Luego del breve interregno de Silvina Batakis, Sergio Massa asume su cargo de ministro de Economía dispuesto a aplicar algunas medidas trascendentes impuestas por la realidad.
Las cuatro bases sobre las cuales basará su gestión son: mejorar el orden fiscal, sostenimiento del superávit comercial, fortalecimiento de reservas y desarrollo con inclusión.
1. Los subsidios estaban significando un desmedido esfuerzo fiscal, subsidiando más a quienes más consumen, determinando un gran gasto de divisas, por el incremento mundial en la energía. No era racional un subsidio universal y sin límites a la energía eléctrica, gas y agua.
Massa ha logrado, entonces, que se delimite a quienes alcanzará, restricción que Guzmán no logró imponer y, también, que exista un límite para el consumo subsidiado.
La lógica que subyace en este enfoque es promover el ahorro del recurso, dado que el consumo debe ser cuidado y racional y que la recepción de un subsidio de apoyo no habilita para la falta de control del uso.
El mejoramiento del orden fiscal supone un mayor control de las evasiones en el comercio internacional, que se realizan subfacturando exportaciones y sobrefacturando importaciones.
2. Ratificando la política de promover exportaciones, se diseñarán regímenes para sectores de agroindustria, minería, hidrocarburos, tendiendo a lograr aumentos de producción y de economía del conocimiento.
Se acelerará la construcción del gasoducto desde Vaca Muerta.
Se prevé un programa de créditos a tasas promocionales y un esquema de garantías para primeros exportadores.
3. Dado la preocupación por reservas, se han planteado medidas para que los sectores de la pesca, el agro y la minería adelanten un cupo de us$ 5.000 millones en la liquidación de divisas, lo cual implica mayor recaudación de derechos de exportaciones en el próximo bimestre.
A ello se agregarían los desembolsos por us$ 1.200 millones con organismos internacionales por planes vigentes.
4. También es razonable un mayor control de los planes sociales, para que lleguen a quienes verdaderamente lo necesitan, sin intermediaciones espurias e innecesarias, con un control con la intervención de las universidades nacionales.
Ello se complementa haciendo énfasis en la reincorporación al mercado del trabajo, fortalecimiento de cooperativas y protección en casos de situaciones de vulnerabilidad.
Se anunció un bono adicional para los jubilados de menores ingresos.
Se diseñará con entidades empresarias y de trabajadores mecanismos que permitan recuperar ingresos, incluyendo la mejora de las asignaciones familiares.
Como era previsible, también se respetarán los acuerdos con el FMI, manteniendo la meta del déficit fiscal acordado.
Debe recordarse que, en su gestión, Guzmán afrontó:
a) Desastrosa situación inicial de endeudamiento, con absurda concentración de pagos a realizar al FMI e insólita suspensión de pagos de la deuda pública en pesos;
b) Pandemia, con las medidas de aislamiento social, preventivo y obligatorio y, en la etapa final,
c) Guerra en Ucrania.
La base desde la cual parte Massa supone como logros principales de la gestión anterior:
1) Acuerdo con los acreedores privados por pagos de 35.000 millones de dólares en una década, reduciendo los intereses cercanos al 7% a menos de la mitad, con una aceptación de más del 99%;
2) Razonable acuerdo con el FMl, en los máximos plazos posibles y sin las tradicionales exigencias sobre modificaciones impositivas, laborales y previsionales e inversión pública;
3) Fortalecimiento de los mecanismos del crédito interno en pesos;
4) Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción (ATP), subsidiando hasta el 50% del salario de los trabajadores registrados del sector privado;
5) Ingreso Familiar de emergencia (IFE), protegiendo, mediante transferencias, a hogares sin ingresos formales.
La recuperación se inició en 2021, con crecimiento del PBI del 10,4%, y creación de 1,1 millones de puestos de trabajo.
El gran problema subyacente es la inflación
La oposición dentro del grupo gobernante a limitar los subsidios y restringir gastos, que hubieran permitido reducir el déficit fiscal, tratando de atenuar la inflación, determinaron la renuncia de Guzmán, recibiendo incluso injustas descalificaciones.
Ocurrió que, tal como decía Perón, en todo país y gobierno existen tres clases de sectores: los apresurados, que creen que todo anda despacio, los retardatarios, que son los que no quieren que se haga nada y en el medio de esos dos extremos, lo que pareció caracterizar la política económica de Guzmán, el equilibrio, que conforma una política que es el arte de hacer lo posible, en forma continua y sin pausa, hacia los objetivos fijados.
Así, la derecha más extrema apostaba al caos, para reclamar la absurda dolarización, mientras que la izquierda exigía anclar el dólar, congelar precios, emitir y romper relaciones con el FMI.
Massa se enfrentará desde luego a estas dicotomías y deberá lograr también el equilibrio.
Ahora, finalmente, la realidad impuso la racionalidad en las decisiones sobre la política económica.
Es de esperar que se siga avanzando hacia la normalidad.
*Néstor Donato Ferrari es Profesor Emérito UNCuyo