En los dos fines de semana largo de las Fiestas de Fin de Año, hubo una disminución de los incidentes graves de tránsito, refiriéndonos especialmente a los que terminan con la vida de personas, sobre todo, jóvenes.
No obstante, hubo algunos percances y esos siniestros fueron decididamente graves para las familias a las que pertenecían las víctimas, como por ejemplo el hombre que perdió la vida al despistarse su moto en el distrito de Cañada Seca (San Rafael), el primer día del año.
Empero, el Gobierno de Mendoza produjo un informe en que se indica que el recientemente finalizado 2020 se convirtió en el año con menos muertos en siniestros de tránsito en Mendoza, al menos de las últimas dos décadas, que es el lapso que cuenta con datos certeros y detallados.
Más allá del año atípico que ha transcurrido en el contexto de la pandemia de Covid-19, que se tradujo en una menor circulación de automotores, los números evidencian una tendencia a la baja, algo que ya se había detectado en 2019 y que continuó en 2020. Incluso antes de la cuarentena, con un febrero con la menor cantidad de fallecidos de los últimos 20 años (cuatro casos).
De la misma forma se destacó noviembre de 2020, ya prácticamente con circulación y actividades normales en la Provincia, con otro descenso marcado respecto de igual período de otros años.
Si se tiene en cuenta la edad de las víctimas, se puede notar que la mayor cantidad de accidentados se encuentra entre los 25 y los 34 años. Por grupo etario: la mayoría son hombres entre los 15 y los 44 años. En la generalidad de los accidentes, la víctima principal es conductor de moto (32%), seguido de conductores de automóviles (23%). Los sábados, domingos y lunes son los días de la semana cuando más accidentes ocurren.
Así, las estadísticas elaboradas por el Observatorio Vial de la Secretaría de Servicios Públicos, muestran resultados auspiciosos, siempre que los podamos mantener en el tiempo.
No obstante, y con buen criterio, las áreas de Seguridad Vial de la provincia y de los municipios, continuarán trabajando en campañas de concientización y educación, especialmente en temas como alta velocidad o conducir bajo los efectos del alcohol o drogas.
Estamos convencidos de que la educación vial es fundamental en la prevención de accidentes de tránsito. Inculcar conductas responsables al utilizar la vía pública, conocer y respetar las normas de conducción, son comportamientos indispensables durante toda la vida. Todos, en algún momento, somos peatones, ciclistas, motociclistas o automovilistas.
Ya hemos advertido la urgente necesidad de ocuparnos de los cambios en la movilidad social en la vía pública, que determina la realidad de una ‘pandemia’ que genera enormes y radicales cambios en las prácticas, usos y costumbres generalizados de la sociedad.
El desafío es enorme. Sin embargo, no sólo es importante sino urgente que el Estado adopte y haga el seguimiento pertinente de políticas públicas en la movilidad, que la hagan sustentable.
Desde el 1 de enero y hasta el 15 de diciembre del año pasado, hubo 85 siniestros con víctimas fatales, uno de los índices más bajos de los últimos tiempos.
Resumiendo: es urgente ocuparnos de los cambios en la movilidad social en la vía pública, que determina la realidad de una ‘pandemia’ que genera enormes y radicales cambios en las prácticas, usos y costumbres generalizados de la sociedad.
El desafío es enorme. Sin embargo, no sólo es importante sino urgente que el Estado adopte y haga el seguimiento pertinente de políticas públicas en la movilidad, que la hagan sustentable