La limpieza metafórica

Valor metafórico de la limpieza es el que connota “hacer que un lugar o colectividad queden libres de los elementos que se consideran sobrantes o perjudiciales”.

La limpieza metafórica

Cuando empleamos un vocablo, podemos usarlo en su significado denotativo, esto es, con el primer valor con que aparece en el diccionario, pero –he ahí la riqueza de nuestras expresiones–, la mayoría de las veces, le damos connotaciones diferentes que solamente podemos comprender a partir del contexto.

Hoy vamos a ejemplificarlo con términos que hacen a la limpieza cotidiana que, además de su valor literal, pueden dar a entender otras realidades. En primer lugar, consideraré el verbo “limpiar”: su etimología nos remite al latín, lengua en la que hallábamos el adjetivo “limpidus”, con el valor de “terso, puro, sin mancha, limpio”. Así, la definición de ‘limpiar’ es “quitar la suciedad o inmundicia de alguien o de algo”: “Después de la tormenta, las máquinas limpiaron las calles de la ciudad”. Un sentido derivado es el que nos dice “quitar lo que es superfluo o que estorba”: “No cocine el pescado sin haberlo limpiado antes”.

Valor metafórico es el que connota “hacer que un lugar o colectividad queden libres de los elementos que se consideran sobrantes o perjudiciales”: “Es necesario limpiar la administración pública de empleados desinteresados de su labor”. En el ámbito delictivo y con valor coloquial, ‘limpiar’ es “hurtar o robar algo”: “Me limpiaron todo, hasta las cacerolas”. Análogamente, en el juego de naipes, se habla de ‘limpiar’ para aludir a que alguien gana todo el dinero: “No sé si es hábil o tramposo, pero nos limpió a todos”. Siempre en el ambiente del delito y en nuestro país y Uruguay, ‘limpiar’ equivale a “asesinar”: “Lo limpiaron con alevosía”.

El adjetivo “limpio”, además de señalar la ausencia de mancha o suciedad, puede referirse al que tiene el hábito del aseo y la pulcritud; asimismo, si se habla del grano de los cereales, significa que no posee mezcla de otra cosa. Pero, ya con valor metafórico, decimos de alguien que es ‘limpio’ si está libre o exento de cosa que dañe o inficione: “La investigación demostró que la acusación era falsa y que él se encontraba absolutamente limpio”. Es equivalente a “honrado, decente; inocente, que no tiene culpa”.

Del mismo modo, si tomamos el sustantivo “limpieza”, metafóricamente significa “pureza, castidad”: “En su cándida mirada, se evidenciaba la limpieza de la jovencita, injustamente acusada”. Análogamente, en los negocios, la ‘limpieza’ se refiere a la integridad con que se procede en ellos. En un juego, se procede con limpieza cuando sus reglas se observan estrictamente. Y en cualquier asunto, en general, la limpieza alude a la precisión, destreza y perfección con que se ejecuta algo.

Y podemos ver qué sucede con “lavar”: a su significado inicial de “limpiar algo con agua u otro líquido”, le sumamos el de “purificar, quitar un defecto, mancha o descrédito”: “Con esa dádiva, ha pretendido lavar su acción delictiva”. Pero el diccionario académico nos da como significado el de “blanquear”, equivalente a ajustar a la legalidad fiscal el dinero negro: “Mantienen esa entidad educativa como un modo de lavar dinero ilegal”. En este sentido, recordamos que “en blanco”, en nuestro país y coloquialmente hablando, significa “de conformidad con las prescripciones y ordenanzas legales”: “Es necesario que tenga a todo su personal en blanco”.

El lavado se realiza, a menudo, mediante la acción de “regar”, que queda definida como “esparcir agua sobre una superficie, como la de la tierra, para beneficiarla, o la de una calle o un recinto para limpiarlos o refrescarlos. Pero, metafóricamente, puede significar “desparramar, difundir”: “Los rumores de destitución regaron la ciudad”.

Cuando esparcimos un líquido en gotas muy tenues, a manera de polvo, decimos que “pulverizamos”; pero, en sentido figurado, ‘pulverizar’ es “deshacer por completo algo incorpóreo”: “Con esos argumentos, pulverizó al abogado de la querella”.

Valor metafórico puede tomar también “barrer”: su significado denotativo es “limpiar la suciedad de un lugar arrastrándola con algo, como una escoba”; pero, metafóricamente, puede tomar varias acepciones: “eliminar de un lugar, por completo, una cosa, un conjunto de cosas o de personas”: “Barrieron de la entidad a todos los contrarios a la línea de gobierno”. Más dura es la acepción que dice “acabar con algo o con alguien o destruirlos”: “Las palabras del funcionario barrieron todas las críticas”. Asimismo, ‘barrer’ es “vencer de modo contundente a un adversario”: “En poco tiempo, los locales barrieron al equipo visitante”. Existe una acepción que alude a “examinar un lugar detenidamente buscando algo”: “Con bravos sabuesos, los agentes policiales barrieron el lugar de los hechos detrás de algún vestigio importante”.

En relación con la acción de ‘barrer’, encontramos la locución verbal coloquial “vender alguien una escoba” que connota a alguien que tiene actividad u obtiene éxito en las actividades que emprende; el diccionario académico nos aclara que se usa en contextos negativos o irreales: “Ese comerciante deshonesto, para ganar plata, es capaz de venderte una escoba”.

Si unimos los dos términos precedentes, ‘barrer’ y ‘escoba’, armamos la conocida paremia “Toda escoba nueva barre bien”. El Centro Virtual Cervantes recoge esta forma y la explica diciendo que lo que no se ha usado tiene mejor rendimiento pues no ha sufrido deterioro. Una variante es “escoba vieja sabe dónde está el polvo”.

Para referirnos a la acción de eliminar la suciedad, se usa el verbo “sacudir” cuya primera definición es “golpear algo o agitarlo en el aire con violencia para quitarle el polvo o enjugarlo”; pero, metafóricamente, puede ser “conmocionar, alterar el ánimo de alguien”: “Su discurso sacudió mi depresión y me dispuse a hacer otra cosa”. Famoso es el retruécano que nos recuerda: “Cuando uno sacude el cajón de los recuerdos, son los recuerdos los que terminan sacudiéndolo a uno”.

El polvo lo eliminamos con un plumero; con este vocablo, se forma ‘vérsele a alguien el plumero’, como locución verbal coloquial que toma el valor, respecto de alguien, de “descubrirle sus intenciones o defectos”: “Después de haber comenzado de modo exitoso, ahora se le va viendo el plumero al nuevo funcionario”.

* La autora es profesora consulta de la UNCuyo.

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