Camiones militares enfrente del Teatro Chino de Hollywood, saqueos en las tiendas de lujo de la 5º Avenida, miles de manifestantes rompiendo las vallas en la vereda de la Casa Blanca. Este sorprendente fenómeno no registra precedentes en la historia de los Estados Unidos por su masividad y su extensión. El antecedente más cercano fueron las protestas de fines de los sesenta, pero estaban circunscriptas a los barrios de población negra.
La complejidad de lo que está ocurriendo obliga a hacer recortes para el análisis y advertir acerca de la provisoriedad de las reflexiones.
El protagonismo de las mujeres negras
Las voces que expresan las razones de las protestas y que las redes sociales han difundido hasta la viralización, no son muchas y son fundamentalmente de mujeres negras. Son ellas las que están construyendo el discurso. Esto revela tanto su protagonismo como una ausencia: la del padre. La figura de la madre negra es muy fuerte y las familias se estructuran en torno a ella.
Hace unos años se convocó a una gran manifestación hacia el Capitolio que se llamó “La marcha de un millón de hombres” como un modo de construir una nueva forma de masculinidad negra. Los musulmanes negros también han tratado de establecer formas patriarcales de organización familiar, ambas iniciativas con poco éxito.
Varios son los motivos de esta situación:
* Las personas que fueron vendidas como esclavas provenían de sociedades prepatriarcales, por lo tanto el papel femenino era central.
* Durante la esclavitud la chance de construir familias con presencia fundamental del padre era nula. Muchas de las esclavas eran violadas por patrones y capataces y daban a luz hijos mestizos que, por supuesto, no eran reconocidos por sus padres biológicos.
* Una vez producida la liberación, las altas tasas de desempleo, la droga, la delincuencia y la cárcel se ensañaron fundamentalmente con los varones negros. En muchos testimonios éstos manifiestan sus deseos pero también sus dificultades para asumir una paternidad más presente.
La composición social de las protestas
En las marchas los participantes eran muy jóvenes, entre 18 y 30 años. También eran predominantemente blancos y blancas. Eso ya nos marca la probabilidad de que pertenezcan a la clase media, es decir estudiantes universitarios y empleados de cuello blanco. Tal vez muchos sean los que levantaron la candidatura de Bernie Sanders. Sobrevuela un deja vu hippie, pelo largo, pacifismo, flores y bicicletas.
Distinta fue la composición social de otro tipo de manifestaciones, más locales vinculadas al barrio en las que el 90% eran negros. Sin embargo, rápidamente desde los guetos negros partió la consigna de avanzar sobre zonas de alto poder adquisitivo para evitar desbordes en los vecindarios propios con las consecuencias devastadoras que otros levantamientos tuvieron.
A medida que las protestas crecían, los afroamericanos empezaron a dejar sus barrios porque, según sus testimonios, iban perdiendo el miedo. Del mismo modo, personas de más edad comenzaron a manifestarse, aunque siempre en proporciones menores.
Demandas
La protesta se articuló fundamentalmente en torno a la consigna “Las vidas negras valen”, lo que parece demasiado poco para la intensidad de las mismas. Sin embargo se están perfilando otras reivindicaciones, la que está cobrando fuerza es “Desfinanciar la policía”, es decir quitarle parte de sus enormes presupuestos y destinarla a programas sociales: vivienda, subsidios, empleo.
Otros más extremos piden directamente la desaparición de las policías y la creación de organizaciones comunales que se encarguen de la seguridad.
En Seattle han tomado los edificios gubernamentales, declarado la zona como autónoma y elevado un petitorio en el que solicitan la eliminación de la policía, de los institutos penales de menores, la reparación a las víctimas de violencia policial, la liberación de los presos por delitos relacionados con marihuana y varios reclamos vinculados. Además de salud y educación universitaria gratuitas.
En la larga lista de reivindicaciones hay dos que sorprendentemente no figuran: género y ambiente. Es de esperar que, a medida que el movimiento se consolide, aparezcan como ejes centrales.
Es imposible prever el rumbo de tan enorme manifestación de rebeldía, lo que ya lograron es ubicarse con fuerza en la agenda pública, social, cultural y simbólica.
*La autora es socióloga