Varios hechos ponen en duda el “giro a la izquierda” en América del Sur. Estos se vinculan tanto a situaciones del pasado inmediato, como a los procesos electorales de los próximos meses. Al comenzar el año, parecía confirmarse que América del Sur volvía a girar hacia la izquierda en términos políticos-electorales, como lo hiciera en la primera década del siglo XXI.
Los gobiernos “progresistas” que ganaron las presidenciales en Perú y Chile en 2021, muestran antes de cumplir un año -y en el caso chileno con sólo pocos meses de gobierno- fuertes dificultades de gobernabilidad.
En el caso peruano, en el noveno mes de gobierno, el Presidente ya enfrentó el primer intento de remoción en el Parlamento, pero sobre el que insistirá la oposición en los próximos meses. Han tenido lugar cuatro cambios de ministros que sin llegar a ser cambios de Gabinete por la cantidad de funcionarios afectados, han creado dificultades en el equipo gubernamental. Las causas de corrupción afectaron a personas del equipo del Presidente, e incluso también a familiares. Pero fueron las protestas sociales desatadas al comenzar abril, que originaron incidentes con muertos y el despliegue militar en rutas y caminos, lo que confirmó la crisis de gobernabilidad en la cual se encuentra el gobierno de Pedro Castillo. El partido del Presidente, Perú Libre, se encuentra dividido y su líder, Vladimir Cerrón, está en una actitud crítica respecto a Castillo. Pero el tema central es el Congreso, donde el Presidente está en marcada minoría. Los legisladores fueron electos junto con la primera vuelta de la elección presidencial y muestran dicha dispersión electoral. En un sistema político muy fracturado, Castillo llegó a la segunda vuelta con sólo el 20% de los votos y ahí se encuentra el punto político clave de su falta de gobernabilidad.
A su vez Chile, cuyo Presidente Gabriel Boric asumió en marzo, enfrenta crecientes dificultades. Se trata de un dirigente estudiantil proyectado a la política por las protestas sociales violentas que tuvieron lugar en las calles de Chile entre 2019 y 2021. Llega al poder con una amplia y heterogénea coalición de izquierda, pero que ahora le es difícil mantener unida. La fuerte caída en el nivel de aprobación de la gestión presidencial ha llamado la atención. Tras un momento inicial en la que tenía dos chilenos a favor por cada uno en contra, hoy la desaprobación supera en 10 puntos a la aprobación, mostrando un rápido deterioro. El Presidente enfrentará un problema político-institucional central en los próximos meses: la reforma constitucional. La Constituyente fue electa en un momento en que el electorado chileno estaba fuertemente fracturado y se reflejó en la elección de una asamblea muy radicalizada, que eligió como Presidenta a una dirigente de la minoría indígena mapuche. Ya ha aprobado reformas conflictivas. Tal es el caso de la transformación del país en un “estado plurinacional”, que va más allá del Establecido por Evo Morales en Bolivia. El 4 de septiembre, la nueva constitución será sometida a un referéndum y si se votara hoy, sería rechazada.
Las elecciones presidenciales que tienen lugar en Brasil y Colombia muestran que los candidatos de derecha reducen la fuerte ventaja que tenían los de izquierda.
Colombia realiza su primera vuelta el 29 de mayo y las encuestas mostraron durante dos años -en los cuales tuvieron lugar protestas sociales violentas con decenas de muertos- un cómodo triunfo del candidato de izquierda, Gustavo Petro, en la primera vuelta, mientras que la derecha, desgastada, no lograba un candidato que la unificara. La situación ahora es distinta. La derecha logró unificarse de hecho con Federico Gutiérrez, quien está logrando polarizar el voto frente a Petro. Este, a su vez, ha cometido varios errores en la campaña y ahora no logra perforar el techo del 43% de los votos. Esto implica que aunque tiene una ventaja de aproximadamente 10 puntos sobre Gutiérrez, deberá competir en la segunda vuelta. El candidato de centroderecha era un ganador imposible hace dos meses atrás, pero hoy lo es improbable. El candidato de izquierda en Brasil, el expresidente Lula da Silva (que gobernó 8 años el país, entre 2002 y 2010), se mantuvo durante dos años, hasta comienzos de 2022, como el candidato más votado. Durante 2021 las encuestas mostraban que ganaba en primera vuelta con una ventaja de más de 20 puntos sobre el presidente Jair Bolsonaro, que va por su reelección. En los últimos dos meses la tendencia cambió y dicha ventaja se ha reducido a sólo 5 puntos para la primera vuelta, proyectando todavía un triunfo de Lula en la segunda por 9.
*El autor es consultor político.