Enseñanza: Sobran las denuncias de material para adoctrinar

Me interesa destacar la función mediadora de los docentes, entre lo que se les impone doctrinariamente y la libertad de elegir enseñar lo que se debe. Una cuestión de ética profesional.

Enseñanza: Sobran las denuncias de material para adoctrinar
Quiero destacar la función mediadora de los docentes, entre lo que se les impone doctrinariamente y la libertad de elegir enseñar lo que se debe. Una cuestión de ética profesional. Foto: Orlando Pelichotti / Los Andes

La manipulación política de la infancia y juventud es una práctica aberrante propia de dictadores que quieren perpetuarse en el poder.

La historia nos informa de diversas categorías de dictadores en el mundo. En Occidente, las más sangrientas fueron, sin duda, la de Hitler y el nazismo y la de Mussolini y el fascismo. El general Juan Domingo Perón fue un aplicado seguidor de ambas corrientes. De estas fuentes, aprendió que para perpetuar su “movimiento” había que adoctrinar a niños, niñas y adolescentes.

Viví en mi infancia estas estrategias nefastas, para aquellos que él llamaba “pueblo/masa”. Los libros que circulaban, especialmente, en las escuelas hogares, convertían su figura y la de Eva Duarte en mitos, personajes a los que había que reverenciar pues eran el “Padre y la Madre que nos protegían”. Luego vino, con la enorme propaganda, “La razón de mi vida”, doctrinaria autobiografía de Eva Perón, texto de lectura obligatoria en las escuelas secundarias en los ’50. También, había que realizar actos alusivos a los planes quinquenales. Por cierto, vale la pena contar una anécdota de mi primera experiencia docente reemplazante en la escuela “Presidente Quintana”. Me adjudicaron “el honor” de elogiar especiales frases del Plan. Me negué, protesté y me sumariaron. Así de fuerte era esta catequización. Siempre el pensamiento único, la grieta, el miedo.

Luego, la Unión de Estudiantes Secundarios y la CGU, Centro de Estudiantes Universitarios de afiliación casi obligatoria, deportes, fiestas y persecución. Esta historia está en la memoria de los argentinos. Épocas nefastas de adoctrinamiento político, sólida praxis, que fortaleció las bases del “Movimiento Peronista”.

“La dinastía Kirchner, con la ayuda inestimable de cierto sindicalismo docente, retomó esta operación militante y la institucionalizó. De manera solapada o abierta sigue los pasos de lavar el cerebro especialmente a los niños y adolescentes más vulnerables”. (Fernández Díaz, J., La Nación, 29/11/20). Son innumerables las denuncias sobre el material usado para adoctrinar. Por ejemplo, el Manual de Historia Argentina del Plan FinEs, del l Ministerio de Educación de la Nación, patrocinado expresamente por Cristina Fernández en 2015. Rescatado, actualmente, por el gobernador Kicillof.

Quiero destacar la función mediadora de los docentes, entre lo que se les impone doctrinariamente y la libertad de elegir enseñar lo que se debe. Una cuestión de ética profesional.

Los docentes, que se precien de tal, saben que, a pesar de las difíciles tareas que les toca asumir en este complejo año, y que han asumido con sacrificios y dedicación ejemplar su tarea de educar, los niños, niñas y adolescentes merecen ser educados con valores, creatividad, pensamiento crítico y libertad, con respeto a las instituciones democráticas. No con “el lavado de cerebro”, con ideologías autocráticas.

Además, las familias deben interesarse por los conocimientos que sus hijos adquieren en la escuela. El país está en crisis. Es enorme el desafío y la responsabilidad que tienen las familias, los docentes y la ciudadanía para educar para la libertad, el conocimiento y los valores.

*La autora es Profesora y Licenciada en Filosofía. UNCuyo.

Edición y producción: Miguel Títiro.

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