La que finaliza fue una semana ganada por los números de las encuestas, que comienzan a ser gravitantes a la hora de tomar definiciones sobre el rumbo de la campaña en cada una de las agrupaciones o frentes que competirán el 12 de setiembre.
Adquirieron notoriedad, alertando a los protagonistas, los porcentajes de indecisos que presentan los sondeos en la provincia. Muchos dicen que esa postura ciudadana se puede haber incrementado en los últimos días como resultado del escándalo de Olivos. Su estruendosa repercusión, mediática y política, no sólo puede jugarle en contra a los intereses del oficialismo nacional, aquí oposición; también podría profundizar el desencanto de buena parte de la población con su dirigencia sin distinción de rótulos partidarios.
Si bien no todos los encuestadores que trabajan en Mendoza coinciden en los porcentajes de la indecisión ciudadana, no hay duda de que la incertidumbre sobre qué hacer en el cuarto oscuro dentro de tres semanas puede haberse acrecentado como consecuencia de los escándalos y peleas en general que trascienden. El de la residencia presidencial suma a la situación un casi total componente de indignación.
Por todo ello, en los principales espacios ahora también se fijan mucho en el mínimo de intención de voto que presentan los sondeos. Tanto radicales como peronistas mendocinos lo que pretenden saber es con qué porcentaje llegarán al día de la elección. Ahora no miran tanto el techo electoral sino el piso, que es más importante. Hay preocupación más allá de la tendencia a una mayor paridad entre fuerzas que suele caracterizar a las legislativas de mitad de mandato.
En lo que respecta al oficialismo provincial, Suárez ratifica la tendencia que ya marcaban sus propias encuestas hace un par de meses: está llamado a ser el gran elector en la ya cercana cita electoral. Es por eso que hay inquietud por el desgaste que supone, para todos, la sucesión de escándalos y denuncias. Y hay esmero para que nada parecido surja en estas tierras.
Alfredo Cornejo, que competirá por la máxima categoría que se pone en juego en estas elecciones, la de senador nacional, mantiene un perfil relativamente bajo para su habitual ímpetu. Lo mismo que Cobos. El Gobernador, que sigue figurando como precandidato al Senado nacional mientras la Justicia no determine lo contrario, domina la imagen en la vía pública y la publicidad en general, solo o junto a alguno de sus referentes para el Congreso. Suárez los pidió y los tuvo (al frente de las listas nacionales), dicen en su entorno refiriéndose a su deseo de protagonismo junto a Cobos y Cornejo.
Además, el Gobernador fue bastante módico a la hora de pedir lugares para los suyos en las listas. Colocó a su ministra Juri con un pie casi seguro en el Senado nacional y se ubicó expectante como suplente sabiendo que lo esperaba un desafío fuerte por la interpretación de la cláusula constitucional provincial que, a priori, no le permite integrar la lista. Pero está y, aunque sea por una cláusula, retoma junto a su ministro Ibáñez una discusión que algo tenga que ver con la postergada reforma constitucional que impulsó.
En la semana que finaliza también se reiteró desde el Gobierno que la campaña del oficialismo será corta y austera. Por otra parte, ya no se permiten actos de gobierno que puedan ser considerados como propuesta electoral.
Como corresponde a una convocatoria a elecciones de medio término, Suárez pone a consideración lo hecho hasta ahora para que los mendocinos lo evalúen con el voto. Su aspecto fuerte, ya se ha dicho muchas veces, fue el manejo de la pandemia y la apertura temprana y paulatina de las actividades vinculadas con la economía. En un contexto de emergencia sanitaria, del que aún no se sale, lo suyo fue prolijo. Le corresponderá a la oposición local proponer el debate.
En el Frente de Todos no descartan que el votante peronista no kirchnerista, que es bastante numeroso en Mendoza, pueda estar buscando alternativas no satisfecho con la oferta existente o porque directamente no se siente seducido por Fernández Sagasti y el resto de la dirigencia identificada con el camporismo nacional, que influye directamente aquí y se mueve al amparo de las decisiones que toma Cristina Kirchner.
El problema que se presenta para elegir una tercera fuerza es la variada oferta que tienen los mendocinos en esta convocatoria. Aquella posibilidad de un espacio de centro-derecha muy fuerte y competitivo liderado por De Marchi se opacó bastante cuando el actual diputado nacional y referente del Pro decidió permanecer con su partido dentro de Cambia Mendoza, luego de acordar con el radicalismo la distribución de candidaturas tanto nacionales como provinciales y municipales. Se trató de una decisión lógica y práctica.
Tras aquella definición, varios dirigentes que hasta hubiesen aceptado salvar diferencias políticas con tal de integrar un espacio muy competitivo, que varios soñaban liderado por De Marchi, no tuvieron otra salida que encarar el proceso electoral por diferentes caminos.
Para la gente, por su parte, el actual escenario no le ofrece un dirigente “anti político”, como otros que a lo largo de los años aparecieron de tanto en tanto en la escena mendocina y muy especialmente a la hora de votar en legislativas. Ramón, por qué no, puede haber sido el último ejemplo, pero lo suyo se diluyó, al menos por ahora, en el amplio recipiente del kirchnerismo. Y la osadía “separatista” del Mendoexit se institucionalizó con otras fuerzas.
En la búsqueda del voto no kirchnerista se mueve el sector que lidera el médico peronista Jorge Pujol. Por otro lado, va tomando trascendencia paulatinamente, según algunas encuestas, el Partido Verde, que tiene a Emanuel Fuggazzotto como uno de sus principales armadores y a dos ex socios políticos de Ramón, Romano y Vadillo, como precandidatos al Congreso. Fugazzotto se postula para la Legislatura.
Vamos Mendocinos, el espacio que comparte el Partido Demócrata con el Mendoexit, la Coalición Cívica y otros sectores, sigue sumido en la pelea judicial por la precandidatura a senador nacional del gobernador Suárez. Con mucha convicción no deja esta pulseada y ahora apuesta a la Corte Suprema de la Nación luego de que la Cámara Electoral Nacional, por mayoría, se expresara a favor de la propuesta de Cambia Mendoza. El voto en disidencia del camarista Alberto Dalla Vía avaló los argumentos con los que este espacio opositor sostiene su rechazo a la presencia del Gobernador en la boleta electoral y con ellos intentará que se expida la máxima instancia judicial del país. Debería pronunciarse rápido la Corte en virtud de los tiempos electorales.
De todos modos, los referentes de Vamos Mendocinos no desean que la imagen del frente quede limitada a la puja por la precandidatura de Suárez y prometen mayor presencia pública para buscar ser la tercera opción que pensaron. El adversario a vencer, remarcan, es el kirchnerismo; el mismo rival del oficialismo de Cornejo y Suárez. ¿Y las diferencias entonces? Les suelen objetar un estilo de armado político y de gestión en algunos aspectos muy similar al del modelo K.
Vaivenes en las tendencias de voto que principalmente alcanzan y preocupan a los espacios mayoritarios. Deben ser tenidos en cuenta, porque si al escándalo en la residencia presidencial le sumamos que la real preocupación de la amplia mayoría de la gente pasa por la inflación, la falta de empleo y tantas otras derivaciones de la crisis económica, el descreimiento en el sistema político vigente puede llegar a niveles preocupantes.