La Universidad: más allá del presupuesto

Con solo la discusión de cuánto cree el gobierno que debe destinar de los fondos públicos a las instituciones universitarias o cuánto creen las instituciones universitarias y su personal que el gobierno deben proveerle, no es suficiente para que un ciudadano pueda opinar asertivamente y fijar su postura. Hay que iniciar un debate integral sobre la universidad.

La Universidad:  más allá  del presupuesto
Universidad de Buenos Aires.

En nuestra vida cotidiana nos encontramos permanentemente debatiendo acerca de los numerosos acontecimientos y realidades de nuestro país. En estos tiempos de una crisis severa prevalece la opinión de que deberíamos generar cambios en las formas en que estamos organizados, tomamos las decisiones y ejecutamos las acciones de administración de los mismos con las limitantes económicas actuales. La situación de la Educación Universitaria es uno de los que está en discusión, centrado principalmente en la cuestión presupuestaria y remunerativa del personal de las mismas.

Con solo la discusión de cuánto cree el gobierno que debe destinar de los fondos públicos a las instituciones universitarias o cuánto creen las instituciones universitarias y su personal que el gobierno deben proveerle, no es suficiente para que un ciudadano pueda opinar asertivamente y fijar su postura en este debate.

¿El presupuesto universitario incluye a todas las universidades? La respuesta es no. De las 132 universidades de nuestro país seis (6) son provinciales y son financiadas por las provincias que la crearon, sesenta y cuatro (64) son privadas y no tienen ningún presupuesto o subsidio del Estado y sus recursos son provenientes mayormente por las cuotas que les cobran a sus alumnos, una (1) es internacional y sus recursos presupuestarios no son estatales y por último sesenta y una (61) universidades que son estatales, se denominan como “universidades públicas” y sus presupuestos son provistos por el Estado.

Es decir que, en la discusión general de presupuesto universitario no hablamos de todas las universidades, sino que hablamos de solo sesenta y una (61) instituciones de ellas.

Por ello, al discutir y problematizarnos acerca de la Educación Universitaria no basta sólo con mirar los presupuestos.

A nuestro entender aparecen muchas preguntas que generan incertidumbre y que no están presentes en la información general que se brinda y que, a su vez, no sabemos bien dónde encontrarlas y también si la información que nos brindan es actualizada, es la correcta o si está sesgada. Algunas de esas preguntas serían: ¿Nuestro Sistema Universitario forma eficientemente en los recursos humanos que requerimos actualmente? ¿El número de instituciones dedicadas a la educación universitaria es el adecuado? ¿Cuántas personas están matriculadas en sus servicios? ¿Cómo es la relación entre ingresantes y egresados? ¿Cuál es el rendimiento académico de sus alumnos? ¿Está segmentado socioeconómicamente su estudiantado? ¿Conocemos acerca del problema de aquellos que cursan en entidades no financiadas por el Estado?

La situación de los recursos humanos de las universidades ante el desafío institucional de la incorporación de la tecnología a la labor docente, la educación a distancia, el estado del equipamiento informático para ser sustentable y los nuevos desafíos curriculares y pedagógicos son temas sobre el cual se carece de datos públicos que serían relevantes para la formulación de políticas.

A este inacabado conjunto de interrogantes que, casi podríamos catalogarlo como de carácter descriptivo o valorativo de cómo se está realizando la tarea formativa, también se le agregarían preguntas y discusiones más de tipo general, por ejemplo: ¿La Educación Universitaria tiene que ser gratuita o arancelada?, ¿Según la situación socioeconómica? o ¿Ser gratuita para los nativos y residentes y paga para los extranjeros? ¿Cuál es la posición para que determinados títulos profesionales que se otorgan sean sólo académicos y que para la práctica profesional deban rendir un examen habilitante para ella? (como lo están requiriendo algunos Colegios Profesionales).

A nuestro entender la discusión de cuánto dinero se destina a la educación universitaria debe ser producto de tener un análisis previo con datos validados acerca de cuestiones que anteriormente mencionamos, pero que no agotamos. Satisfacer el sentimiento de necesidad de cambios y transparencia en las decisiones requiere un conocimiento público de cómo se emplean los recursos que la sociedad destina a cada institución.

* Los autores son especialistas en Educación.

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