En México, las elecciones de medio mandato muestran que Andrés López Obrador hizo peor elección que la esperada en lo legislativo, pero mejor en lo regional. El partido del presidente (Morena), que integra la coalición “Juntos Hacemos Historia” con el Partido del Trabajo y los Verdes, obtuvo 197 escaños sobre los 279 de esta alianza, mientras que “Va por México”, la coalición que tiene al PRI y al PAN a la cabeza, obtuvo en total 197 bancas. De esta manera, sobre un congreso con 476 diputados, Morena y sus aliados tienen 28 más que los 251 requeridos para la mayoría absoluta, aunque lejos de los 334 exigidos para avanzar en reformas constitucionales. Es así que para su proyecto de orientación populista tiene margen para el reformismo, pero no para un cambio estructural de fondo. Se eligieron también 15 de los 32 gobernadores de los Estados, en los que Morena se alzó con la victoria en 11 de ellos y retuvo además el único que estaba en juego y en el que ya era gobierno (Baja California). La oposición, que gobernaba en 14, sólo retuvo 3: Chihuahua, Nuevo León y Querétaro. López Obrador mantiene así su liderazgo, pero no ha logrado una mayor “acumulación de poder”. Los tres partidos opositores -el PAN de centroderecha, el PRI, hoy un partido de centro, y el PRD de izquierda- crecieron electoralmente.
En Perú, la estrechísima ventaja de Pedro Castillo tarda en confirmarse y su oponente, Keiko Fujimori, espera la llegada de los votos del exterior, que podrían alterar la tendencia. Queda un país fuertemente polarizado entre derecha e izquierda en términos ideológicos. Puede decirse que será el periodo presidencial más enfrentado desde que Alberto Fujimori (padre de la candidata) perdió el poder en el 2000. A ello se agrega una fuerte dificultad para la gobernabilidad: el Parlamento. La elección de primera vuelta, donde se votaron legisladores, confirmó el fraccionamiento y la atomización de la estructura partidaria peruana. Los partidos con representación parlamentaria son una decena, pero el que tiene más legisladores es el partido Perú Libre (Castillo) con 37 sobre un total de 130. El segundo bloque es Fuerza Popular (Keiko Fujimori) con 24. Ambos están lejos de los 76 necesarios para obtener la mayoría parlamentaria. Los siguientes bloques son Acción Popular con 16, Alianza para el Progreso con 15 y Renovación Popular con 13. Sobre estas tres fuerzas se centrará el esfuerzo negociador de los dos candidatos para intentar constituir la mayoría parlamentaria. De confirmarse el triunfo de Castillo, se afianzaría la percepción sobre el giro a la izquierda de la región.
En Nicaragua, donde la elección será el 14 de noviembre, Daniel Ortega acentúa la represión de los candidatos opositores. Acusándolos por delitos irrelevantes, en una semana detuvo a los candidatos opositores Cristiana Chamorro (hija de Violeta Chamorro, quien ganó la elección a la actual presidente en 1990) y Arturo Cruz. Ortega, que va por su cuarto mandato, busca impedir que se presenten para asegurar el triunfo del oficialismo en momentos en que crece el malestar en el país. El presidente nicaragüense es un firme aliado de Venezuela, que se mantiene en el poder construyendo un régimen totalitario similar al del Chavismo. Pero el país al mismo tiempo sigue integrando el tratado de libre comercio de América Central con los Estados Unidos. En medios académicos y políticos de este país se plantean reclamos para que sea suspendida la vigencia de dicho acuerdo.
En este contexto, la vicepresidenta de Estados Unidos, Pamela Harris, emprende una gira por México y Centroamérica. Ha sido elegida por el presidente Joe Biden para encargarse del problema migratorio, crítico en la frontera sur de Estados Unidos y que ha sido un traspié de la nueva administración en sus inicios. Visita México, donde se reunirá con el presidente López Obrador, quien parece interesado en bajar la tensión que creó con Washington en los últimos meses. Que México mantenga firmes las restricciones en la frontera de Río Grande para impedir la entrada de inmigrantes ilegales por esta vía, es la prioridad estadounidense. Harris también visitará Guatemala, el país más grande del llamado “Triángulo Norte” de América Central, que integra con Honduras y El Salvador. Los tres suman en total una población de 32 millones.
En conclusión, la elección de medio mandato en México, la segunda vuelta para la presidencia en Perú y la perspectiva de la presidencial nicaragüense, son manifestaciones de una región en crisis política. Esto es algo que la Administración Biden debe enfrentar y que el primer viaje al exterior de la vicepresidenta Pamela Harris lo confirma.