado, con más de lo mismo.
Lo que viene:
• El radicalismo deberá resolver sus contradicciones entre volverse definitivamente republicano o populista.
• La implosión del peronismo y el resurgir de sus cenizas con un oxímoron: ser un “peronismo republicano”
• Cambiemos deberá resolver sus contradicciones entre liberales, populistas, republicanos y generar un liderazgo que le permita ponerse de cara al futuro.
Mientras tanto, el cambio se ha vuelto a sumergir hacia lo profundo, esperando resurgir en la superficie, al igual que la ballena azul cuando surca el inmenso océano.
*El autor es Sociólogo con experiencia en cambio organizacional y cultural.