La confianza mata al hombre y embaraza a la mujer, dicen ingeniosamente Les Luthiers en una de sus obras más famosas y, más allá del chiste, tiene alto grado de realidad. Sin embargo, la confianza es lo que nos impulsa hacia adelante, la que nos hace confiar en que cualquier propósito que nos impongamos puede resolverse favorablemente.
Seguridad que una persona tiene en sí misma basada, en mayor o menor grado, en el conocimiento de sí mismo, de sus capacidades, de su potencial o de la aptitud que tiene para llevar a cabo algo. Proviene del latín “confidentia” y en donde el prefijo “con” significa “junto”, “todo”, “con”, y en donde el término latino “fides”, signfica “fe”. Significa tanto como “con toda la fe”, “con absoluta convicción ponerse al frente de algo”. En este caso se trata de una confianza fundamentada en algo objetivo. No obstante, también podría darse una confianza en sí mismo sin un fundamento real, en cuyo caso es sólo una presunción o un concepto vano.
Tener confianza en que algo va a salir como lo hemos planeado ya es alcanzar, en parte, el propósito original. Proponernos a que las cosas van a salir como las pensamos. Y no agregarle ni una pizquita de pesimismo al asunto porque eso puede desbaratar todo.
Ponerle al asunto una dosis fuerte de optimismo es lograr que lo ansiado se cumpla; así son las cosas. Si uno no tiene confianza en lo que está haciendo posiblemente lo que está haciendo le salga mal.
Cuando un médico piensa que su paciente se va a morir, seguramente el paciente se muere. Esta es una muestra de un defecto de confianza o en una lectura bastante aproximada a la realidad.
Tener confianza en uno mismo, sentirnos capaces de realizar una tarea por más difícil que sea. Ir con la frente en alto a buscar la dificultad y doblegarla por mérito propio.
Si uno va pensando que algo le va a salir mal seguramente ese algo le sale mal. Hay que ir con la plena convicción de que triunfaremos en el intento y que tenemos la suficiente capacidad para hacer de un problema una solución.
Vamos a sentirnos seguros en lo que hacemos; a ponerle -como se dice ahora- “todas las pilas”, a encarar el problema con resolución y la confianza bien en alto, que eso seguramente habrá de llenarnos de satisfacciones.
Vamos hacia el banco y vamos a suponer que no hay cola; puede que lo logremos. Y si hay cola, aguantarla con estoicismo, con un alto grado de buena voluntad para que todo termine de la manera en la que nos hemos enfocado.
Podemos porque podemos, porque estamos conformados para poder, pero si algo nos sale mal, volver al ataque con el mismo afán. No nos dejemos vencer por las inseguridades porque eso es como jugar un partido y perder por goleada antes de entrar a la cancha.
Estamos hechos de una sustancia que sabe adaptarse a las circunstancias y estas se superan teniendo fe en uno, sin nubecillas que empañen cualquier posibilidad.
Señora confianza, tómeme del brazo y acompáñeme a realizar cualquier trámite. Estoy seguro de que con usted a mi costado lo voy a lograr.