Este egregio guerrero de la independencia nació en Buenos Aires el 11 de julio de 1780. Trascendió las fronteras de nuestro país y luchó sin descanso contra los realistas en las campañas militares del sur de Chile.
A los 26 años se lo ve defendiendo Buenos Aires contra las invasiones inglesas. Marchó con el contingente que viajó a Chile a colaborar en la defensa contra los realistas, pues un contingente poderoso enviado por el virrey del Perú en 1813 ocupaba Talcahuano y Concepción.
Con el grado de capitán, nombrado en 1810 y luego, tras recibir los despachos de sargento mayor, se dirigió a Chile. Los memorables combates de Cucha Cucha, Membrillar, Paso del Maule, Tres Montes y Quechereguas, demostraron las capacidades de Las Heras.
Luego de Membrillar fue ascendido a teniente coronel. Juan José Castelli expresaba con justicia, que Las Heras “era unos de los más decididos patriotas en quién se podía confiar”.
Para no inmiscuirse en los conflictos entre o’higginistas y carreristas que ya lo rozaban, decidió regresar a Mendoza, pero es convencido por San Martín a regresar a Chile. Llegó justo después de la Batalla de Rancagua donde triunfaron los realistas; esto fue seguido del éxodo de cientos de familias chilenas. Las Heras y sus auxiliares acudieron a proteger la retirada de las fuerzas que se salvaron. Recibió los despachos de teniente coronel de Infantería de línea y se incorpora el Ejército de los Andes, abocándose a la formación del Regimiento 11 de Infantería. El 18 de enero de 1817 inició la marcha la división que cruzó los Andes por el Paso de Uspallata a sus órdenes.
En su travesía se produjeron las acciones de Picheuta donde fue sorprendida una posición de los patriotas que debieron rendirse. Informado Las Heras, envió un contingente al mando del sargento mayor Martínez que obtuvo un triunfo para los patriotas y el repliegue de los realistas. En territorio chileno, los realistas fueron completamente derrotados en Guardia Vieja.
Reunidas las dos divisiones principales en el Valle del Aconcagua, el ejército queda bajo el mando de San Martín y el 12 de febrero se produce la batalla de Chacabuco, nueva derrota de los realistas.
Las fuerzas enemigas dispersas huyen hacia el sur, siendo esta la circunstancia que impulsó a San Martín a enviar una División en su persecución al mando de Las Heras. En su misión se produjeron dos enfrentamientos con fuerzas enemigas en Curapaligüe y Cerro Gavilán que resultaron en triunfos contundentes.
La División Sur pasa a las órdenes del general Bernardo O´Higgins. En los meses de mayo y julio de 1817, se hacen reconocimientos en la zona de Talcahuano, fortalezas que eran preciso sitiar y vencer, bases que recibían refuerzos realistas del Perú. Entre los oficiales se encontraba el General Las Heras. El asalto final a Talcahuano en diciembre de ese año, resultó en el rechazo de las fuerzas patriotas, que no lograron su objetivo. Las Heras no compartía el plan de ataque a Talcahuano.
San Martín ordena el despliegue de las tropas hacia el norte. Toma conocimiento de la llegada de una expedición del General Mariano Osorio desde Perú.
En Cancha Rayada la decidida actuación de Las Heras, su serenidad y pericia militar, le permitieron salvar la primera unidad del ejército. Si hubo un ganador de esta acción adversa, podemos decir que fue Las Heras.
A los diecisiete días, las tropas libertadoras se habían recuperado, gracias al trabajo mancomunado de hombres y mujeres y al denodado esfuerzo y persistencia de fray Luis Beltrán. Maipú selló la independencia de Chile un 5 de abril de 1818.
San Martín se aboca de lleno a preparar la Expedición Libertadora al Perú, colaborando activamente Las Heras como jefe del estado mayor en 1820.
Tras arribar la expedición a las costas peruanas, desembarca en la bahía de Paracas. Las Heras toma la villa de Pisco, que fue la primera base del ejército en Perú. Luego las tropas se desplazan hacia la región de Huaura donde arman campamento.
Posteriormente dirige el sitio del puerto y fortaleza del Callao. Este era uno de los principales objetivos que se propuso San Martín. Las fortalezas del Callao eran consideradas inexpugnables en ese tiempo. Por mar estaban bloqueadas por las fuerzas de Cochrane y el sitio se concretó con la salida de los realistas de Lima. El bloqueo terrestre como expresamos estuvo a cargo de Las Heras.
Las condiciones de las fuerzas realistas en los castillos del Callao, eran cada vez más acuciantes por lo que finalmente se rindieron; San Martín respetó lo convenido con el general La Marc y las tropas salieron, dejando una cantidad importante de artillería y pertrechos. Tropas y oficiales realistas se pasaron a las líneas patriotas. Fue comandante en jefe del Ejército peruano y ascendido a mariscal del Perú.
Los oficiales del ejército consideraban que en el plano estrictamente militar no se tomaban decisiones concretas para terminar con las fuerzas realistas. Estas fisuras fueron irresolutas; Las Heras, sumado a esos disensos, renunció y regresó a Chile. O´Higgins no lo recibió bien, por lo que decidió viajar a Buenos Aires.
La Junta de Representantes lo designó gobernador de la provincia de Buenos Aires, en ausencia, pues cumplía una misión encomendada ante los restos de fuerzas españolas del Alto Perú, pero fracasadas las negociaciones, regresó a Buenos Aires.
Su posición opuesta a la guerra con Brasil que aún ocupaba la Banda Oriental, debió cederla ante la victoria de los Treinta y Tres Orientales y declarar las hostilidades. El conflicto armado obligó al Congreso a nacionalizar el gobierno porteño, por lo cual Rivadavia asumió la presidencia. Éste, nacionalizó la provincia de Buenos Aires y en este cuadro de situación, Las Heras consideró sin sentido continuar en su cargo de gobernador y renunció. Este renunciamiento se considera un hecho histórico donde se manifiesta su humildad y vocación ciudadana.
Regresa a Chile y es promovido a general de división con antigüedad a junio de 1820. No regresó a su patria, falleciendo el 6 de febrero de 1866, a los 86 años. Sus restos descansan en la Catedral de Buenos Aires.
* El autor es médico e historiador.
