La imagen, publicada en algunos medios especializados, concentra más del 80 por ciento de la producción petrolera argentina. Allí están los gobernadores de Chubut, Río Negro y Neuquén. Entre ellos aparece el presidente de YPF, Pablo González, hombre fuerte en el esquema kirchnerista de Santa Cruz y posible candidato a la gobernación en 2023. Sólo faltó una de las “grandes”: Mendoza.
El contexto de esa foto fue la Expo Oil & Gas, la cita más importante de la industria petrolera nacional que se hizo en Buenos Aires desde el domingo al miércoles pasados.
El Gobierno provincial envió una delegación encabezada por el director de Hidrocarburos, Estanislao Schilardi, que hizo base en un stand. Como soporte también estuvo Emilio Guiñazú, que fue subsecretario de Energía hasta que, hace casi un año, fue designado al frente de la empresa estatal que administra Potasio Río Colorado.
Ni Rodolfo Suárez, ni el ministro de Economía y Energía, Enrique Vaquié, fueron. “Tenían otros temas en agenda”, explicaron en el Ejecutivo. “Los gobernadores que estuvieron sólo fueron para sacarse fotos”, sumaron desde el entorno del mandatario.
En Casa de Gobierno buscaron bajarle el precio a la exposición: “No es una reunión de negocios, sino de relaciones públicas. Consideramos que debían ir los especialistas. Además, nosotros somos YPF-dependientes y no hay mucho para hacer allí”.
Al director Schilardi le tocó disertar sobre el que se ha vuelto el “caballito de batalla” de la gestión: el programa de subsidios Mendoza Activa, que busca sostener la actividad económica y el empleo.
Mala suerte o imprevisión, esa charla coincidió con el final de la que dio el CEO de YPF, el mendocino Sergio Affronti, en el auditorio principal, y el inicio del acto de inauguración de la expo, que atrapó todas las miradas.
Sólo un puñado escuchó la propuesta provincial. Entre ellos estaba el representante en la petrolera estatal, Martín Kerchner. También se lo vio al diputado nacional Omar de Marchi, referente del Pro, aliado díscolo del oficialismo y siempre interesado en potenciar los hidrocarburos.
Esa “cumbre” se dio en un momento convulsionado en las relaciones de Mendoza con YPF. El reclamo por el precio del crudo que se autocompra la petrolera, para abastecer la refinería de Luján, tensó el vínculo que, a decir verdad, nunca fue óptimo.
La Provincia y la empresa estatal mantienen desde hace semanas una “guerra fría” por esa razón. En este contexto, algunos justifican el escaso peso político local en la Oil&Gas.
La crisis con YPF se da pese a que Mendoza es accionista de la empresa y tiene un sillón asignado en el directorio. Ese espacio lo ocupa aún Kerchner, quien a fines de abril asumirá como senador provincial y ya tiene reservada la jefatura del bloque oficialista para dar pelea al PJ.
La salida del legislador electo obligará a Suárez a ocupar la vacante, más codiciada que determinante. Aunque aún no hay definiciones, algunos especulan que el elegido podría ser Guiñazú, muy ponderado por el Gobernador en sus charlas privadas. Cualquiera sea el nombre, será una buena noticia para el actual ministro: Vaquié y Kerchner no se hablan.
La declinación y la oportunidad
El riesgo, si el conflicto escala, es uno concreto y temido: la caída del acuerdo sellado por la Provincia y la petrolera nacional, en julio de 2021, que asegura inversiones para los próximos años. A ninguna de las partes le conviene que eso ocurra. Hay mucho en juego.
El acuerdo es fundamental para Mendoza porque implica inversiones millonarias en dólares. Empezando por la modernización de la refinería de Luján, pero sobre todo por la recuperación terciaria en las áreas de Chachahuén y Cerro Morado, a las que podrían destinarse 500 millones de dólares si el resultado es positivo, y la perforación de dos pozos en el lado mendocino de Vaca Muerta, cuyo potencial hasta ahora es una incógnita.
Ambas apuestas, de tener éxito, cambiarían el escenario provincial.
Para YPF también es importante el pacto porque contempla la extensión por diez años de la concesión de tres áreas petroleras, que aún no se concreta, y la reducción a la mitad de las regalías que pagaría el crudo obtenido por la recuperación terciaria.
La producción petrolera provincial viene en declive desde los ´90, pero se precipitó en la última década y más aún en los últimos cinco años. Pasó de representar el 15,1% del total nacional en 2011, cuando se extraían 13.300 m3 promedio diarios, a sólo 10,8% en 2021, con 8.860 m3/día, según los datos publicados por la Secretaría de Energía de la Nación.
Esa caída, es cierto, se verifica también a nivel país porque todas las provincias hoy producen menos, salvo Neuquén. Pero en Mendoza, la baja de los últimos diez años fue más pronunciada: 33%. En Santa Cruz es de 30% y en Chubut, 15%. Por el contrario, los metros cúbicos neuquinos crecieron 68% gracias a Vaca Muerta.
En Mendoza, pese a todo esto, el rubro representa, por la sumatoria de explotación petrolera y refinería, casi 12% del PBG provincial, bastante por encima de la vitivinicultura y con unos 10 mil empleos muy bien pagos, al menos en relación al contexto.
De ahí que la actividad sea esencial para potenciar un crecimiento de la economía que hace una década no se registra. Y para eso es clave YPF.
La pelea nacionalizada
En la negociación del año pasado, Vaquié intentó incluir una nueva fórmula para definir el precio del crudo que declara YPF. Y fue el único punto de desacuerdo. La propia petrolera mostró la salida: llevar el reclamo a la Organización Federal de Estados Productores de Hidrocarburos (Ofephi) y así quedó plasmado.
La empresa estatal no sólo representa dos tercios de la producción local. También compra 96% del petróleo mendocino para usarlo en la refinería, a diferencia de lo que ocurre en el resto de las provincias, donde la demanda está diversificada.
Básicamente, el Gobierno provincial desconfía de las variables que considera “subjetivas”. La fórmula actual contempla el precio internacional del crudo, la calidad, de dónde lo sacaron, el flete, más un análisis del negocio a nivel global, que obviamente puede cambiar mes a mes de acuerdo a los vaivenes del mercado.
Mendoza pretende una fórmula “fija”, como la de hace 20 años. “Eso no existe hoy en el mundo”, dice un observador del sector petrolero. Sin las variables “subjetivas”, el Ministerio de Economía y Energía estima que YPF debió pagar a la provincia en 2021 U$S 37 millones más de lo que aportó por regalías, cánones e impuestos.
En el entorno de Vaquié insisten en que el objetivo no es modificar el valor que YPF paga a las otras petroleras que extraen en Mendoza. “Sólo nos interesa el valor del crudo que saca de sus pozos y va a la refinería”, remarcan.
Sin embargo, si el Gobierno logra que la empresa estatal se “autocompre” a un mejor precio ese crudo que produce acá, va a haber otros beneficiados, no sólo el Estado provincial. YPF es socia de Daniel Vila, José Luis Manzano y Omar Álvarez en algunos yacimientos del Sur y, si aumenta el valor del petróleo que se extrae allí, ellos automáticamente ganarían más.
El planteo mendocino por el precio del crudo llegó a la Ofephi el jueves 17, tres días antes del inicio de la Expo Oil & Gas. Allí, Vaquié expuso ante ministros de las otras provincias sus argumentos, entre los que sumó el valor que pagan otros compradores en el país. Ahora, el organismo pedirá una consultoría externa para que analice la fórmula y, en base a esa opinión técnica, tomar una decisión.
“El error de YPF fue no acordar con nosotros. Ahora todos se pueden sumar a nuestro reclamo”, advierten en el Ejecutivo e intentan identificar posibles aliados en la votación final.
Descartan que Santa Cruz se opondrá, a Chubut la ponen en el casillero de los indecisos y se ilusionan con el apoyo de Neuquén y Río Negro. La caja manda, dicen. Pero los tres gobernadores en los que desposita su esperanza Mendoza son precisamente los que, la semana pasada, estuvieron brindando con el presidente de YPF.