En las familias suele existir cierto apego a determinados nombres, repitiéndose una y otra vez de generación en generación.
En el caso de los Roca el uso de Agustina llegó a ser extremo. La madre del general –a su vez hermana de Marcos Paz, vicepresidente de la Nación- llevó dicho nombre y posiblemente en su memoria las Agustinas proliferaron entre los Roca notoriamente.
De hecho, la hermana del presidente Roca se llamó así. Fue la menor de nueve deudos y la única mujer.
En 1867 ya habían fallecido ambos padres y desde el frente de la Guerra del Paraguay, Julio Argentino le escribió preocupado a su hermano Ataliva: “Nunca me dices nada de nuestra querida Agustina, ni cómo le va en el colegio, ni nada absolutamente. No es así como debemos honrar la memoria de nuestro querido padre, eludiendo y descuidando la educación de su hija querida, que no tiene más sostén que sus hermanos. Es preciso que pongas algún remedio a esto. Podemos hacer de Agustina una mujer distinguida, pues tiene aptitudes para ello”.
También le escribió a la muchacha recomendándole la ausencia de cartas con novedades: “es preciso que hagas a un lado la flojera y envíes a tus hermanos consuelo, que es grande para ellos, al recibir cartas tuyas. Y saber ¿cómo le va en el colegio? Y saber ¿cómo le va en el colegio? ¿qué es lo que estudia ahora? ¿qué adelanto ha hecho? ¿qué tratamiento recibe de sus maestras? ¿a dónde va a pasar los domingos? ¿Y si pasa alguna necesidad?”.
Sin duda los resultados fueron óptimos, la pequeña se convirtió en una dama de alcurnia y logró concretar dos excelentes matrimonios, aunque quedando viuda en ambos casos.
Llamativamente ella también llamó a una de sus hijas Agustina.
Lo mismo harían el mismísimo Julio Argentino y Rudecindo Marcial, el menor de los varones Roca.
La hija de este último lamentablemente se suicidó en diciembre de 1907, siendo sumamente joven.
En 1937 tuvo lugar un homenaje muy sentido al colocarse la piedra fundamental del monumento al General Julio Argentino Roca, ubicado frente a la sede central del INDEC, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Aquella jornada, entre todas las damas, destacó en primera fila la anciana Agustina Roca Paz.
En las imágenes, sus ojos rebozan de orgullo al ver inmortalizado a su hermano mayor. Por entonces era la única de la familia primigenia que quedaba con vida, falleció en septiembre de 1942 a los 90 años.
*La autora es Historiadora.