Una verdadera crisis política se desató en Alemania a raíz de la ‘filtración’ del llamado ‘Documento del Día D’, redactado por miembros del FDP (Freie Demokratische Partei), que propone estrategias para romper la coalición gobernante liderada por el SPD y Los Verdes. El documento tomó estado público y Christian Lindner, líder del FDP, fue destituido como ministro de Finanzas por el canciller Olaf Scholz (SPD) el 6 de noviembre de 2024. Esto marcó el fin de la coalición conocida como Ampel (‘semáforo’, por los colores de los partidos que la integraban). La salida de Lindner del gobierno equivalía a la salida de su partido de la coalición, derivando ello en un gobierno en minoría del SPD (Sozialdemokratische Partei Deutschlands) y Los Verdes. La crisis política derivó en que el canciller federal (cargo equivalente al de primer ministro en las democracias parlamentarias) convocara a elecciones anticipadas para el próximo mes de febrero de 2025. La otra opción del canciller era gobernar en minoría hasta septiembre de ese mismo año, mes en el que estaban originalmente previstas las elecciones. Los problemas económicos que aquejan a la llamada ‘locomotora’ de Europa no lo permiten y Olaf Scholz bien lo sabe.
Hasta noviembre de este año, la coalición gobernante estaba integrada por tres partidos, el SPD, el FDP y Los Verdes. En las elecciones de 2021 el partido ganador fue el SPD, pero no alcanzó la mayoría requerida (50 % más 1 de los votos), de modo que tuvo que recurrir a una coalición de partidos integrada, además del SPD, por Los Verdes (partido ecologista y progresista) y el FDP (liberales).
Ante la crisis económica en Alemania (inflación, cierre de empresas, aumento del desempleo, contracción de la economía, etc.), Lindner, en su documento, proponía medidas polémicas como reducción de impuestos a las empresas y una relajación de las normativas en materia ambiental. Estas medidas buscaban reactivar la economía alemana afectada por una prolongada recesión (Alemania lleva ya seis meses de contracción económica). Sin embargo, estas propuestas chocaron con los objetivos sociales del SPD y ambientales de Los Verdes y Lindner lo sabía y conocía también el efecto que la ‘filtración’ del ‘Documento del Día D’ iba a provocar. En realidad ‘filtración’ es un eufemismo para no decir divulgación deliberada.
La situación en Alemania, desde hace bastante tiempo, viene generando un descontento generalizado en la población. A modo de ejemplo, Volkswagen anunció el cierre de tres de sus fábricas. Ello significa un duro golpe no sólo a la economía nacional sino también a la identidad cultural alemana. Alemania tiene casi un millón de empleos vinculados directamente con la industria automotriz. Otros ejemplos son la crisis provocada por la inmigración descontrolada desde 2015 y la incapacidad del gobierno de encontrar un equilibrio, el auge de la extrema derecha, sobre todo en los Länder (estados federados) de la ex República Democrática Alemana, entre otros. Todo ello torna el panorama muy sombrío para los tres partidos mencionados en vistas a las próximas elecciones. Es dable suponer que Lindner haya provocado la ‘filtración’ de su documento para “salvarse” de la debacle electoral que muy posiblemente sufrirán las tres agrupaciones y haya preferido hacer estallar una crisis política dándole un portazo a la coalición y así conservar alguna cuota de esperanza para su futuro político y el de su partido en las próximas elecciones. Los próximos comicios generales estaban previstos para el 29 de septiembre de 2025, pero ya es oficial que se adelantarán para el 23 de febrero próximo.
La inestabilidad política en Alemania coincide con un panorama internacional complicado. La victoria de Donald Trump en EE.UU. plantea incertidumbre sobre el apoyo a Ucrania en la guerra con Rusia y la relación transatlántica. Europa enfrenta el desafío de mantener la cohesión en un contexto de tensiones geopolíticas crecientes.
Olaf Scholz nunca fue un político con gran apoyo entre la población. La coalición, por la heterogeneidad de los partidos que la integraban, llegó al poder casi con fórceps. El vacío dejado por la salida de Angela Merkel nunca pudo ser llenado por un Scholz sin el carisma, firmeza y claridad de ideas de su antecesora. Todo esto ha sido capitalizado por la AfD (Alternative für Deutschland / Alternativa para Alemania) que ha llegado a preocupantes niveles de popularidad, a tal punto que se ha convertido en la segunda y tercera fuerza política en los estados federados del este del país (tenga en cuenta el lector que AfD es el partido de ultraderecha de Alemania). Por ejemplo, según los últimos sondeos (diciembre de 2024), en Turingia, AfD tiene un 34 % de popularidad, en Brandemburgo 30 % y en Sajonia-Anhalt 29 %). Es crucial que las decisiones políticas apunten hacia la estabilidad. Europa necesita de una Alemania fuerte que lidere los desafíos que Europa enfrenta y que no son pocos. A los temas de la guerra en Ucrania, la inmigración, las tensiones transatlánticas, el populismo y el auge de la extrema derecha, se suman el cambio climático, energía y dependencia externa, envejecimiento demográfico y escasez de mano de obra, entre otros.
* El autor es Abogado. Presidente de Sociedad Goetheana Argentina – Goethe-Zentrum Mendoza.