El panorama es de gran incertidumbre. La mayoría de los gobernadores no salen de su asombro por las drásticas decisiones del gobierno nacional con respecto al envío de los recursos para distintos fines. Pero se puede llegar a asegurar que la quita de los subsidios al transporte, que dispuso la administración de Milei luego del fracaso de la Ley de Bases en el Congreso, no sólo molestó, sino que hasta llegó a atemorizar a más de uno.
El regreso a comisiones de la mega ley (hay muchos que siguen considerando que fue un error libertario por falta de manejo del reglamento legislativo) alentó la decisión presidencial de lanzar ataques puntuales a distintos referentes de la hasta ese momento denominada oposición “dialoguista”, de la que, queda claro, el primer mandatario siempre desconfió.
Queda en evidencia que al líder de La Libertad Avanza (LLA) no le cerró para nada la incorporación del cordobés Martín Llaryora al grupo de gobernadores cercanos al Gobierno. Fue y es, en definitiva, uno de los principales apuntados por el Ejecutivo a raíz de las desinteligencias que hicieron caer la ley Bases en Diputados. Está a la cabeza en la crítica de Milei, seguido por el radical santafesino Maximiliano Pullaro y otros, como el salteño Gustavo Sáenz, a quien el pase de factura más fuerte le llegó a través del despido de Flavia Royón del área de Minería de la Nación. Una coterránea que había sido rescatada en la función pública de la gestión de Sergio Massa en Economía.
¿Cornejo también está en la mira por ser considerado un insubordinado? Puede ser siempre que en el gobierno nacional tomen en cuenta sus conceptos críticos hacia la decisión de Milei de cortar la ayuda para el transporte en las provincias.
Cornejo tuvo dos declaraciones fuertes, aunque de distinto tono, luego de que se conociese la decisión presidencial. El día del anuncio hizo un razonamiento interesante cuando sostuvo que el gobierno nacional, con su determinación, incumple el Pacto Fiscal firmado en 2017, durante la presidencia de Macri, por el mantenimiento de subsidios al transporte en Ciudad de Buenos Aires y el Conurbano (AMBA) mientras se le quitan al resto de las provincias. “Bienvenido el orden fiscal, pero si es equitativo”, dijo entonces Cornejo.
Sin embargo, al día siguiente hizo declaraciones en una radio porteña y sus críticas fueron más ácidas y tuvieron lógica repercusión. Trató a la medida del gobierno nacional de “tonta, ridícula, poco inteligente”. Esta apreciación sí habría colmado aún más la tolerancia de la élite libertaria y los corrillos comenzaron a incorporar el nombre del gobernador de Mendoza entre los caídos en desgracia por parte del presidente Milei. Se habló de cuatro: además del mandatario cordobés y del santafesino, de Cornejo y el salteño Sáenz. Nadie confirmó nada, pero se supone que hay fastidio contra el mendocino.
También hay quienes opinan que este temporal generado por el enojo del Presidente ante el papelón por la ley “ómnibus” es como una ruidosa tormenta de verano: pasará relativamente rápido. Esos mismos observadores son los que recuerdan que la disuelta coalición de Juntos por el Cambio, que Cornejo y otros siguen mencionando como activa cada vez que se refieren al grupo de gobernadores que integran, sostuvo firme en su momento el apoyo desde las provincias a la candidatura presidencial de Patricia Bullrich, actitud que siempre tuvo reciprocidad por parte de la ahora funcionaria de Javier Milei. Bullrich festejó con los triunfantes gobernadores radicales cada vez que el largo y desdoblado calendario de elecciones de 2023 se lo impuso.
¿Cambiarán las miradas de ahora en más? ¿Quién lo sabe? La ministra de Seguridad tiene, por ejemplo, un público compromiso con la provincia que gobierna Pullaro para ayudar a combatir a los narcos. Se requiere para ello un mínimo de tolerancia mutua.
Volviendo a la situación puntual de Cornejo, despierta curiosidad saber qué haría el gobernador si, efectivamente, hay una estrategia de acorralamiento de la Nación a las provincias a partir de este duro revés por el subsidio al transporte. Tal vez tanto esfuerzo del mendocino por mantener una relación cordial con el nuevo presidente tenga un límite. Cornejo necesita defender su gestión para que su proyecto local siga vigente de cara a su sucesión. Lógicamente, va a pretender que en 2027 lo suceda alguien de su elenco. Tiene una provincia ordenada en las cuentas, pero un clima belicoso como el actual durante casi cuatro años hace pensar.
Además, sabe bien el Gobernador que lo que haga en estos años en Mendoza le servirá, sin ninguna duda, como última apoyatura para sus siempre postergadas expectativas en el plano nacional, donde hay un claro recambio generacional en el radicalismo que le juega en contra desde este momento. Por otro lado, en qué lugar de la escena política quedaría el radicalismo si se tiende a una polarización clara entre libertarios y macristas vs la versión del peronismo que sobresalga.
Siguiendo con el sobresalto que genera entre los políticos el presidente Milei, por el lado del armado libertario mendocino opinan que lo que se observa es un reacomodamiento que seguramente se afianzará a través de las modificaciones que se han registrado en los últimos días tanto en el gobierno nacional como en la oposición. Es coherente: se especula con una alianza parlamentaria entre La Libertad Avanza y Pro. Es la apuesta más fácil de alcanzar por el momento, ya que hablar de un gobierno con funcionarios del macrismo es algo que todavía parece incomodar bastante a Milei y a su entorno, aunque las últimas declaraciones efectuadas por el Presidente desde Roma parecen apuntar ya a un acuerdo de esa índole.
Por su parte, desde el radicalismo gobernante en esta provincia ven un complicado panorama. Hay quienes insisten con que el Presidente no tiene un plan muy definido, sino que “va sobre la marcha” con altísima dependencia de lo económico. Preocupa que se pueda agravar la situación de la economía en los próximos meses, restándole crédito a la figura presidencial.
Este último es un posible escenario que para nada agrada al gobernador mendocino y su equipo, más allá de la tirantez de los últimos días. Como ya señalamos, se insiste con que la intención de apoyo al gobierno nacional se mantiene. Sin embargo, los altibajos anímicos presidenciales desconciertan y, por otra parte, a nadie le agrada que le coloquen el rótulo de algo con lo que no se identifica, según la reacción radical local a tan turbulenta semana.
Inspirado en la “ira de Moisés”, el pasaje bíblico que citó Milei en un posteo desde Israel para intentar demostrar el nivel de descontento que sentía luego del fracaso de su mega ley en Diputados, el referente de LLA pretende inspirar a los suyos con el espíritu combatiente que tuvieron en campaña y que ahora querrían extender hasta las todavía lejanas elecciones del año próximo.
Descartada por el momento la consulta popular, opción con la que se especuló en la semana para plebiscitar la ley “ómnibus” entre la ciudadanía, los libertarios pretenden instalar la confrontación entre “libertad y casta”.
El mensaje a la gente es, tal vez, el de la paciencia y el esfuerzo mientras se llega a las elecciones parlamentarias que permitirían al movimiento libertario ganar y obtener la representación que necesita en el Congreso para avanzar sí o sí con sus pretendidas reformas. El problema es que falta mucho para ello, realmente. Este gobierno, que en solo dos meses ya ha tenido un indudable desgaste y una clara crisis interna, necesita que la economía, fundamentalmente, dé alguna señal positiva en los próximos meses. De lo contrario la aventura electoral para ganar bancas en el Congreso será algo muy lejano.
Milei es un ideólogo, un apasionado con las ideas de la libertad que también debe tener en cuenta que para gobernar, para administrar el Estado, hay aspectos concretos, puntuales, que deben ser atendidos con una mirada más pragmática, aunque sea temporalmente.
En definitiva, nos quedamos con una mirada más simple y entendible. Una voz erudita hábilmente bajada a tierra: el horno no está para bollos. Todo puede salir para cualquier lado.