Las imágenes de los incendios que se están dando en distintas zonas del país, especialmente en la Patagonia, sinceramente preocupan a todos. A mí también me preocupa ver esas pequeñas aeronaves cuyos tripulantes heroicamente luchan contra los siniestros y lo hacen con heroísmo, porque es muy riesgoso volar sobre zonas en llamas; además por las características de las aeronaves, la capacidad del agua que arrojan es ínfima ante tanto fuego.
Esto me hizo acordar que a principio de la década de los ’80, hace poco menos de 40 años, estaba por volar como tripulante de un avión Hércules C-130 en mi función de operador de Sistemas de Entrega Aérea, integrando una comisión a un establecimiento en San José, California, para realizar un curso sobre la operación e instalación inmediata en el Hércules de un sistema modular de lucha contra incendios desde el aire; que no se si era para cómpralo o fabricarlo en el país.
Por razones del servicio no fui designado y al regreso uno de mis camaradas y amigo, me dio detalles técnicos y gráficos del sistema. No sabía que existía algo tan práctico y económico en su utilización, con grandes ventajas y fue hace casi 40 años.
Se trataba de un sistema autónomo auto transportable en un avión Hércules C-130, cuyo peso es de 4.800 kg, capaz de arrojar sobre el terreno incendiado 11.400 litros de agua y productos químicos retardantes del fuego que se traslada en 5 módulos de 2.300 litros, que lo puede arrojar sobre el fuego en un área de 60 x 610 m, en unos 7 segundos. No arroja solo agua, sino un retardante del fuego en el suelo, cuya acción se pude manejar antes de arrojarlo.
La instalación en el avión Hércules C-130 se puede realizar sin modificación alguna de la aeronave y la recarga completa se puede hacer en solo 15 minutos.
Para embarcar y retirar el elemento del control principal maestro y los 5 módulos de tanques de agua y el retardante, utilizan el sistema paletizado que cuenta el C-130 donde el módulo para desinstalarlo ya sin agua e instalarlo completo para la operación, se desplaza dentro del avión rápidamente sobre rodillos, como se hace normalmente con la carga.
Durante la operación, al acercarse a la zona del incendio, el Hércules abre su puerta y rampa trasera donde automáticamente se despliegan 2 tubos de 45 cm que descargan a requerimiento a una velocidad de 145.000 litros por minuto.
Sería conveniente que nuestras autoridades, realicen un estudio sobre esta posibilidad.
*El autor es historiador antártico. Presidente Fundación Marambio.