Es digno de un estudio sociológico saber bien qué le pasa a los mendocinos por la cabeza, sobre todo a su clase dirigente (política y empresaria). Es que Mendoza, la Barcelona argentina como la calificó Domingo Sarmiento, tiene sus “cositas”.
Veamos. En el 2009 había en nuestra provincia 5.061 empresas de agricultura y ganadería, 2.769 firmas de la industria manufacturera y 5.635 establecimientos comerciales de ventas al por mayor y menor. En el 2019, las empresas de agricultura y ganadería bajaron a 4.398, las de industria manufacturera a 2.574 y los comercios de ventas al por mayor y menor subieron a 6.114. Sí, en la Mendoza pujante la actividad que más crece es la del comercio por sobre la industria, según los datos del Observatorio de empleo y dinámica empresarial del Ministerio de Trabajo. La cantidad total de empresas se mantuvo entre 2009 y 2019, pasó de 24.816 a 24.759.
A pesar que a un político mendocino no le gusta que se compare a Mendoza con San Juan, siempre es bueno saber cómo estamos con relación a las provincias de Cuyo.
Mendoza tiene el salario promedio más bajo de la región, a mayo del 2021 con datos del Ministerio de Trabajo, era de $ 56.400, y en ése mes había que reunir $ 59 mil para no ser pobre. En San Juan era de $ 59.600 y en San Luis de $ 67.500.
Pero el turismo nos va a salvar, el mendocino se engullese de sus montañas y bodegas. ¿A ver? Una persona que trabaja en el sector turístico cobra $ 32.782 y en San Luis gana $ 30.133. ¿Y en San Juan? $ 48.500. Los salarios del turismo en Mendoza no son los mejores que se pagan en Cuyo.
El sector mejor pago en San Juan es el de la extracción de minerales, cobraban a mayo de este año $ 220.000, en Mendoza son los relacionados con la industria petrolera y llegan a los $ 177.000 promedio.
Pero Mendoza da oportunidades, no está todo mal aquí. Hay privilegiados que logran obtener buenos salarios. El sueño de los inmigrantes sintetizados en la fase “mi hijo del doctor” sigue vigente, pero cambió de profesión; ahora es “mi hijo el concejal de Guaymallén”, son los mejores pagos de la provincia. Así es, son 12 concejales que ganan $ 180 mil por mes, más de seis veces el sueldo promedio de $ 28.000 de una persona que se dedica a la enseñanza según el Ministerio de Trabajo, que ubica a los maestros locales como los peores pagos de Cuyo ($ 30.500 en San Juan y $ 50.576 en San Luis). Pero hay más, los 12 ediles de Guaymallén: Evelin Pérez (Cambia Mendoza), Ignacio Conte (CM), Soledad Castellano (CM), Adriana Gallo (CM), Martín Casas (CM), Fernanda Orellano (CM), Fabián Forquera (CM), Pablo Gudiño (Elegí Mendoza), Gastón Aparicio (EM), Ayelén Mantello (EM) y Carlos Espeche (Frente de Izquierda), cobran $ 36.000 por el “ítem recinto”, esto es sólo por ir a las sesiones, el monto está incluido en los $ 180.000. ¿Alguien escuchó que por la crisis van a eliminar ese ítem los concejales de Guaymallén? Cobran como un trabajador petrolero y algo menos que un minero. Según la presidente del Concejo, Evelin Pérez, el ítem arrancó en setiembre del 2018 porque son “cargos fuera de escala y ese ítem ayuda a que se ejerza un control del cumplimiento de las responsabilidades de los ediles. Es una forma de rendirle cuentas a los vecinos y que parte de la dieta pueda ser descontada en caso de incumplimiento”. Pasado en limpio: hay que premiarlos por ir a la sesión. El monto del premio es más que una jubilación mínima que llega a los $ 26.000. Esto pasa en la comuna que comanda el radical Marcelino Iglesias, quien según Alfredo Cornejo -a quien le gusta pensarse como el nuevo Emilio Civit-, es uno de los intendentes que mejor administra y al que le gustaría ver como gobernador en el 2023, si él no se presenta.
En Mendoza hay 450 mil personas pobres, el 39% de ellos no tiene el secundario terminado y el 29% está con el primario inconcluso, mientras que el 40% de los niños de entre 0 y 14 años es indigente, un papelón. Entre los motivos de abandono escolar, se incrementó el año pasado la cantidad de niños de 6 años y más, que nunca asistió a clases o abandonó el nivel por motivos económicos o trabajo, pasó del 59,3% en el 2019 al 66,2% el año pasado, según la DEIE.
Estas son algunas de las manchas del modelo mendocino.