Estrés laboral y desgaste profesional docente

El aislamiento por el Covid-19 modificó aspectos centrales del trabajo de maestros y profesores. Claves para prevenir el impacto en la salud mental.

Estrés laboral y desgaste profesional docente
Aportes para la educación que viene / Orlando Pelichotti

Durante los últimos meses, debido al aislamiento social, preventivo y obligatorio dispuesto a causa del Covid-19, los docentes han visto modificados varios aspectos de su trabajo como, por ejemplo, el lugar donde desarrollan su tarea laboral, el tiempo y los recursos que emplean para enseñar y los canales de comunicación. Estos cambios acontecidos en el entorno laboral y en las condiciones de trabajo han conllevado un incremento en la percepción de estresores laborales y/o en la intensidad atribuida a los mismos por parte de los educadores.

Estrés laboral y Burnout

El estrés surge como consecuencia de percibir una situación como amenazante; es decir, peligrosa para el logro del bienestar o de un objetivo deseable. Cuando las situaciones amenazantes provienen del contexto de trabajo, se habla de estrés laboral u ocupacional.

Las manifestaciones son bien conocidas. Puntualmente, en población docente, los síntomas más frecuentes incluyen dolores lumbares, dificultades para conciliar o mantener el sueño, sensación de poco tiempo para uno mismo, sentido de urgencia constante, cansancio, irritabilidad, dolores de cabeza, resfríos y gripes, dificultades de memoria y concentración, cambios en el apetito, fatiga generalizada, nerviosismo, pérdida de placer y compromiso, etc.

Cuando los esfuerzos que se realizan para enfrentar las demandas de una situación laboral no resultan suficientes o son inadecuados y, además, se mantienen en el tiempo, el estrés se cronifica y puede dar lugar al Desgaste profesional, también llamado Síndrome de Burnout.

Se trata de un síndrome psicológico caracterizado por la sensación de agotamiento emocional (drenaje o reducción de los recursos emocionales producido por las demandas interpersonales), despersonalización (desarrollo de actitudes negativas, insensibles y cínicas hacia los destinatarios de los servicios o la atención) y baja de realización personal en el trabajo (tendencia a evaluar negativamente el trabajo que se realiza) que puede desarrollarse en individuos cuyo objeto de trabajo son personas en cualquier tipo de actividad.

¿Cómo prevenir y mitigar los efectos del estrés y el desgaste profesional docente durante la cuarentena?

Establecer una rutina eficiente Organice sus objetivos y establezca momentos para su cumplimiento.

Comunique el horario específico en el cual estará disponible para consultas de los alumnos y sus familias. Alterne momentos de concentración con momentos de descanso.

Regular las autoexigencias y el perfeccionismo

Detenga las creencias derrotistas (“Estoy siendo un pésimo docente/un mal padre/una mala madre”.). No pretenda tener todo y siempre en perfecto orden. Evite juzgarse y compararse con lo que hacen otras personas en situaciones similares. Elimine las presiones sin sentido y no se castigue por no poder ser la versión más exitosa de sí mismo en este tiempo de extrema complejidad.

Buscar apoyo social estratégico

Manténgase conectado con aquellos que puedan brindarle afecto, contención y empatía. Procure también apoyo instrumental que le permita solucionar problemas laborales, conocer nuevos métodos y técnicas para cumplir sus objetivos. La comunicación periódica con los colegas funciona. Conviértase en una fuente de apoyo para otros, la solidaridad es una poderosa fuente de bienestar personal. Por último, no desestime la búsqueda de apoyo espiritual, resulta crucial para atravesar las crisis y vicisitudes.

Regular las emociones

El bienestar y la felicidad dependen de un adecuado equilibrio afectivo. Modere la intensidad, frecuencia y forma de expresar las emociones (pero no las inhiba, son parte importante de este proceso). Concéntrese en lo que ha podido hacer bien durante el aislamiento temporal, lo ayudará a disminuir la sensación de agobio y ansiedad. Intente serenarse. Los ejercicios de relajación, las respiraciones profundas y la oración resultan muy útiles.

Mantener un estilo de vida saludable

Organice una rutina de ejercicios simples para contrarrestar el sedentarismo y liberar endorfinas. Trate de evitar el “picoteo” entre las comidas, disminuya el consumo de azúcares y bebidas estimulantes. Consuma frutas y vegetales para fortalecer el sistema inmune. Intente acostarse temprano y duerma por lo menos las 8 horas recomendadas.

Solicitar ayuda profesional

Si siente que las presiones desbordan su capacidad de resistencia y que ya no tiene vitalidad para intentar posibles soluciones o si no ha llegado a este punto, pero quiere recibir más orientaciones para saber cómo evitarlo, le recomendamos buscar ayuda profesional. Hay numerosas ofertas de atención psicológica a las que puede acceder desde su casa, con la computadora o el celular.

*Rubilar es Doctora en Educación, profesora y licenciada en Ciencias de la Educación. Se desempeña en los institutos de Educación Superior Nº 9-027 “Guaymallén” y Nº 9-002 “Tomás Godoy Cruz”, la Universidad del Aconcagua y es asesora pedagógica en escuelas de Nivel Secundario.

*Oros es Licenciada y Doctora en Psicología e investigadora del Conicet. Trabaja para el Centro de Investigaciones en Psicología y Psicopedagogía de la Universidad Católica Argentina y participa en proyectos científicos de la Universidad Adventista del Plata (Entre Ríos) y la Universidad de la Cuenca del Plata (Misiones).

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