Elecciones 2023: ya no nos hablan con el corazón, sólo con la billetera (la nuestra)

¿Cómo se comunican los candidatos? Entre retos, explicaciones zonzas y el delirio. ¿De qué nos hablan? Solo de recetas mágicas económicas. Se hacen los Harry Potter y probablemente no les de ni para Mago sin Dientes.

Elecciones 2023: ya no nos hablan con el corazón, sólo con la billetera (la nuestra)
El día que Javier Milei imitó a Leonardo Favio en un concurso de televisión.

Con el nivel de la campaña política argentina, se me antoja más interesante intentar el análisis de “cómo” nos hablan los candidatos al sillón de Rivadavia, que el hecho de otear “qué” proponen; esto último tan pobre, tan chato, tan efectista.

Por ejemplo, Milei nos reta. Asume que nosotros no tenemos ni idea de economía (probablemente sea cierto) y por lo tanto merecemos que nos espete sus conceptos libertarios de la escuela austríaca por la cabeza. Además, se tomó en serio eso de que la gente quiere “cuestiones concretas”, hasta el punto que apareció por los sets de TV con sus bocetos de dolarización; con excentricidades como el libre mercado de órganos; promociones de armas free; cuponeras para la educación; y como si no le faltara condimento a la campaña, con una vice que acarrea un catálogo de rancias sentencias setentistas, extrañas para un partido que se presenta como “lo nuevo”. ¡No queríamos saber tanto, le dijeron al tío que le habían preguntado cómo estaba de salud y salió con el detalle de su diarrea matinal!

Massa salió a pedir perdón por la inflación de dos dígitos y dijo quiénes son los culpables  (TV Pública)
Massa salió a pedir perdón por la inflación de dos dígitos y dijo quiénes son los culpables (TV Pública)

Por su parte, el tono de Massa viene siendo el mismo desde hace más de 20 años; no así sus partidos. Nos habla como si estuviéramos en salita azul. Ese decir acompasado, casi hipnótico, que pretende con su respuesta envolvernos de tal manera que finalmente no recordemos la pregunta obvia: “¿Y por qué no hace ya todo lo que está proponiendo si ahora es Ministro de Economía plenipotenciario?”. La cadencia de Massa es una invitación a fingir demencia sobre el paradero de Alberto o Cristina; o las denuncias intestinas de Moreno o Grabois. (Moldavski tiene un chiste sobre el amigo del Papa: “Grabois es ese hijo de 6 años que cuando viene la visita cuenta toda la verdad de la familia. Papá se tiró uno recién. Y Massa dice: ‘¡Calláte Grabois!!!!’”)

Y Bullrich, con su verba entrecortada, tira joyas como: “Los argentinos estamos muy dolidos. Y vamos a armar un sistema que ponga el foco en el ser humano desde una perspectiva en el que todo aquello que tiene que ver con el ser humano, su vida, su educación, su cultura, su bienestar, su seguridad, estén todos bajo una filosofía muy interesante”. Cuando declara, ¿entra en trance? Es lo que uno piensa cuando escucha una letra críptica de Divididos o del Indio. O es una genialidad… o es lo primero que salió. O es lo primero que salió.

Y como si fuéramos pocos, apareció Melconián al rescate. El economista, con sus metáforas de tuco y de piernas cortadas, trajo el barrio a la discusión política. Lo más probable es que debajo de las onomatopeyas y las imágenes retóricas porteñas esté el mismísimo discurso de toda la vida de los Redrado o los Prat Gay de la vida, pero vestido en vez de traje, con camiseta musculosa blanca, agujereada a la altura de la panza.

La candidata a presidenta Patricia Bullrich presenta a su ministro de economía Carlos Melconian en un acto en el hotel Quinto Centenario Foto: (Pedro Castillo / La Voz)
La candidata a presidenta Patricia Bullrich presenta a su ministro de economía Carlos Melconian en un acto en el hotel Quinto Centenario Foto: (Pedro Castillo / La Voz)

2. Lo que decíamos. El consultor económico de origen armenio vino al rescate porque esta no es una contienda de políticos, es de economistas. Porque hay como modas en las batallas electorales. Pasamos de los Macri-Scioli coachados (¿recuerdan que al entonces jefe de gobierno porteño le tiraban letra en los reportajes?) (2015) a la época en la que los operadores políticos que hasta entonces habían estado detrás de bambalinas, se convirtieron en “prima donna” para darle “volumen político” a la campaña de entonces (2019). Hablamos de los Alberto Fernández, los Pichetto o Schiaretti, tipos sin mayor histrionismo, todo-campistas, conocedores de los pasillos de la cosa pública. Esa raza (herederos directos de los Nosiglia, los Mazzón, los Duhalde) fracasó junto con Alberto y ya no están como cabeza de compañía.

En definitiva, ni candidatos coachados, ni operadores políticos rosqueros. 2023 es de los economistas. Y mientras más pragmáticos y directos, mejor.

Los de mi generación cenamos a lo largo de la vida con programas de fondo como los de Neustadt, Grondona, Lanata, Intratables, donde se le consultaba al especialista en temas económicos de turno: “¿Cómo se sale de la inflación?”. Y muchos de estos gurúes, opinólogos, charlatanes, antes o después, terminaron ejerciendo el poder en la cartera de gobierno, logrando el mismo resultado vacuo que aquel ministro al que criticaban frente al camarógrafo.

Los economistas mediáticos juegan al truco. Se las saben todas… hasta que llegan al poder. Desde los estudios de tv, los tipos y tipas critican y dan a entender que cuentan con la varita de Harry Potter. Cuando asumen, no les da ni para Mago sin Dientes.

¿Cómo nos hablan los candidatos? Entre retos, explicaciones zonzas y el delirio. ¿De qué nos hablan? Solo de recetas mágicas económicas. Ojalá el truco final no sea hacer desaparecer a la Argentina

La filosa respuesta de Alberto Fernández cuando Joe Biden le preguntó sobre Javier Milei en el G20

Tenemos algo para ofrecerte

Con tu suscripción navegás sin límites, accedés a contenidos exclusivos y mucho más. ¡También podés sumar Los Andes Pass para ahorrar en cientos de comercios!

VER PROMOS DE SUSCRIPCIÓN

COMPARTIR NOTA