Importancia de las fallidas invasiones inglesas

En gran medida la revolución de mayo fue posible gracias a las tropas criollas que se gestaron para combatir a los ingleses cuando nos invadieron.

Importancia de las fallidas invasiones inglesas
Revolución de Mayo / Archivo

A fines de junio de 1806 Home Riggs Popham, almirante irlandés, atacó Buenos Aires sin autorización oficial del gobierno británico pero en su nombre. La empresa parecía prometedora y consiguiendo una victoria poco importaría a sus superiores si existía o no algún permiso. Lo acompañaron unos 1700 hombres -bajo el mando del coronel William Carr Beresford-, distribuidos en 5 embarcaciones. Sobre este último escribió Vicente López que “tenía en su mirada toda la malicia que tiene el ojo de un bizco” y Paul Groussac replicó que no era bizco, sino tuerto: años atrás había perdido un ojo en Canadá.

Nuestra capital era entonces centro del Virreinato del Río de la Plata y estaba en manos de Rafael de Sobremonte y Núñez. Las naves comenzaron el desembarco y toda la ciudad entró en pánico a medida que los súbditos de Jorge III avanzaban a paso firme. La superioridad bélica inglesa era notable.

Mariquita Sánchez en sus cartas describió apasionadamente el momento y, con cierta vergüenza, se refirió a la guarnición local: “…  todos rotos, en caballos sucios, mal cuidados, todo lo más miserable y más feo, con unos sombreritos chiquitos encima de un pañuelo atado a la cabeza... si no se asustan los ingleses al ver esto, no hay esperanza”. Pero los invasores no se inmutaron y tomaron la ciudad.

En septiembre el periódico The Times comunicó con orgullo al pueblo inglés: “En este momento Buenos Aires forma parte del Imperio británico, y cuando consideramos las consecuencias resultantes de su situación y sus posibilidades comerciales, así como también de su influencia política, no sabemos cómo expresarnos en términos adecuados a nuestra idea de las ventajas que se derivan para la nación a partir de esta conquista”.

La humillación y el temor embargó a todos, aun así hubo quienes supieron rescatar el costado positivo del asunto: “El regimiento 71 -escribió lacitada Sánchez de Thompson-escocés mandado por el general Pack; las más lindas [refiere a las tropas] que se podían ver, el uniforme más poético, botines de cinta punzó cruzadas, una parte de la pierna desnuda, una pollerita corta... Este lindo uniforme, sobre la más bella juventud, sobre caras de nieve”.

Pero esta situación no duró mucho y los porteños -comandados por Liniers y Martín de Álzaga- reconquistaron su ciudad, aunque tardarían más de un año en librarse por completo de los invasores.

Es cierto que en la actualidad los estudios sobre este episodio no gozan de mucha popularidad y es un tema poco presente en el imaginario colectivo, sin embargo durante décadas aquella victoria sobre Inglaterra siguió siendo conmemorada por generaciones de argentinos.

El acto principal consistía en un Tedeum oficiado durante cada aniversario en el templo de Santo Domingo, por ser allí donde tuvo lugar uno de los enfrentamientos principales, sirviendo sus torres y azoteas como trincheras a los invasores. La ceremonia reunía a miles y la prensa la cubría con entusiasmo. ¿Por qué? Porque en gran medida la Revolución de Mayo fue posible gracias a la generación de tropas criollas para combatir a los ingleses, tropas que respondían a Saavedra y se pusieron al servicio de la patria naciente.  

*La autora es Historiadora

Tenemos algo para ofrecerte

Con tu suscripción navegás sin límites, accedés a contenidos exclusivos y mucho más. ¡También podés sumar Los Andes Pass para ahorrar en cientos de comercios!

VER PROMOS DE SUSCRIPCIÓN

COMPARTIR NOTA