El 10 de junio, víctima de la peste, ha fallecido el Ing. Ricardo Alberto González Villanueva, descendiente de familias tradicionales de Mendoza y un hombre de enorme gravitación en la vitivinicultura en las cuatro últimas décadas.
Ricardo G. V. estudió agronomía en la Universidad Nacional de Cuyo y terminó la carrera en la Facultad de Agronomía de la Universidad Nacional de Buenos Aires.
Su desempeño profesional
Desempeñó una larga carrera profesional en empresas y en el gremialismo empresario. También en la docencia.
Egresado de la UBA en 1966, como Ing. Agrónomo, se casó en 1968 y vino a vivir a Vista Flores (Tunuyán) haciéndose cargo de una finca familiar de su padre. Mientras tanto era director de Colegio Agrícola de Tunuyán.
Luego vino a vivir a Lujan de Cuyo, siendo Secretario Técnico de la Facultad de Agronomía, en la que había realizado parte de sus estudios.
Su trayectoria profesional en la vitivinicultura se desarrolló esencialmente en lo que hoy se denomina Grupo Catena. Como Ing. Agrónomo en Bodegas Esmeralda SA. Luego fue Gerente General de Bodegas Escorihuela; Director viñedos de Bodegas Catena Zapata.
En los comienzos Ricardo trabajaba en Bodegas Esmeralda, dedicado a operar en el mercado de vinos de traslado, cuando las empresas del grupo Catena eran unas de las grandes demandantes de vinos en ese mercado.
Hay que recordar que por esa época el “vino común de mesa” (como se denominaba entonces) implicaba la comercialización de enormes volúmenes mensuales. RGV fue el profesional que mejor conocía y operaba en ese mercado.
Era respetado, y hasta temido por algunos, por su capacidad, conocimiento y dominio, de un mercado complejo, cambiante y difícil.
Integró la Comisión de Precios de la Bolsa de Comercio de Mendoza, de importante actuación bajo la dirección del recordado Gerente de la misma, Cont. Willians Vilchez.
En la medida que el Grupo Catena dejó el ámbito del vino común para dedicarse a los vinos de alta gama, RGV fue pasando progresivamente a su función de agrónomo, donde descolló por su conocimiento de los viñedos, variedades, cualidades de los mismos, en toda la provincia y en San Juan-
Escucharlo a Ricardo hablar del estado de los viñedos, de la producción probable, cuando se aproximaba la cosecha era un verdadero disfrute de la inteligencia y el amor a la vitivinicultura. Si se conversaba de posibles valores de la uva, se hacía un silencio cuando tomaba la palabra, sostenía que cada finca, cada cuartel era diferente, cada uva tenía un precio según lo que la bodega fuese hacer con ella. De ahí que no había y no se podía hablar de “un precio”.
Su actuación en el gremialismo empresario
En el gremialismo empresario su trayectoria se desarrolló en el Centro de Bodegueros de Mendoza (CBM), desde fines de los años ’70. Fue Director y Presidente de la entidad, cuando se concretó la fusión con la Asociación Vitivinícola Argentina (AVA) en 2001, surgiendo así la actual Bodegas de Argentina A.C, de la cual fue Vicepresidente y director hasta prácticamente el final de su vida.
En el gremialismo empresario se destacó por su pensamiento claro, preciso, expuesto sin concesiones, sin importarle si a los interlocutores les gustaba o le caía mal. Contó siempre, así lo creo, con la confianza absoluta de Nicolás Catena, sin necesidad de recibir indicaciones.
Recuerdo algunas, de tantas, de sus opiniones contundentes y certeras, sobre cuestiones controvertidas de la vitivinicultura.
El fraccionamiento obligatorio en origen impuesto en la década del ’80 del siglo pasado, su opinión que era una medida innecesaria y perjudicial para la industria, pues los vinos de calidad se fraccionaban prácticamente todos en origen y a los vinos comunes les encarecería los costos de distribución y comercialización, afectando el consumo. Los que así fue reconocido varios años después.
Cuando a mediados de los ’90 de estableció el cupo obligatorio de uvas destinadas a elaboración de mosto, rechazó las medida sosteniendo que los precios los fijaría el mercado como siempre y que sería un castigo para las empresas eficientes y un beneficio paras los que no lo eran. Los años han demostrado exactamente eso.
Cuando se sancionó la ley de creación de la COVIAR dijo que estábamos gestando un monstruo burocrático que nos iba a comer a todos. Que el PEVI era innecesario, ahí está la realidad.
RGV fue un férreo defensor del funcionamiento de los mercados, de la libertad empresaria, del rechazo de la intervención del Estado en la economía.
Algunos rasgos personales. Rubio, de ojos azules, físico fuerte, recio, bien parecido. Notablemente inteligente, parco en el hablar pero claro, directo y frontal. Honesto, sencillo, austero. De trato amable, pero distante. Trabajó intensamente toda su vida.
Tenía pasión por el golf, que practicó hasta el final de sus días. Casado, en 1968, con María Cristina Molnar (de origen húngaro), tuvieron cuatro hijos, tres mujeres y un varón y diez nietos. Y 53 años de matrimonio.
Quienes lo conocimos y lo tratamos lo despedimos con profundo respeto. Se ha ido un gran profesional de una actividad noble, tan noble como él lo era.