Infraestructura: conformismo u osadía

El Gobierno provincial, con ecuanimidad, ha elaborado un listado de obras, distribuidas en todo nuestro territorio con los Fondos de Portezuelo. Pero no siempre la sumatoria de muchas pequeñas obras, dan como resultado una gran obra. ¿Y qué es una gran obra?, precisamente eso, una obra necesaria y que permita generar a través de su construcción, la generación de recursos permanentes que permitan volcarlos a otras grandes obras.

Infraestructura: conformismo u osadía

Vivimos en una provincia privilegiada. Su geografía, su ubicación estratégica, su subsuelo, su clima, la laboriosidad y capacidad de sus habitantes, hacen que Mendoza sea envidiada y admirada por sus pares en el país y por el resto del mundo.

Pero tenemos un déficit muy grande, la infraestructura. Nos faltan obras de saneamiento, de riego, de conexión eléctrica, de comunicación. Solo a modo de ejemplo, basta con recorrer sus caminos para advertir el grado de deterioro. La esmerada tarea de la Dirección Provincial de Vialidad, se ve opacada por la escasez de recursos. La red nacional, abandonada por la desidia de sus responsables (claro está, las decisiones se toman en Buenos Aires y evidentemente estamos muy lejos). Uno de sus principales ejes, la ruta nacional N° 40, interrumpida por el colapso de dos de sus puentes, que esperan ser renovados desde hace 4 años. La calzada de la misma, particularmente desde Anchoris, deteriorada en grado extremo, inescrupulosos transportistas han dejado su huella en el pavimento por el exceso de carga. Los últimos ochenta kilómetros, antes de llegar al límite con Neuquén, aún sin pavimentar, víctimas de una decisión judicial, que paralizó sus trabajos en 2019 y que ponen en riesgo los movimientos de suelo y obras de arte ejecutadas hasta ese momento.

El otro eje central de jurisdicción nacional es el corredor internacional, la ruta nacional N° 7. En su primer tramo, Desaguadero- San Martín, es una doble vía concesionada y lograda gracias a la presión y a la astucia de la provincia. Luego se continúa con la Variante Palmira, que está llevando demasiado tiempo su conclusión. Y posteriormente viene el tramo principal del cruce de la cordillera que ha adquirido una no deseada fama por la cantidad de accidentes mortales ocurridos, particularmente en los últimos tiempos. Esta es una ruta diseñada y construida en la década del 70, a pesar de constituir un corredor fundamental, por donde circula el 70% tránsito comercial del Mercosur, 1.500 camiones por día, no ha recibido ninguna inversión.

Por supuesto, la realidad sería distinta, si los fondos viales creados por Ley 11658 y Decreto- Ley modificatorio 505/58, se hubieran mantenido en su espíritu. El objeto de esas leyes fue aplicar un impuesto a los combustibles, a los lubricantes y a las cubiertas, cuya recaudación sería volcada íntegramente a la red vial del País, en una proporción de 65% para el Sistema Troncal de Caminos Nacionales y el 35% para obras en Carreteras Provinciales. Esto, permitió la construcción de 10.000 km de caminos. Pero luego, siendo dinero fresco y de un volumen por demás considerable, los sucesivos gobiernos fueron agregando socios a ese fondo. Así en 1979 apareció la Dirección Nacional de Energía, el Ferrocarril y Rentas Generales; y en 1999, Seguridad Social, Tesorería, FONAVI, Obras de Infraestructura y FEDEI. Hoy en día solo llega a las Vialidades el 6,2%.

Y así, repasando cada uno de los ítems que integran la infraestructura mendocina, vamos a advertir los preocupantes déficits que experimentan.

Se presenta ahora una nueva oportunidad, casi única. Los fondos provenientes del reclamo de Mendoza por la Ley de promoción industrial, que favoreció a todos nuestros vecinos en nuestro perjuicio. Estos fondos (que corresponden a todos los mendocinos, no a una determinada región) permitirán compensar en parte el déficit aludido. La frustrada construcción de Portezuelo del Viento por los caprichos de algunas provincias, abren un nuevo desafío para Mendoza, como es el de invertir adecuada e inteligentemente esos fondos.

El Gobierno provincial, con ecuanimidad, ha elaborado un listado de obras, distribuidas en todo nuestro territorio. Pero no siempre la sumatoria de muchas pequeñas obras, dan como resultado una gran obra.

Permítanme, para ser representativo, el siguiente ejemplo: si tuviéramos un gran número de personas hambrientas teniendo solo un pan para repartir y tratamos de hacerlo en forma ecuánime, el mendrugo que le toque a cada uno, probablemente no sacie el apetito de nadie. ¿Por qué no probamos con ese pan alimentar a unas pocas personas, permitir que recuperen sus fuerzas y luego junto a ellas elaborar más panes, para que, con un efecto multiplicador, alcance a todos?

¿Y qué es una gran obra?, precisamente eso, una obra necesaria y que permita generar a través de su construcción, la generación de recursos permanentes que permitan volcarlos a otras grandes obras.

Contemplando esos parámetros, me hace pensar en una gran obra: el desarrollo de Uspallata- El Gateado, como Primera Etapa del Proyecto Cordón del Plata.

El proyecto Cordón del Plata viene siendo estudiado desde hace más de 60 años. En 2014, la Secretaría de Energía, con la participación de la Provincia de Mendoza licitó los estudios de factibilidad avanzada, necesarios para seleccionar la mejor alternativa. Para ello, contó con la financiación de la CAF y fueron realizados por un consorcio consultor argentino. A fines del 2015, se completó. La vinculación hidroeléctrica de las presas de Tupungato, Punta de Vacas, Uspallata y Los Gateados resultó la mejor alternativa, teniendo en cuenta no solo la producción eléctrica sino también los efectos beneficiosos en garantía y ampliación del riego, desarrollo del turismo y control de inundaciones, todos ellos concurrentes con los de una obra con múltiples propósitos. El proceso de selección fue supervisado y aprobado en fases sucesivas por los cuerpos técnicos de Nación y Provincia.

La factibilidad de iniciar este proyecto en muy breve plazo se da por dos circunstancias:

a) El proyecto Cordón del Plata puede dividirse en etapas, comenzando por el complejo Uspallata/ Los Gateados;

b) Esta primera etapa reúne todas las condiciones para iniciar su construcción y ya cuenta con estudios adicionales de geología, socioambientales, geotecnia, topografía in situ y pliegos.

El complejo embalse Uspallata/Central Hidroeléctrica Los Gateados en su versión, completada en el año 2015, arroja una potencia de 383 MW. El aprovechamiento consiste en un cierre frontal que embalsará un volumen útil de 180 hm3, con una superficie de 730 hectáreas. Permitirá regular los caudales del río Mendoza, y luego, a través de un túnel de conducción de 30 km de longitud, 4 metros de diámetro y una cámara de carga alimentará las centrales hidroeléctricas Los Gateados I y Los Gateados II, con una inversión de 500 millones de dólares.

Esta gran obra trae asociada en forma indivisible y obligatoria, otra gran obra. Porque la construcción de la primera, cuando llene su embalse, va a dejar inundados 42 km de la ruta internacional N° 7. Esto va a obligar a Nación y Provincia a encontrar un acuerdo que puede ser el primer escalón para renovarla en toda su extensión en alta montaña.

Se hablará con sensatez, el día que ambas entiendan que en forma urgente se debe asignar a esta ruta todos los recursos necesarios para convertirla en una ruta digna a su categoría. Los cobertizos, trochas de sobrepaso y de circulación de vehículos pesados afectados al transporte, obras de drenaje, ensanche de calzadas en zonas permisibles, ampliación de radios de curvas que mejoren las distancias de visibilidad y alcance de frenado para evitar accidentes, colocación de elementos idóneos de protección en zonas de laderas inestables, defensas contra avalanchas, defensas metálicas de protección especialmente en curvas peligrosas, refuerzos de bases, repavimentacíón de toda la ruta, la demarcación horizontal integral de toda la calzada, reposición de todas las señales verticales donde faltan sin olvidar la provisión de equipos y maquinarias adecuadas para la zona, en número suficiente y estratégicamente distribuidas, para atender prontamente la demanda de servicio que se pueda plantear en toda la longitud de camino comprendida entre los extremos de la “cota de nieve”, el que sólo en el sector argentino alcanza a más de 50 kilómetros.

Mendoza para ello, tiene una llave mágica para sentarse a la mesa de las negociaciones: los 383 MW de potencia que podrá inyectar al Sistema Interconectado Nacional.

Obviamente, estas dos obras asociadas tendrán el efecto multiplicador deseado. La presa, generando energía que le proporcionará a Mendoza regalías considerables en forma permanente; y la ruta internacional, porque una vez acondicionada, abrirá enormes posibilidades de crecimiento a la economía provincial, que a través de su concesión por el sistema de peaje en sus casi 400 kilómetros de recorrido en territorio mendocino, permitirá su mantenimiento y mejora permanente. A la vez podrán concesionarse actividades complementarias como Gomerías y Servicios Mecánicos, Asistencia Sanitaria, Playones de estacionamiento, Hosterías y Restaurantes etc.

Todo esto, lejos de ser una crítica al criterio adoptado por el Gobierno Provincial para la utilización de los fondos asignados, busca proponer una idea superadora que permita a Mendoza ocupar el lugar que por mérito propio merece.

Permítanme concluir este escrito, con una frase de un médico español, Santiago Ramón y Cajal: “Las grandes obras las sueñan los genios locos, las ejecutan los luchadores natos, las disfrutan los felices cuerdos y las critican los inútiles crónicos”.

* El autor es ingeniero civil

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