Despojado de todo concepto de estereotipo o de diferencias entre los sexos, y simplemente valorizando la situación como un dato objetivo de la realidad, investigaciones internacionales han determinado que las mujeres se dedican más a la investigación científica.
Como lo planteó Los Andes en una nota publicada el lunes 30, autoría de la periodista Verónica De Vita, el informe global “The researcher journey through a gender lens” (El viaje del investigador a través de una lente de género), presentado por Elsevier –la mayor editorial de libros de medicina y literatura científica del planeta-, Argentina es el país que cuenta con el mayor protagonismo de las mujeres en el campo de la investigación. Aquí participan en 51%, mientras que los hombres lo hacen en 49% restante.
Es una buena noticia por lo menos interesante, ya que no es la realidad de otras naciones que son potencia en el mundo: en Estados Unidos y en otros lugares, para citar ejemplos, las realidades desde la óptica planteada son diferentes: en el país del Norte, las damas se aplican en estas rutinas en el orden del 34%, y los hombres en 66%; en el Reino Unido, 33% y 67%; Francia, 39% y 61%, y Alemania, 32% y 68%.
El resultado más discordante desde el punto de vista en análisis lo ofrece Japón, donde la presencia de la mujer en la investigación representa tan sólo 15%.
Por otra parte, las únicas cifras que se asemejan a las de nuestra realidad las encontramos en España y Portugal (en que las investigadoras conquistan 48%) y Brasil (que llega hasta el 44%).
Para nuestra provincia, pionera del Oeste argentino, la misma realidad analizada supera a lo acontecido a nivel nacional.
En el ámbito del CCT-Conicet Mendoza (el ex Cricyt, conducido hoy por una mujer, Elena María Abraham) de un total aproximado de 376 investigadores, 221 son mujeres (58,7%) y lo mismo ocurre en el segmento de los becarios, ya que ellas suman 254 en una plantilla total de 386 inscriptos. Una realidad parecida surge del análisis de las notas de la sección Ciencia de este diario, que se ofrece los sábados: de los últimos cincuenta trabajos publicados, 26 corresponden a varones y 24 son de mujeres.
Según Elsevier, la institución que hizo este estudio que estamos comentando, los porcentajes que se registran en Iberoamérica deberían constituir una orientación a seguir para las grandes potencias.
De todos modos, las oportunidades para las mujeres deberán aún avanzar por los puestos más expectantes, de mayor reconocimiento académico, profesional o económico, siguen reservados a los representantes masculinos.
“Las mujeres corren detrás de los hombres y ello revela que la inequidad es un fenómeno que se despliega más allá de las geografías”, afirma el informe.
Sostenemos finalmente que, aunque la brecha de género se estrecha, aún quedan relictos de inequidad que deben reducirse a la mínima expresión o desaparecer.
Los logros obtenidos por las mujeres representan grandes esfuerzos cumplidos por ellas, relegando la vida personal y familiar, en ambientes fuertemente competitivos, y demostrando siempre alta profesionalidad en la pesquisa científica y la conducción de organizaciones.