Termina el 2021 y con él la conmemoración anual de la lucha por la Erradicación del Trabajo Infantil. Es un valor enorme que haya estado en la agenda global este atropello al que están sometidos muchos de los niños, niñas y adolescentes. Aunque también hace que el desafío sea más grande para quienes ocupamos cargos públicos. Es nuestra responsabilidad trabajar para que no sea solo un lema anual que recuerde su impacto, sino una agenda política para su eliminación. Los datos que demuestran el incremento del trabajo infantil en Mendoza van de la mano con los que reflejan la pobreza, la precarización e informalidad laboral y el desempleo.
Según la Encuesta de Actividades de Niñas, niños y adolescentes (EANNA) del Ministerio de Trabajo, más de 53 mil niños, niñas y adolescentes de entre 5 y 17 años trabajan en Cuyo. La mitad trabaja para el mercado, el resto desarrolla tareas de autoconsumo o trabajo doméstico1. Estos resultados son un aporte fundamental para desmitificar la creencia que asocia trabajo y explotación infantil con ruralidad. En zonas rurales, los niños trabajan más que las niñas; mientras en zonas urbanas, las niñas trabajan más que los niños, en tareas de cuidado.
Recuperación económica: un salto cualitativo aún en deuda
En el año 2019, la pobreza en niños y niñas en Argentina se encontraba alrededor del 54%. Con este indicador nos encontró la pandemia y sobre él se impusieron las consecuencias de la crisis sanitaria. Esta es la razón primaria por la cual niñas, niños y adolescentes se insertaron en prácticas laborales. Mendoza no está al margen de este alarmante dato: lo más doloroso y exigente es que en nuestra provincia la mayoría de las personas en situación de pobreza son niños y niñas.
Sin dudas, la crisis económica que atravesó el país como fruto de políticas neoliberales y fuga de capitales, sumado al impacto de la crisis que provocó la pandemia, generó un alto deterioro en las condiciones laborales. Este complejo contexto macroeconómico provocó que el conjunto de relaciones laborales se vea negativamente condicionado: trabajo infantil, informalidad laboral, precarización y otras formas de explotación. No podemos decir que haya una genuina recuperación económica sin tener en cuenta estas condiciones que deterioran tanto el poder adquisitivo como la calidad de vida de mendocinos y mendocinas.
Mendoza: la recuperación será tal cuando las infancias no trabajen
A nivel nacional se viene experimentando una recuperación de la economía. En Mendoza en particular, según el Indec, se encuentran 34.000 trabajadores más que en 2020, pero apenas el 15% corresponden al sector privado registrado o a la planta del Estado. Esto indica un crecimiento de la tasa de empleo de Mendoza, pasando de 42,9% en el tercer trimestre de 2020 al 45,9% en el mismo período de 2021. Sin embargo, este impacto tiene que encontrar en nuestra provincia resortes locales para que acompañen la tendencia nacional. En Mendoza la recuperación del empleo aún está por debajo de la media de nuestro país.
Cuando hay crisis económica hay aumento de desocupación y precarización laboral, la peor de ellas es la explotación infantil. Los niveles de recuperación económica, en concreto en Mendoza, tendrán impacto real cuando disminuyan estos niveles de informalidad y precarización. La recuperación económica será real cuando las infancias y adolescencias no tengan que trabajar para colaborar con sus familias. Es preocupante que la mayoría de los pobres son niños/as y la mayoría de los niños/as son pobres.
En relación con el rol de la Agencia Territorial Mendoza del Ministerio de Trabajo de la Nación, desde el 2015 al 2019 se realizaron en total 4 inspecciones para constatar situaciones de trabajo infantil. En cambio, a partir del año 2020 se realizaron 18 actas de trabajo infantil y 23 de Trabajo Adolescente. Este incremento en las acciones directas de inspección permite generar mejores condiciones de vida para niñas, niños y adolescentes, además de propiciar el desarrollo de programas que acompañen otras situaciones de sus vidas.
Trabajo rural, políticas públicas y gestión asociada
Por otro lado, a través de la Resolución 477/2021, el pasado 17 de agosto de 2021 el Programa “Buena Cosecha” ha recibido reconocimiento institucional, valorándose la labor desempeñada desde hace más de 10 años. Como anunciamos en la firma de convenio en el mes de junio, se ha concretado su financiamiento, después de haber sido suspendido en 2017. El mismo promueve la creación de Centros Socio-Educativos Rurales (CSER), destinados a contener a los hijos e hijas trabajadores/as rurales de temporada, durante los meses de cosecha. Esto implica que, mediante la gestión asociada del Estado Nacional con gobiernos locales, sindicatos y empresas, generen acciones concretas para prevenir y promover el cuidado de los niños/as. Así como también, fortalecer los entramados locales para detectar indicios de explotación infantil. En los últimos meses se concretó el desembolso de 25 millones de pesos a los municipios que ejecutarán el programa: Maipú, Luján, Tunuyán, Tupungato y San Martín.
En el marco de la gestión de políticas públicas como las que venimos desarrollando, es fundamental la participación ciudadana. En el caso de la explotación infantil, es imprescindible una comunidad activa en el cuidado de las infancias y adolescencias. Tener una mirada atenta a las condiciones de vida de nuestros niños y niñas, estar en alerta frente a situaciones de explotación laboral o exposición a condiciones de trabajo precarizantes, en el caso de adolescentes, es la actitud inicial. Nos interpela la realidad y desde ahí invitamos a mendocinos y mendocinas a sumarse al compromiso de denunciar situaciones como las descriptas, compartir espacios y experiencias de formación y capacitación para acompañar a las familias y cooperar en la ejecución de programas nacionales, provinciales y municipales que estén destinados a la erradicación del trabajo infantil.
Como asegura la Constitución de la Organización Internacional del Trabajo, “considerando que existen condiciones de trabajo que entrañan tal grado de injusticia, miseria y privaciones para gran número de seres humanos, que el descontento causado constituye una amenaza para la paz y armonía universales; y considerando que es urgente mejorar dichas condiciones (…)”, renovamos nuestro compromiso por aportar a la erradicación de la explotación infantil. Nuestro trabajo pretende que no sea solo un slogan, sino una dirección definitiva para su eliminación.
*Gonzalo Navarro Sanz- Responsable Agencia Territorial Mendoza - Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación