Una vez más un informe del gobierno de Estados Unidos sobre las posibilidades de inversión en el mundo expresa preocupación por la situación económica en la Argentina. Se trata de una evaluación periódica del Departamento de Estado con respecto a los países con los que mantiene una relación bilateral.
Hay en estos momentos en nuestro medio más de 300 empresas estadounidenses operando y ese país es el principal inversor extranjero.
En esta oportunidad, el documento, que coincide con la lenta negociación que la conducción económica mantiene con el FMI, expresó preocupación por “incertidumbre económica, políticas intervencionistas, alta inflación y estancamiento” de las actividades económicas en la Argentina.
El informe tiene la particularidad de destacar las oportunidades que en materia de inversión y de comercio ofrece nuestro país tanto en agricultura, energía, salud, infraestructura, tecnología de la información y minería. Pero, simultáneamente, remarca que la incertidumbre reinante por los vaivenes del rumbo económico impide que la Argentina “maximice su potencial”. Y se detiene, concretamente, en las políticas intervencionistas del actual gobierno y la alta inflación.
Surge en este tema una salvedad importante. Si bien reconoce EEUU que la pandemia de Covid-19 profundizó la recesión económica plurianual del país, el Gobierno buscó una solución a ese panorama intensificando los controles de precios, de capital y de comercio exterior, “haciendo retroceder algunas de las políticas impulsadas por el mercado de la administración anterior”, en directa alusión a medidas económicas adoptadas por la gestión de Juntos por el Cambio que eran tenidas en cuenta en el país del Norte. Además, pone el acento en la expansión de gastos fiscales dirigidos, en gran medida, a mitigar el impacto económico de la pandemia, remarca el crítico informe.
La rigidez de la legislación laboral es otro aspecto que el trabajo del Departamento de Estado norteamericano destaca como impedimento para el normal desarrollo de las actividades de sus inversores en nuestro medio. Esta, justo es reconocerlo, es ya una traba crónica argentina de cara al mundo inversor.
Deja a salvo el estudio al sistema bancario argentino, al que define como “sólido, basado en ingresos diversificados, costos operativos bien contenidos y un alto nivel de liquidez”. Y se destaca que los bancos hayan resistido la contracción económica de varios años en el medio. Probablemente, uno de los detalles que permiten sustentar en gran medida la credibilidad en el país.
El informe constituye otro fuerte llamado de atención para el gobierno nacional. La gestión económica se debilita paulatinamente cuando el ministro a cargo del área debe verse obligado a negociar con los organismos internacionales de crédito bajo fuerte presiones provenientes de sectores internos del Gobierno y no sólo del presidente de la Nación.
Y no son presiones menores cuando nada menos que la Vicepresidenta y el influyente economista a cargo de la gobernación de la provincia de Buenos Aires piden explicaciones sobre los vaivenes del dólar y las posibilidades de implosión económica y social en tiempo electoral. Errores que cada vez más justifican la mirada crítica que nos llega desde el exterior.