La importancia de fomentar el trabajo registrado

La tendencia actual es la acumulación de beneficios en la población sin empleo formal. Este proceso se intensificó en 2024 con la duplicación del monto de la AUH. Además, esta acumulación resulta muy ineficiente desde el punto de vista de la gestión, ya que es inequitativa y distorsiona el funcionamiento del mercado laboral.

La importancia de fomentar el trabajo registrado

La acumulación de beneficios asistenciales (para receptores de la Asignación Universal por Hijo, AUH) discrimina a familias con ingresos similares pero con trabajo formal. Este fenómeno presenta dos problemas principales. Por un lado, es inequitativo. Por otro, desincentiva la formalización laboral. Por ello, es necesario unificar el sistema y definir los beneficios en función del ingreso familiar, y no de la inserción laboral.

El sistema de asignaciones familiares surgió en la década de 1950, gestionado por entidades privadas sectoriales. En la década de 1990, se estatizó e incorporó a la Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSES), y en 2009 se añadió la Asignación Universal por Hijo (AUH). En 2016, se incluyó a los trabajadores del Monotributo en el sistema. A partir de 2020, comenzaron a otorgarse beneficios adicionales exclusivamente a los receptores de la AUH, como el Plan Alimentar y la Ley de los 1.000 días. A fines de 2023, el monto de la AUH se duplicó.

Si tomáramos un caso concreto con dos familias, una con empleo formal y la otra con empleo informal, ambas con tres hijos, uno de los cuales es menor de tres años, en 2019 ambas familias recibían $215.000 a valor actual, ya sea en concepto de asignación por hijo (familia formal) o AUH (familia informal). Sin embargo, para septiembre de 2024, la familia con empleo formal cobra $126.000 por asignación por hijo, mientras que la familia con empleo informal recibe $390.000 por AUH. Esto significa que por trabajar en la informalidad, se recibe más de tres veces el monto asignado por hijo que el percibido en la formalidad.

Esta situación refleja una desvalorización de la asignación por hijo para los trabajadores formales, mientras que los informales experimentan un fuerte aumento. ¿Qué genera esta situación? La inequidad entre hogares con ingresos similares, simplemente por tener una inserción laboral diferente. Y un fuerte desincentivo para optar por el trabajo formal, ya que induce a quienes están menos calificados a permanecer en la informalidad.

La tendencia actual es la acumulación de beneficios en la población sin empleo formal. Este proceso se intensificó en 2024 con la duplicación del monto de la AUH. Además, esta acumulación resulta muy ineficiente desde el punto de vista de la gestión, ya que es inequitativa y distorsiona el funcionamiento del mercado laboral. Este error en las políticas públicas proviene de la concepción de que la vulnerabilidad social está asociada a la AUH, sin evaluar que las familias con miembros activos que son asalariados o cuentapropistas formales, en los tramos más bajos, tienen ingresos similares a los trabajadores informales. Enfocar los recursos en la AUH, descuidando la asignación por hijo para los trabajadores formales, promueve la pobreza estructural.

En resumen, lo adecuado sería unificar el monto de la asignación por hijo. Es decir, que independientemente del tipo de inserción laboral, el monto recibido por los hijos sea el mismo, hasta determinado nivel de ingreso familiar. Esta medida sería una señal muy positiva para incentivar el empleo formal, que es un factor clave en la búsqueda de la movilidad social.

*El autor es profesor de la Universidad del CEMA.

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