Su partida de este mundo un 30 de diciembre fue una obra más del tipo de periodismo al que Jorge Lanata nos tenía acostumbrados. Siempre con alto impacto con la contundencia de saber que nos exponía a todos primero, a un momento de shock que anticipaba el derrumbe de determinadas certezas, convicciones o creencias que dábamos o que no cuestionábamos. El día de su muerte, él fue el dato, fue la noticia en estado puro, en sí mismo, sobre sí mismo.
El 31, el último día del año, nos puso en ese momento necesario de reflexión para entender en qué nuevo lugar nos colocaba lo que acabábamos de leer en el diario, ver en la TV o escuchar en la radio, al igual que hizo en toda su carrera, con infinidad de informes y trabajos periodísticos. Él logró, como pocos, dejarnos una verdadera carga pública: hacernos cargo como sociedad de la información publicada. De lo que pasó o está pasando. “Yo te lo conté, a partir de ahora tendrás que ver qué hacés vos con esto”, solía decir en sus recordados informes.
En la época de los algoritmos en las redes sociales que nos simplifican el esfuerzo de leer, y tener en la mano solo lo que nos gusta, como placebos neuronales de nuestro bienestar, en los tiempos donde el poder sigue mostrando nuevamente sus pretensiones hegemónicas, renovando creativamente sus categorías discursivas -hoy “ensobrados y mandriles”, ayer “cagatintas y vamos por todo”- para denostar a la prensa y al periodismo, Lanata se las ingenió de nuevo para imponer su agenda y advertirnos que las etiquetas que simplifican y generalizan el debate público solo muestran el esfuerzo del poder para colocar a los ciudadanos en alguna trinchera que sostenga sus efímeras diatribas.
Esta vez, en el inicio del nuevo año, “Lanato” en su último acto, nos dará la oportunidad de abrir -una vez más- la conversación pública, y hacernos a todos parte de un debate colectivo y ciudadano sobre el valor de la información, el sentido del periodismo como baluarte de la democracia y el republicanismo. Sin dudas, en todas las mesas familiares de este nuevo año, se hablará de su vida y su obra. Y como todo personaje distinto, fuera de serie, nos invitará a esta reflexión, en uno de los pocos días del año (el 1 de enero), donde los diarios impresos no están en la calle. Todo a la medida de Lanata.
* El autor es director de Contenidos del diario Los Andes.
