El próximo 17 recordaremos aquel 17 de agosto de 1850 cuando partía a la eternidad el Padre de la Patria tras consolar a su hija anunciándole “es la tempestad que me lleva al puerto”.
Por otra parte, el 19, a miles de kilómetros de su ínsula cuyana y a muchos menos, alrededor de mil km, desde Boulogne Sur Mer, en una ciudad escocesa llamada Banff, se le recordará en el 200º aniversario de aquél 19 de agosto de 1824 cuando allí se lo declarara Ciudadano de Honor.
La historia es así:
En España, tres jóvenes integrantes del Ejército del Reino, uno de Andalucía, otro de Escocia y un rioplatense traban sólida amistad que perdurará hasta sus muertes: Alejandro Aguado, Marqués de las Marimbas, James Duff, conde de Fife, y José Francisco de San Martín y Matorras.
Ilustrados, compartían ideas y consejos; valientes soldados lucharon contra las tropas napoleónicas.
En 1811, San Martín y otros rioplatenses que se encontraban en Escocia, reciben de James Duff el apoyo económico necesario para volver a suelo americano procurando su libertad e independencia.
Desde su regreso a la Patria en 1812, el Gran Capitán mantuvo la amistad con sus antiguos compañeros de armas.
Cuando después de cruzar la cordillera para liberar a Chile y Perú, gobernar en Cuyo y Perú, en 1823 decide regresar a Europa con su hija Merceditas, son ellos los que le brindarán apoyo.
En 1824 don José se instala en Banff, en casa de su amigo Duff, conde de Fife, y es allí cuando se lo distingue como Ciudadano de Honor el 19 de agosto.
A doscientos años de este hecho, el 18 y 19 habrá solemnes actos en su memoria, en el Museo Sanmartiniano de Banff y en la Duff House donde se alojara, este cultor de la amistad:
“Mi mejor amigo es el que enmienda mis errores o reprueba mis desaciertos”.
* La autora es Presidenta de las Damas Pro Gloria Mendocinas.