Florencia Curth de Cavanagh, descendiente de los González Videla Correas fue una gran mujer emprendedora que se desempeñó continuando los negocios heredados de su familia y emprendiendo nuevos desafíos.
Incansable defensora de la Iglesia, se destacó desde muy joven emprendiendo obras para ayudar a quienes más lo necesitaban.
Sus actividades comenzaron a pedido del Dr. Enrique Day, director del Hospital Provincial, quien pidió a un grupo de jóvenes maestras, que se ocuparan del bienestar de los niños recién nacidos. Fundaron entonces el taller de costura que se llamó ‘Tu Casita’ con el objeto de proveer de ajuares a los niños de menores recursos en el hospital Emilio Civit.
También actuó como voluntaria en el recién inaugurado hospital Central para ayudar a las víctimas del terremoto de San Juan.
Su trabajo social continuó con la obra de San Vicente de Paul ayudando a construir el edificio que albergaba al Hogar de Ancianos (hoy tristemente cerrado como consecuencia de la corrupción y abulia social) y el Hogar Betania; ambos destinados al trato digno de las personas de la tercera edad.
Durante años organizó colectas y eventos cuyo objeto era recaudar fondos para dotar de recursos que mantuvieran sin cargo a quienes se hospedaran en dicha institución.
Colaboró en la construcción del Cotolengo de Don Orione y realizo eventos para recaudar fondos para el equipamiento técnico de Cordic institución que dirigía el cardiólogo Zavala Jurado, también colaboró con la construcción del santuario de la Virgen de San Nicolás en la provincia de Buenos Aires y formó parte de la comisión pro templo de la parroquia de San Miguel de Las Heras que había quedado destruida por el terremoto.
Ferviente católica, formó parte de la Cofradía de Nuestra Señora de la Virgen del Carmen de Cuyo, institución que organiza cada año las celebraciones del 8 de septiembre; en su calidad de camarera de la Virgen se dedicaba ayudar en el mantenimiento de los vestidos y alhajas de la Virgen y las instalaciones de la Basílica de San Francisco, también confeccionaba los escapularios para imponerlos a quienes así lo solicitaran.
Regularmente mandaba a las iglesias los paquetes de ramos de olivos para celebrar la Semana Santa. También colaboraba con la Parroquia del Corazón de María, la Parroquia de San Miguel de Las Heras y la Parroquia de Sampacho Córdoba, Cooperativa del hospital Notti, Fundación Conin, Silsa entre las más importantes.
Incansable defensora de la tradición y las raíces cuyanas trataba de preservar costumbres y recuerdos en distintas publicaciones que realizó. Su libro de cocina “Sabores de la Antigua Cocina cuyana” fue pionera en el rescate de la tradición culinaria de la región cuyana y de las recetas de familia de la zona.
También se destacó como empresaria abriendo camino para que después otras mujeres pudieran desempeñarse con éxito en actividades mayoritariamente dominadas por varones. Su empresa, Viñedos y Bodegas Carlos González Videla S.A, lideró el mercado de vinos durante muchos años actuando incluso , como formadores de precios.
Tuvo brillantes iniciativas iniciando una tendencia en la realización de espectáculos artísticos de “Luz y Sonido” en su tradicional bodega Panquegua, como apoyo a la realización del mundial de fútbol que tuvo a la provincia como una de sus sedes en 1978.
Cultora y pionera de la vitivinicultura, la calidad de sus vinos fue durante años reconocida con innumerables distinciones; la última que obtuvo fue medalla de oro y plata en el certamen “Malbec al mundo” que se celebraba en esta ciudad, allí se competía con muestras de vinos de todas partes del país y del mundo. Fue presidente del directorio de Viñedos y Bodegas Carlos González Videla S.A. hasta 2005, año en que resignó el cargo por problemas de salud que la aquejaban desde mucho tiempo.
Otra actividad que desarrolló fue la construcción de lo que en su momento fue un edificio de vanguardia, y que hoy se conoce como “Galería Caracol “, Edificio González Videla.
Siempre preocupada por el bienestar de sus empleados, luchó para mantener y crear puestos de trabajo; en sus últimos años, colaboró ayudando a un grupo de ellos a adquirir el terreno donde se construyó el barrio Virgen del Carmen de Cuyo; hoy conocido como barrio “Doña Flora” en Junín, con el fuerte apoyo del entonces intendente, hoy vicegobernador, Mario Abed; destinado lograr la vivienda propia y digna de los empleados de la finca Tromel.
Fuerte defensora de la familia, cuidó de sus padres, tía, marido , hijos y nietos, aquejados de graves enfermedades por largos años; su casa siempre estuvo generosamente abierta para recibir amigos y parientes a quienes homenajeó con su cariño y cobijo dentro de sus posibilidades; personajes que con el tiempo se convirtieron en profesionales, profesores universitarios, legisladores, ministros, médicos, sacerdotes, empresarios.
Amante del arte, fue una coleccionista incansable y también tomo clases de pintura y dibujo con los maestros Pardo y Cicceri. Con el tiempo se dedicó a realizar obras de imaginería religiosa que donaba a para ayudar en obras de caridad.
En los últimos años de su vida resistió distintos embates, un atentado que puso en riesgo su vida; más de 30 demandas judiciales que incluyo allanamientos con uso de la fuerza pública en su domicilio particular, siempre derivados de denuncias falsas, un verdadero law fare; tal vez como una afirmación del dicho que dice “El árbol que da frutos es el que más palos recibe”.
Esas tribulaciones no menguaron su actitud de tender la mano para ayudar y perdonar a quien de esa forma la atacaba.