Las culturas se caracterizan por producir y usar artefactos para satisfacer necesidades. Desde el fuego, la arcilla, la rueda, el hierro, el recorrido es acumulativo y con innumerable derivaciones divergentes de su uso original. La evolución de las civilizaciones se explica por la articulación de individuos y sociedades con sus tecnologías. La cognición en la transición de la sociedad pos-industrial a la del conocimiento, emerge como un propiedad de sistemas tecno-humanos.
Cuando los artefactos se crean para capturar, preservar y transmitir información, se produce un salto cualitativo que involucra el ambiente y afecta incluso a quien lo aplica. Las tecnologías: TIC, redes, inteligencia artificial, computación cognitiva y cuántica, ciencia de datos, realidad virtual y aumentada, comunican información; sus interrelaciones reducen el tamaño relativo del mundo (TR) a tiempo real (tr). La riqueza de información en tiempo real no tiene paralelo en su capacidad de rastrear tendencias, prever e informar decisiones, generando poder y peligros para el comportamiento humano.
El mundo digital elimina fronteras locales, nacionales, sectoriales, aunque respeta las propias de la inteligencia humana. La sociedad pospandemia es cada vez mas dependiente de dispositivos digitales que transforman; estilos de vida, grupos de pertenencia, e incluso identidades y erosionando la tradicional determinación estatal de aquellas. La capacidad, prácticamente ilimitada de conectarse con todo, en cualquier momento, genera nuevas relaciones y comunidades de interés; Javier Echeverría las denominaba como el tercer entorno. Este sería un nuevo espacio social diferente al entorno natural y al entorno urbano-industrial. Una suerte de ciudad digital Telépolis, que define un ejercicio de la ciudadanía. Simultáneamente abre un nuevo ámbito espacio-temporal para la interrelación humana que trasciende la relación información-comunicación. Porque toda la naturaleza o el propio universo generan información que puede convertirse en conocimiento. Por otra parte las tecnologías inmersivas transforman nuestras percepciones de la realidad adquiriendo capacidades transformadoras de nuestro trabajo y estilos de vida.
El conocimiento común usa los sentidos, las percepciones, la memoria; en tanto el conocimiento científico necesita teorías, métodos y técnicas de observación y sofisticas herramientas que faciliten acceder al objeto de estudio: computadoras de alto rendimiento, microscopios de barrido electrónico, telescopios espaciales, hasta colisionador de hadrones. Todos estos elementos que facilitan la cognición, vistos en conjunto, conforman la nueva infraestructura del ecosistema cognitivo. Percibimos la realidad física a través de los sentidos, pero tecnologías como las mencionadas ofrecen versiones de la realidad, parcial o completamente digitalizadas, alterando lo que podemos ver, escuchar y sentir.
Son múltiples las definiciones de cognición, conocimiento, inteligencia, la mayoría gira en torno al hombre y otras reconocen un contexto determinado que contribuye a esos procesos. Usualmente percibimos solo partes, no el todo, la visión holística ha sido ignorada por los sistemas educativos tradicionales. Pero hoy se verifica una evolución que podríamos llamar revolución. La tecnológica, cuya capacidad disruptiva aumenta exponencialmente; la complejidad e incertidumbre global, nos enfrenta al desafió de reconocer una realidad y una dinámica muy diferente para las formas convencionales de entender y analizar nuestro mundo. La emergencia de un nuevo ecosistema cognitivo transforma a los individuos, las instituciones las actividades productiva, la funciones sociales y la propia sociedad, impulsando una nueva relación geopolítica que gira en torno a la ciencia y tecnología
Parte de la cognición humana se incorpora a instituciones, organizaciones, prácticas culturales, repositorios de información, libros, archivos, etc., conformando un conocimiento distribuido que puede ser reutilizado para producir nuevos conocimientos.
El Millennium Project, es un nuevo modo de producir conocimiento, auto-definido como un grupo de pensamiento global sobre el futuro, aplica los recursos propios de la cognición: percepción, aprendizaje, diferenciación, razonamiento, computación, memoria, al análisis y resolución de problemas, para detectar oportunidades o formalizar desafíos frente al futuro. El conocimiento obtenido se pone a disposición de todos los participantes del proyecto, sus sponsors y a través de informes anuales Estado del Futuro, sus traducciones, Manuales de Métodos y Técnicas Prospectivas, estudios especiales, un repositorio de escenarios de futuros, videos y otros soportes para facilitar la toma de decisiones. La experiencia acumulada en la producción de información y conocimientos sobre futuros globales ha sido organizada como un Sistema de inteligencia colectiva sobre futuros (GFIS.) En un sistema que define como una propiedad emergente de la sinergia resultante de articular: bases de datos, información, conocimiento; hardware y software de procesamiento inteligente de la información; y una red internacional, interdisciplinaria e interinstitucional de expertos con conocimientos que aprenden continuamente de la retroalimentación para producir conocimiento justo a tiempo para mejores decisiones que lo que resultaría de estos elementos actuando por si solos.
Esto en el marco del cambio profundo del proceso de globalización, de su dinámica y extensión, como consecuencia de la epidemia de Covid19, que actuó como catalizador de procesos de disrupción tecnológica y acelerador de la investigación científica y de la modalidad de colaboración abierta. Esta irrupción de otras amenazas globales es parte de un transformación extraordinaria del conocimiento hacia un orden global avanzado.
Los estudios de futuro de los asuntos globales, acotan la incertidumbre, visualizan el impacto de lo global sobre lo local y viceversa; contribuyen a adquirir conciencia de riesgos y oportunidades. Emplea los componentes funcionales del un ecosistema cognitivo global y multiescalar, en alcance y en complejidad, bajo un nuevo paradigma de conocimiento para pensar el futuro común.
*El autor es Director del Centro Latinoamericano de Globalización y Prospectiva.