Los siniestros viales no solo ocurren cuando las personas se movilizan por el espacio público atendiendo a sus propios requerimientos de transporte, también se dan por cuestiones que tienen que ver con sus actividades laborales. Por ello, la siniestralidad vial laboral representa hoy un problema que involucra una tríada de factores, de índole sanitario, laboral y social. Es imprescindible, entonces, lograr una coordinación efectiva que comprometa a cada uno de sus actores. Empresarios y trabajadores, comunidad educativa y medios de comunicación, deben aunar esfuerzos para disminuir los riesgos en la circulación en el ámbito laboral, mejorando así las condiciones de seguridad.
Que los vehículos estén en condiciones técnicas adecuadas para circular, tengan sus pólizas de seguro vigentes o sus conductores tengan las correspondientes licencias habilitantes, no alcanza. Es necesario, en cambio, que las diferentes organizaciones -empresas, reparticiones estatales u otras-, lleven a cabo acciones en pos de la prevención de la siniestralidad vial.
En primer lugar, conviene señalar que si un evento se puede prevenir, no es un “accidente” sino, en rigor, un “siniestro”, según lo plantea la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV). Los accidentes se diferencian de estos últimos porque no pueden prevenirse. Los siniestros sí, y sobre ellos hay que trabajar. Estos, por sus características son de dos tipos: laborales y de circulación. Por lo tanto, detectar y comprender cada uno de los factores que generan el riesgo, constituye un paso fundamental para aportar adecuadas medidas de prevención.
A tal fin, se entiende por siniestro vial laboral aquel que sufre un trabajador durante su jornada laboral o en los trayectos de ida y vuelta domicilio-trabajo, siempre que intervenga un vehículo en circulación. Ello es factible que suceda tanto en el trayecto de su domicilio al lugar de trabajo y viceversa (in itinere) como también durante su jornada laboral.
En el análisis de los siniestros viales laborales no solo ha de tenerse en cuenta la conducción de vehículos automotores o bicicletas. Además, es necesario incluir la posibilidad de que trabajadores de la empresa puedan verse implicados como peatones en un siniestro vial durante su trabajo.
Los siniestros viales en jornada laboral, por su parte, admiten dos categorías: de conducción profesional y en misión. Se consideran entre los primeros aquellos sufridos o provocados por trabajadores que utilizan el vehículo como herramienta para cumplir su tarea: mensajeros, repartidores, conductores de servicios de transporte. Se consideran “en misión” cuando los trabajadores utilizan el vehículo de forma no continuada realizando desplazamientos fuera de su lugar de trabajo.
Entre los riesgos para la seguridad vial laboral se cuentan:
Factores humanos: cansancio, no usar cinturón de seguridad, vehículos: estado deficiente, falta de mantenimiento, empresas: elevado nivel de exigencia, salarios escasos, ambiente de trabajo poco estimulante, vías de circulación: inadecuado estado de los caminos, señalización deficiente, mal estado del tiempo.
Costos de la siniestralidad laboral
La ocurrencia de siniestros viales en el ámbito laboral puede implicar para los afectados (trabajadores y sus familias), las siguientes consecuencias:
- Menores ingresos durante el tiempo en que se encuentran inactivos,
- Discapacidades parciales -e incluso totales-, que pueden impedir continuar en sus labores habituales,
- Daños psicológicos y morales.
Para las empresas, los siniestros viales laborales pueden generar:
- Pérdida de rentabilidad por las personas que no trabajan,
- Falta de motivación en los trabajadores involucrados en siniestros viales,
- Lucro cesante derivado de los tiempos inactivos de los vehículos afectados, pérdidas materiales,
- Deterioro de la imagen empresarial,
- Aumento de los valores de pólizas de seguros.
En el caso de la sociedad, las consecuencias pueden ser:
- Reducción del tiempo de vida potencial en los trabajadores fallecidos en siniestros viales laborales, en relación con la esperanza de vida media,
- Pérdida de calidad de vida en los trabajadores sobrevivientes, por las discapacidades y/o lesiones.
Las empresas no pueden permanecer ajenas respecto de la salud y seguridad de su personal. Es necesario que se comprometan, a fin de lograr que los desplazamientos con vehículos puedan llevarse a cabo con el menor riesgo. Para ello, deberán actuar en particular de modo preventivo, orientando su labor a evitar los riesgos, eliminando los que se pueden evitar o atenuándolos a su mínima expresión. En tal sentido, es posible planificar los trayectos a recorrer utilizando las vías de circulación menos conflictivas o ajustando los horarios para evitar congestionamientos de tránsito, reducir los riesgos que no se puedan evitar, capacitando al personal para conducir de modo seguro.
En síntesis
Disminuir la siniestralidad vial laboral es un desafío permanente en toda empresa e implica la convergencia de varios elementos. Entre ellos pueden citarse: evaluar los riegos, desarrollar acciones preventivas, gestionar correctamente los equipos de trabajo y medios de protección, informar e involucrar a los trabajadores y capacitarlos. Además, es importante incluir la seguridad laboral vial en la concepción de la vigilancia de la salud e investigar los siniestros que se produzcan. Por último, la seguridad laboral vial ha de incluirse en las auditorias pertinentes.
No hay dudas que el mayor capital de toda empresa son sus recursos humanos. Velar por la salud, seguridad y calidad de vida laboral de cada uno de ellos, es una meta a la cual se debe aspirar todos los días.
*El autor es Magister y Vicepresidente de la Sociedad Argentina de Evaluadores de Salud (SAES). Su correo es robertoluistomas@gmail.com