La oportunidad de los gobiernos locales y la calidad educativa

Los municipios tienen una oportunidad en el sistema de educación no formal, pero deben velar para que el servicio que se presta sea de calidad y contribuyan al sistema productivo local.

La oportunidad de los gobiernos locales y la calidad educativa
La gastronomía suele ser una de las capacitaciones con rápida salida laboral. (Javier Ferreyra / Archivo)

Cuarenta años de democracia, gobiernos locales y educación fueron los disparadores durante el primer encuentro de Diálogos por la Democracia, organizado por La Usina de Ideas con el apoyo del Centro de Estudios del Hábitat Humano de la UNCuyo (CEHA), el Centro de Estudios Municipales y Provinciales (Cemupro) y la Municipalidad de Godoy Cruz.

Junto Fabio Quetglas (especialista en desarrollo de ciudades y territorio y diputado nacional) y Tadeo García Zalazar repasamos estas cuatro décadas con las materias aprobadas y las deudas pendientes de aquel puntapié que marcaba Raúl Alfonsín en su primer discurso como presidente en 1983: “La democracia es un valor aún más alto que el de una mera forma de legitimidad del poder, porque con la democracia no solo se vota, sino que también se come, se educa y se cura”.

Los diagnósticos son conocidos y seguramente la lectura de estas líneas, le lleve a revisar en su propia vida y en las experiencias de sus conocidos a cuánto está de aquella premisa devenida en deseo.

En este contexto, son los gobiernos locales -como se prefiere llamar a los gobiernos municipales- quienes tienen mayor protagonismo y han sumado desafíos en una época en que la agenda pública global es cada vez más local y es más evidente que el desarrollo de las ciudades de hoy impactará en el futuro. Hace rato -al menos unos 20 años- dejaron de ser los meros prestadores del mantenimiento del espacio público y la recolección de residuos. Incluso las metas de los Objetivos para el Desarrollo Sostenible apuntan a los municipios. “El liderazgo de los gobiernos locales constituye una de las fuerzas impulsoras más importantes para el logro de los ODS. Los gobiernos locales son fundamentales porque los ODS son locales”, remarcan desde Agenda 2030 en América Latina y el Caribe.

Entre las nuevas competencias (que Lucas Carballo Pozzo Ardizzi ya mencionaba en ‘Los nuevos desafíos para la gestión del desarrollo local’ publicaba en el Anuario de Ciencias Políticas y Sociales en 2002) se destacan la promoción económica; “procurar el bienestar de la población asumiendo un papel activo en el diseño, evaluación e implementación de la política social”; el cuidado del medio ambiente; y “vincular al sistema educativo con el sistema productivo para evitar la emigración de su población, apoyar la formación de recursos humanos y fortalecer las empresas y emprendimientos locales”.

“El municipio como referencia educativa es una oportunidad para potenciar la integración de la ciudadanía a su contexto”, advierte José Luis Muñoz Moreno, en su libro ‘La participación de los municipios en la educación’.

Sin embargo, los riesgos de una descentralización sin recursos, las desigualdades e inequidades que se pueden sumar son aspectos que impiden imaginar un escenario de calidad educativa en nuestra Argentina.

Tadeo García Zalazar abre el paraguas y explica que los municipios pueden ampliar su rol con presupuestos y normas claras, pero no pueden hacerse cargo del sistema. “Por ahora los municipios sólo tenemos vinculación con SEOS (Servicio Educativo de Origen Social). Ése es el aporte: jardines con niños de 0 a 3 años. La primera infancia puede ser abordada integralmente, pero necesariamente debe complementarse con salud y alimentación”, detalla.

En general, los municipios mendocinos también acercan a sus poblaciones cursos de capacitación con salida laboral. Ésa es una oportunidad, de acuerdo a Quetglas, quien considera que las posibilidades van más allá de la Educación formal (nivel inicial, medio, superior). Tal como plantea, la educación requiere flexibilidad y la formación es un capítulo de una estrategia de desarrollo económico.

“Soy proclive a que los gobiernos locales tomen protagonismo”, asegura el especialista. La clave está -destaca- en apuntar a la calidad, que es lo que debería mantener el nivel estatal. “La calidad es una decisión”, reitera y sostiene que el debate de la calidad de los servicios públicos es un tabú.

Esa calidad se sostiene si, por ejemplo, esas formaciones asociadas al desarrollo económico local son aprobadas cuando el programa, los formadores, la duración son adecuados. “La educación no formal no es el Nacional B de la educación. Hay que perfeccionar esa prestación y que sea de máxima calidad”, aporta como punto de partida para el debate.

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