Ante el aislamiento social realizado para mitigar los efectos de la Pandemia, los sistemas educativos se vieron obligados a reconvertir sus modelos pedagógicos tradicionales y dar una rápida respuesta a 1.500 millones de alumnos en condiciones de escolaridad, en las cuales las nuevas tecnologías han sido decisivas.
El rol de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) fue trascendental, al consolidar una coalición de líderes mundiales de la Educación para vehiculizar las mejores iniciativas, generar consensos, y lograr que converjan las más avanzadas prácticas pedagógicas. Sin embargo, si bien es cierto que las acciones emprendidas en cada país, dieron inmediata respuesta a la coyuntura, también se profundizaron las asimetrías existentes referidas a la disparidad del acceso a las tecnologías, sea por la situación económica, el lugar de residencia, diferentes barreras cognitivas de los estudiantes, y distinto capital intelectual de las familias.
El informe publicado recientemente por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe (OREALC/UNESCO Santiago) evidencia las condiciones de desigualdad expuestas por la Pandemia en la realidad educativa de América Latina y el Caribe, y propone una serie de recomendaciones para el regreso a las clases, referidas a infraestructura escolar, saneamiento y agua potable, acceso a la tecnología, información estadística y recursos humanos, todas ellas bajo la premisa de inclusión y equidad, evitando la discriminación, y focalizando sus estrategias en aquellos estudiantes que en este período no tuvieron los recursos necesarios para continuar estudiando.
Es posible entonces, ¿extender estas acciones a la población analfabeta? Resulta de interés mencionar la iniciativa de la UNESCO- PEARSON. Se trata del programa denominado Project Literacy (Programa de Alfabetización), orientado a promover soluciones digitales de alfabetización a jóvenes y adultos, desarrollando habilidades de lectura y escritura, aplicadas a la formación de capacidades productivas en la economía digital.
Un ejemplo de este programa es Farmer Training App (capacitación de agricultores); una aplicación con módulos de entrenamiento sobre prácticas agrícolas sostenibles para agricultores a través de los teléfonos móviles, este programa ya ha sido implementado en Guatemala, otros países de América Latina y el Mundo.
La inmediata y eficiente respuesta a las limitaciones impuestas por la pandemia demuestra que las nuevas tecnologías, ofrecen numerosos recursos para sortear los diferentes obstáculos que pueden presentarse en la tarea educativa. La Inteligencia Artificial ya ha demostrado su utilidad en el sector Financiero, en la Salud, en la Industria Automotriz y en la Agricultura. Pensamos que ha llegado la hora de aprovechar sus recursos para favorecer la equidad en la Educación para que los conocimientos lleguen cada vez más a personas, impulsando el desarrollo individual y el de la Sociedad en su conjunto.