La identidad borrada (II)

El diccionario académico nos da “de morondanga” con el significado de “despreciable, de poco valor”.

La identidad borrada (II)
Alguien plantea si es lícito utilizar los términos “ninguneo” y “ningunear”? / Foto: Archivo Los Andes

Volvemos al tema tratado en la nota anterior, que se refería al modo de minimizar la identidad de alguien. Reiteramos algunos conceptos: la persona viene hablando y dice que un “quídam” anda merodeando por el sitio. No todos comprenden qué quiere significar. En efecto, el vocablo “quídam” no es conocido, en general. Proviene del pronombre indefinido latino “quidam” (“uno, alguno”), escrito sin tilde en aquel idioma, y hoy tiene un uso despectivo pues señala a un individuo desconocido; también puede aludir a alguien cuyo nombre se desea ocultar o a una persona a la que no se concede ninguna importancia ni valor. Así, podemos leer: “Esas pinturas son de un quídam que no conocemos”.Debemos pronunciar la palabra conforme a la fonética latina, esto es, “cuidam” con la “u” que se escuche. Al usarse en español, tomó tilde como vocablo grave; su plural es “quídams” y conserva el acento ortográfico por ser palabra grave terminada en -s agrupada con otra consonante: “No le haga caso; ¡son unos quídams que no saben lo que quieren!”.

De modo análogo, escuchamos, con carácter despectivo, hablar de un “quía”: ¿qué se quiere significar con este término? Se relaciona con el anterior “quídam”, que ya analizamos, y tiene como ese vocablo, aplicación en el lunfardo. Significa, igual que aquella palabra, “sujeto indeterminado, alguien de poca monta”. También se lo puede usar para referirse a una persona, sin mencionar su nombre: “Pedile permiso al quía para salir”.

Y todos utilizamos el término “cualquiera”: ¿cuál es su valor? Debemos diferenciar “cualquiera” con funcionamiento adjetivo, de “cualquiera” con funcionamiento sustantivo. En los dos casos, el valor significativo es denotar que la persona o cosa a la que se refiere es indeterminada. Si es adjetivo, se apocopa delante de un sustantivo, ya masculino, ya femenino: “cualquier cosa”, “cualquier problema”. Y su plural es “cualesquiera”: “Ya habían colocado sobre el escritorio unos documentos cualesquiera para revisar”.Si “cualquiera” funciona como sustantivo, toma el significado de “persona de poca importancia o indigna de consideración” y, muchas veces, queda precedido del indefinido “un”: “No lo conocemos en este medio, para nosotros es un cualquiera”. Es común en cuanto al género, lo que significa que se puede decir “un cualquiera” o “una cualquiera”, pero este último uso señala a una mujer de moral sexual relajada. El plural del sustantivo “cualquiera” es “cualquieras” y no debe confundirse con el plural “cualesquiera” que usábamos para el adjetivo: “Se corrompió por su trato con unos cualquieras”.

Hay que tener en cuenta que, a veces, “cualquiera” puede tener el sentido generalizador de “todo el mundo”: “Cualquiera se da cuenta de ese fraude”. Además, nos dice el Panhispánico, puede señalar que una acción es imposible de cumplir: “¡Cualquiera duerme con semejante ruido!”. También, si se usa con el verbo “ser” y seguido de un “que”, toma el valor de una concesión, equivalente a “sea cual fuere, sea cual sea”: “Cualquiera que sea su postura, lo apoyaremos”.

Equivalente a “cualquiera” es otro indefinido: “quienquiera”; por lo general, lleva a continuación el relativo “que”, que no debe omitirse: “Quienquiera que sea el culpable, será castigado con severidad”. Su plural es “quienesquiera”: “Los extranjeros, quienesquiera que fueran, no eran fáciles de derrotar”

Un adjetivo que hemos usado muchas veces es “enésima” en la expresión “a la enésima potencia”: ¿qué significa? Para entender su valor, descomponemos el término y nos encontramos con “ene”, que señala una cantidad indeterminada, y la terminación numeral “-ésima”. En efecto, “enésimo” significa “que ocupa un lugar impreciso y elevado en una serie de cosas” y, en el ámbito matemático del cual proviene, “que corresponde a un lugar indeterminado en una sucesión”. Veamos algún ejemplo: “He reclamado a la municipalidad por enésima vez”. O “Hay una inflación cruel, con precios aumentados a la enésima potencia”.

En el lunfardo, también encontramos un vocablo que, a veces, se desliza en el hablar: se trata de “cualunque”, proveniente del italiano “qualunque”, con el significado de “cualquiera, quienquiera”: “No se te ocurra reclamar, si es un material cualunque”.

Alguien plantea si es lícito utilizar los términos “ninguneo” y “ningunear”: ¿están permitidos? ¿figuran en el diccionario? Los dos vocablos están incorporados al diccionario académico: del verbo “ningunear” nos dice la definición que significa “no hacer caso de alguien, no tomarlo en consideración; menospreciar a alguien”: “Lo ningunearon sin piedad, tanto con las actitudes como con las palabras”. Asimismo, el sustantivo “ninguneo” figura como equivalente a “menosprecio o indiferencia hacia una persona”: “Siento su envidia por el permanente ninguneo a mi persona”. Tengamos en cuenta que se vinculan ambos vocablos al indefinido “ninguno”, que indica siempre ausencia o inexistencia. Hay un uso, instalado sobre todo entre los jóvenes, cuando para minimizar a alguien o para desmerecer sus acciones usamos ese indefinido: “No me importan sus declaraciones, es ninguno”.

Por fin, vamos a hablar de algo que no tiene importancia y usamos “de morondanga”. Para entender el valor de la locución, es necesario saber la etimología de “morondanga”, que proviene del adjetivo “morondo” (“pelado o mondado de cabellos o de hojas”), y del adjetivo “mondo” (“limpio”), más el sufijo “-anga”, que le da sentido despectivo, jocoso o chistoso. Los equivalentes a “morondanga” son elemento, cosa y objeto innecesario, inútil y discontinuo, de poca entidad o importancia. El diccionario académico de la lengua nos da “de morondanga” como una locución adjetiva de carácter despectivo, con el significado de “despreciable, de poco valor”. En cambio, para el Diccionario de americanismos, “morondanga” es una comida o guiso, un revoltijo de varios alimentos. “De morondanga” es una locución usada en Uruguay, Paraguay y Argentina, con carácter despectivo y referido a persona o cosa, equivalente a “de poca calidad, sin valor”: “Lo acompañaba un guitarrista de morondanga”.

También, podemos indicar nuestro menosprecio por un objeto utilizando los vocablos “berreta” y “berretada”: el primero es de tipo coloquial, para señalar que algo es de mal gusto o de mala calidad como en “No compre mercadería berreta”. El mismo valor posee “berretada”: “El festival ha sido una berretada”. Y, en cambio, “berretín” es meramente un capricho o indica la fijación con una idea: “Tiene el berretín de las cosas importadas”.

*La autora es Profesora Consulta de la UNCuyo.

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