Este 19 de octubre iniciará una nueva cumbre de Alcaldes en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en donde más de 100 alcaldes de todo el mundo nos reuniremos para discutir el rol y los desafíos de los gobiernos locales frente a una de las principales problemáticas que presenta el planeta: El Cambio Climático.
Con el lema “Unidos en Acción”, el encuentro se estructura sobre los ejes de Financiamiento Verde, Recuperación económica verde y justa, así como Ciudades de Bienestar.
Esta instancia es una nueva oportunidad para reflexionar sobre nuestros niveles de compromiso y hojas de ruta en relación a la mitigación y adaptación frente al cambio climático.
Sin embargo, una nueva cumbre invoca una antigua pregunta ¿cómo vamos con nuestra acción climática?
Somos testigos del resultado del esfuerzo mundial en relación al cumplimiento de los objetivos en materia de compromisos climáticos. Cada vez, nos alejamos más del Objetivo del Acuerdo de París, el cual se refiere a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para limitar el aumento de la temperatura global en este siglo por debajo de 2ºC y esforzarse para limitar este aumento a 1,5ºC con respecto a los niveles preindustriales, acercándonos a niveles críticos en donde las ciudades y personas enfrentan grandes desafíos.
Al día de la fecha, expertos indican que hemos alcanzado un incremento de 1,1ºC y de continuar este camino, podremos registrar un incremento de la temperatura mundial que supere los 3ºC promedio, traduciéndose en impactos severos como sequías, inundaciones, pérdida de biodiversidad, incendios, reducción de la capacidad de producir alimentos, entre otras problemáticas. Todos ellos, efectos que podrían ser irreversibles.
¿Por qué es importante el involucramiento de los gobiernos locales? Se estima que, aproximadamente, el 70% de las emisiones de GEI provienen de las ciudades, las cuales ocupan alrededor del 4% de la superficie del planeta. A nivel mundial, el mayor porcentaje de población vive en las ciudades, registrando en nuestro país el 90%. Estas cifras reflejan un claro escenario: es en las ciudades donde deben librarse las batallas frente al cambio climático y con los gobiernos locales como principales protagonistas.
Es por eso que necesitamos hablar de una nueva geopolítica climática, con anclaje en el territorio y el desarrollo sostenible local. Es evidente el protagonismo de los gobiernos locales en el cumplimiento de grandes compromisos internacionales, es por eso que debemos dejar de ser espectadores en las negociaciones climáticas internacionales, los cambios suceden en nuestro territorio y somos un actor central en la articulación de estrategias.
Además, no podemos obviar que como país, seguimos en deuda con muchos puntos. La agenda climática sigue sin ser un eje transversal de planes económicos, poco claros y muchas veces contradictorios con la consolidación de una nación que apueste al desarrollo sostenible, basado en una economía baja en carbono, resiliente e inclusiva. Asimismo, somos conscientes de que la sostenibilidad precisa lograr niveles de igualdad social, siendo una de las principales barreras actuales tanto en nuestro país (que refleja índices del 36,5% de pobreza) como en muchos otros. Recordemos que la sostenibilidad exige un doble esfuerzo asociado al principio de equidad intergeneracional, tenemos que garantizar un uso racional de recursos del planeta para satisfacer necesidades de las generaciones presentes sin olvidar que las próximas generaciones, tienen que gozar de los mismos derechos.
Considerando el protagonismo de los gobiernos locales, el potencial de acción de los municipios se ve diluido actualmente por una reducida representatividad en niveles de gobierno nacional, el cual encuentra serias dificultades al momento de asumir compromisos climáticos y generar verdaderas estrategias que estén a la altura de cumplir los mismos. Existe la necesidad de construir mecanismos que acerquen a los gobiernos locales a fuentes de financiamiento para la ejecución de sus planes de acción climática. Si bien existen recursos para colaborar en medidas de mitigación y adaptación al cambio climático, seguimos encontrando dificultades al momento de acceder a financiamiento para la implementación de nuestros planes.
Existen oportunidades de financiamiento por parte de la comunidad internacional para colaborar en diversas iniciativas que hoy tenemos en la cartera de proyecto de los gobiernos locales, pero en la mayoría de los casos, el nivel de articulación es nacional.
En reiteradas oportunidades he planteado la necesidad de institucionalizar la representatividad de los gobiernos locales en la estructura gubernamental de la autoridad ambiental nacional, con la asignación de partidas presupuestarias específicas y la posibilidad de acercar nuestros niveles de gobierno a oportunidades de financiamiento externo. Nada de ello ha tenido respuesta hasta ahora.
Por otra parte, la agenda climática tiene que dejar de ser tratada sólo en el campo de la dimensión ambiental. Necesitamos acelerar en forma urgente la consolidación de una nueva economía basada en el clima, baja en carbono. En sociedades de mercado, la sostenibilidad no puede seguir siendo una externalidad de nuestros modelos de desarrollo. Es imposible seguir pensando que puede existir un desarrollo económico si los recursos naturales se agotan o son degradados. Necesitamos establecer reglas claras, es por eso volveremos a reclamar tanto la reglamentación del Art. 6 del Acuerdo de París en Argentina (asociados a mercados de carbono) como la necesidad de seguir trabajando en un nuevo modelo económico. La descarbonización de la economía requiere que avancemos en forma acelerada sobre estos puntos.
Como gobiernos locales, necesitamos fortalecer capacidades de base para sostener procesos de gobernanza climática. Esto involucra consistencia técnica para realizar diagnósticos ajustados a nuestros territorios, planificación y gestión climática con la seriedad que el problema merece para ser abordado. Tenemos que ser solidarios con otros gobiernos que se encuentran más atrasados y levantar el nivel de discusión que nos permita avanzar rápidamente en la agenda específica.
Como provincia y municipio no somos ajenos a las repercusiones del cambio climático sobre nuestro territorio, muchas de las cuales se ven ampliadas por las características que asumen nuestros ecosistemas de zonas áridas. Tenemos que recordar que el agua es uno de los principales recursos afectados, recurso que estructura nuestros sistemas territoriales y del cual dependemos para garantizar un desarrollo sostenible. Debemos seguir trabajando en temáticas como seguridad hídrica, biodiversidad, eficiencia energética, seguridad alimentaria, movilidad sostenible, gestión de residuos, economía circular, entre otros ejes que deben garantizar que la sostenibilidad sea un eje central y transversal en toda agenda de gobierno, sin olvidar que nuestros vecinos son el principal músculo que acompañan estos cambios necesarios.
Para finalizar, no podemos dejarnos caer en mensajes desalentadores ni permitir que diferencias políticas nos alejen sobre una temática que debe convocar a una lucha compartida. Somos la última generación con la capacidad de generar los cambios necesarios, no podemos distraernos. La acción, es ahora.
*El autor es Intendente de la Ciudad de Mendoza.