La nueva batalla de Milei en España

¿Cómo reaccionaría la sociedad argentina si el presidente español Pedro Sánchez viniera reiteradamente al país a participar de actos de la oposición más acérrima? Lo tomaría como lo que es: un activismo invasor, agravado por la premeditación y la reiteración. Pues bien, es lo que está haciendo ahora Milei recibiendo una condecoración de una de sus opositoras más acérrimas.

Javier Milei y Pedro Sánchez, presidentes de Argentina y España, respectivamente.
Javier Milei y Pedro Sánchez, presidentes de Argentina y España, respectivamente.

En España, la política cayó en la grieta que parte a la sociedad. En las cúpulas del oficialismo y la oposición hay provocadores abocados a construir poder amasando odio. El euro-parlamentario Hermann Tersch y su líder, Santiago Abascal, son la artillería pesada con que el partido ultraderechista Vox bombardea todo el tiempo a la izquierda, la centroizquierda y la centroderecha.

En el gobierno de centroizquierda, el ministro Oscar Puente es la boca de grueso calibre que más a menudo utiliza Pedro Sánchez para disparar sobre sus blancos. Mientras que en el opositor Partido Popular (PP), Isabel Díaz Ayuso es la ametralladora que tira ráfagas contra todo lo que no sea conservador. Pero la particularidad de la presidenta de la Comunidad de Madrid es que su agresivo activismo suele desmarcarse de su partido centroderechista, además de habitar las fronteras del PP con Vox, con posiciones que parecen más cercana a la agrupación ultraderechista.

La distinción que dará a Javier Milei no es, como gesto, equivalente al que tuvo con Volodimir Zelensky y Daniel Noboa. El presidente ucraniano tiene un vínculo excelente con Pedro Sánchez y el ecuatoriano mantiene una buena relación.

En cambio el presidente argentino está en guerra abierta con Sánchez, por lo tanto, lo que busca Díaz Ayuso al premiarlo es atacar a la coalición centroizquierdista que gobierna su país. Por eso este nuevo viaje de Milei a Madrid, estando en una guerra de palabras y gestos con el gobierno español, implica un activismo invasor. En este caso, poniendo también en posición incómoda al rey al solicitarle, sin éxito, una audiencia, ya que, como jefe de Estado, Felipe VI no puede reunirse oficialmente con un líder extranjero enfrentado con su gobierno.

No importa quien comenzó la pelea. Lo que importa es lo que implica el activismo de Milei al viajar permanentemente a España y actuar en su escenario político. ¿Cómo reaccionaría la sociedad argentina si Pedro Sánchez viniera reiteradamente al país a participar de actos de la oposición más acérrima?

Lo tomaría como lo que es: un activismo invasor, agravado por la premeditación y la reiteración.

Diferente al roce que hubo con Chile, en ese caso por un panel invasor.

La reacción del gobierno trasandino al descubrirse el panel solar instalado tres metros dentro de su territorio, fue moderada. La diplomacia argentina respondió pronto y bien, al admitir el error, comprometerse a corregirlo y pedir disculpas. El problema es que la corrección del “error” se pensaba hacer recién en el verano. Eso hizo audible la queja chilena.

¿Se extralimitó Gabriel Boric al decir “en cuestiones fronterizas no debe haber ambigüedades, o sacan el panel o lo haremos nosotros? En Argentina, tal posibilidad rondó comentarios en círculos políticos y en formadores de opinión que tratan con particular consideración a Milei. Esos comentarios describían las palabras de Boric como matonería imprudente.

En muchos casos se repitió que traspasar la frontera apenas tres metros es un error insignificante, que en modo alguno justifica las palabras de Boric. Una observación desacertada.

En cuestiones limítrofes, tres metros pueden no ser tres metros. Lo son en el punto exacto donde se violó la frontera. Pero a partir de ese punto, la proyección de la línea alterada puede desviarse exponencialmente. En esa proyección los tres metros podrían convertirse en decenas o centenares de kilómetros cuadrados.

Acierta el presidente chileno al afirmar que en cuestiones limítrofes no puede haber ambigüedades. Y aceptar el error y pedir disculpas, pero asumiendo un compromiso sin precisión temporal, aunque claramente no inmediato, es una ambigüedad.

Ese fue el punto donde la correcta reacción argentina, pasó a ser nebulosa. Lo expresado por Boric podría considerarse desmesura de haberlo dicho en un discurso premeditado, en un comunicado oficial o en una conferencia de prensa convocada por ese tema. Pero habló en una conferencia de prensa dada en Europa, donde la agenda periodística pasaba por otros temas y un corresponsal preguntó sobre la base militar argentina “Hito 1″ en Tierra del Fuego.

De todos modos, ambos gobiernos hicieron prevalecer el entendimiento y las buenas relaciones. Falta que las voces argentinas que cuestionaron a Boric dejen de lado las posiciones ideológicas y acepten la sensibilidad de las cuestiones limítrofes.

En 1981, Suecia descubrió que Finlandia había violado su frontera en una isla remota del Mar Báltico de sólo tres hectáreas. En 1885, los fineses habían construido un faro y un casi siglo más tarde se descubrió que estaba dentro del espacio sueco, según la línea recta que dividía el territorio insular llamado Market.

Por ese error seguramente involuntario, hubo una negociación que cambió lo que era una línea recta por un trazado en forma de S, para compensar a Suecia por el espacio tomado por Finlandia, sin tener que destruir el faro invasor.

* El autor es politólogo y periodista.

Tenemos algo para ofrecerte

Con tu suscripción navegás sin límites, accedés a contenidos exclusivos y mucho más. ¡También podés sumar Los Andes Pass para ahorrar en cientos de comercios!

VER PROMOS DE SUSCRIPCIÓN

COMPARTIR NOTA