La falsa proscripción de Cristina

A Cristina Fernández no le interesa gobernar ni solucionar los graves problemas argentinos. Sólo le preocupan las posibles condenas de sus hijos.

La falsa proscripción de Cristina
Cristina Fernández De Kirchner Foto Federico Lopez Claro Juicio Vialidad

La verdad que quiere ocultar

Luego de conocer su condena Cristina, muy alterada, habló por su cadena nacional propia y le dijo a Magnetto de Clarín que se pusiera contento porque ella no sería candidata a nada en 2023, no quería que la oposición dañara al peronismo con campañas contra ella por su condena. Se entendió que había un renunciamiento de su parte, salvo para los que creen que siempre miente, lo que en algún momento se develaría y así fue.

Hace pocos días en un acto militante dijo que no había en ella renunciamiento ni auto exclusión sino proscripción. Que el único acto de renunciamiento fue el de Eva Perón en la década del 50. Según la Real Academia proscribir es “desterrar, expulsar a uno de su patria. Excluir, prohibir el uso de una cosa”. Afirmó que quien la proscribió, quien le prohibió que fuese candidata era el “partido judicial”, los jueces de comodoro “pro” y la Corte Suprema al servicio de Macri. Tal como ella lo programó, los voceros conocidos de sus fanáticos han comenzado una lucha sin cuartel contra los jueces, culminando Alberto con el pedido de juicio político a todos los miembros de la Corte Suprema.

Ya está lanzado el relato de Cristina y no hay kirchnerista que no descargue toda su furia contra los jueces federales. Queda así encubierta la sentencia que es la condena por corrupción y fraude al Estado Nacional de ella y sus cómplices en Vialidad.

La corrupción de la señora no es tal, según su relato, sino la intención de los jueces de proscribirla con prohibición absoluta de ocupar cargos públicos de por vida. Qué significa esto. Que si no existiera esta “proscripción” ella podría volver a ser candidata a Presidente, porque nunca renunció ni se auto proscribió.

Todavía no pudo obtener su impunidad que es lo que la desvela y el mayor rencor que tiene contra Alberto que no hizo nada para lograrla, siendo este el motivo principal para el que fuera designado como Presidente. Pero hay más: sabe que los demás procesos por corrupción siguen su curso inexorable y sus condenas y las de sus hijos son ya casi una realidad.

¿Por qué un nuevo relato?

Como esto no puede reconocerlo crea otro relato que le proporciona letra a sus fanáticos para escudarla. Pero elije un falso argumento. Ella no está proscripta y no lo estará por mucho tiempo. La ayuda que le prestó Pichetto al sostener erróneamente el principio de inocencia cuando el juez Bonadío solicitó su desafuero, exigiendo sentencia firme para concederlo, recurrida en todas las instancias y rechazadas todas las apelaciones. Es así como pudo presentarse como candidata a Vicepresidente sin impedimento. No habrá sentencia firme hasta dentro de algunos años según la experiencia sobre nuestra demorosa Justicia, y si es su deseo podrá proponer su candidatura en 2023.

¿Pero ella quiere hacerlo?

Ya no le interesa gobernar ni solucionar los graves problemas argentinos. Sí le preocupa las posibles condenas de sus hijos. Ella no irá nunca a la cárcel y a lo sumo sufrirá prisión domiciliaria. Entonces sí le interesa volver al gobierno para socavar el Estado de Derecho e instaurar un sistema de impunidad personal y familiar.

Pero también presume que no obtendrá los votos necesarios para retornar y aunque los obtuviera, no sabe cómo hacer para solucionar los graves problemas que ella y los pésimos gobiernos le causaron al país en estas décadas pasadas. Y aunque lo supiera, no quiere implementar las medidas necesarias sino continuar con su populismo y mantener la pobreza con emisión desbocada y un Estado enorme de donde obtenga los recursos para seguir defraudando.

Es muy difícil para ella este panorama. Solo le queda una opción: intentar un nuevo mandato en 2023 o viajar a Cuba con sus hijos y allí exiliarse porque no hay tratado de extradición con el país caribeño.

Nuestro futuro

También es muy problemático. Si se presenta Cristina a la Presidencia en 2023 simpre existe la posibilidad de que sea electa. ¿Por mérito propio o de su partido? No. Por la mediocridad de la oposición. Ninguno de los candidatos atrae y los que ya fueron elegidos han demostrado no tener planes para solucionar la inflación, la inseguridad, la institucionalidad, los problemas sindicales y laborales que no permiten el desarrollo ni la inseguridad empresarial, los empresarios prebendarios que provocaron el proceso penal de los “cuadernos” próximo a comenzar, la parálisis del Congreso y la pobre calidad de los “representantes” que cobran sueldos millonarios por no hacer nada, la educación que no es tal y se pierde como herramienta genuina de progreso y desarrollo, la droga, la delincuencia feroz...

Javier Milei, único candidato con un programa económico importante, aterroriza con actitudes personales en temas políticos y otros asuntos de los que no habla y cuando lo hace, nos intranquiliza y nos altera, con la inspiración de su hermana, de ignotas condiciones para asesorarlo.

La división de la oposición es otro tema que los políticos no dimensionan. Existe una enorme avidez por los cargos sin importar mucho los programas de gobierno, de modo que los electores no sabemos a quién votar ni por qué votarlo.

Y por último Alberto Fernández, en una prueba más de desconocimiento total de la realidad quiere presentarse a la reelección, lo que no es problema porque sus probabilidades son inexistentes. Y Mauricio Macri está en campaña y desconoce que su caudal político ha quedado reducido significativamente por su pobre y muy cuestionado primer gobierno.

¡Todo indica que 2023 será un año intranquilo y poco esperanzador.

* El autor es Doctor en Ciencias Jurídicas y Sociales.

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