El diccionario académico nos remonta al significado del vocablo “símbolo”, de origen griego. Se define como “elemento u objeto material que, por convención o asociación, se considera representativo de una entidad, de una idea, de una cierta condición, etc.”; unimos esta definición a lo que nos enseñaron cuando éramos escolares de primaria y aprendimos que nuestros símbolos patrios, como argentinos, son cuatro: Bandera, Escarapela, Himno y Escudo.
Veamos, lingüísticamente, cuál es el valor significativo de cada término.
El término “himno” es de raigambre griega; designa una composición, ya poética, ya musical, en loor de los dioses o de los héroes, en alabanza de Dios, de la Virgen o de los santos; también puede esta composición estar destinada a exaltar a una persona, a celebrar una victoria u otro suceso memorable o a expresar júbilo o entusiasmo. En la antigüedad era una composición coral en honor a una divinidad y fue retomado, con valor litúrgico, en la literatura cristiana de la Edad Media; pero la acepción que nos interesa nos dice que es una composición musical emblemática de una colectividad, que la identifica y que une entre sí a quienes la interpretan: “Es necesario volver a la enseñanza de nuestro Himno Nacional”.
Los himnos nacionales surgieron entre los siglos XVIII y XIX, con el despertar del nacionalismo.
¿Qué verbos acompañan al vocablo “himno”? En general, “entonar”, “ejecutar”, “cantar”, “tocar” e “interpretar” si es una obra musical: “El acto comenzará con el Himno Nacional, que será interpretado por una orquesta local y cantado por un coro escolar”. También, como poesía, su texto puede “recitarse”: “Advertimos, al recitar la letra del himno, que los versos son decasílabos”.
Como dato lingüístico, encontramos el colectivo “himnario” o colección de himnos, y el adjetivo “hímnico”, relativo al himno o a aquello que tiene sus cualidades.
En cuanto al uso de mayúsculas en la escritura, recordamos, según nos dice la Fundéu, que los sustantivos que designan los símbolos patrios son nombres comunes y, como tales, deben escribirse con inicial minúscula siempre que se usen de modo genérico, es decir, que no formen parte de un nombre propio o de una expresión denominativa. Sin embargo, la Ortografía de la lengua española dice que en textos de carácter político o militar es frecuente el uso de la mayúscula de relevancia; así también lo confirman los manuales de estilo vigentes, que establecen la mayúscula para los nombres de los símbolos patrios, por ejemplo “Himno Nacional”.
¿Y a qué se le llama “escarapela”? Todos sabemos qué es, pero vamos al diccionario para ver su significado: “Divisa compuesta de cintas, por lo general de varios colores, fruncidas o formando lazadas alrededor de un punto, que se usa como distintivo o como adorno”. Nos llama la atención una segunda acepción del vocablo: “Riña, principalmente entre mujeres”. Se vincula a este valor el verbo “escarapelar”, hoy en desuso, que significaba, precisamente, “reñir, trabar disputas y contiendas”. Y, además, “poner la piel de gallina”.
En un artículo anterior, en esta misma sección, hablé acerca de las distintas formas en que se puede nombrar una bandera. Ahora, solamente destacaré parte de la acepción que hoy nos interesa: “Enseña o señal de una nación, una ciudad o una institución”. Ligada a la identidad representada por una bandera, está aquella acepción que nos habla de “causa que se defiende o por la que se toma partido”, como en “bandera del respeto”.
Además, también se habla de “bandera” para designar a la persona o cosa juzgada como representación simbólica de otra: “Ese dirigente es considerado la bandera del equipo”.
Hay varias expresiones formadas con el sustantivo “bandera”: “Hacer bandera de algo” es una locución que se utiliza para señalar que alguien reivindica algo, como en “Ese gobernante ha hecho bandera de la música nacional”.
Si determinada persona “se lleva la bandera”, es lo mismo que decir que “se lleva la palma”, esto es, que merece el aplauso general porque ha sobresalido por su excelencia: “En esa difícil competencia ciclística, nuestro representante se llevó la bandera”.
Cuando se dice de alguien que “milita debajo de la bandera” de otra persona, se quiere señalar que es de su opinión o que pertenece a su partido: “Es inútil tratar de convencer a Ester porque milita debajo de la bandera de ese grupo de poder”. Posee el mismo valor significativo que la locución “seguir la bandera de alguien”.
Si se dice de una persona que obra “a banderas desplegadas”, el significado es que opera con absoluta libertad o que lo hace con ostentación: “Procedió abiertamente y a banderas desplegadas”.
En la vida, muchas veces hay disenso entre las personas; si se pone punto final a ello, se habla de “bandera blanca”/ “bandera de paz”: “Finalmente, hay bandera blanca”.
Nos centramos, por fin, en el escudo. El vocablo, de raíz latina, se aplica, como símbolo, al “campo, superficie o espacio en que se representan los blasones de un Estado”. Así, la bibliografía especializada describe el valor simbólico de cada parte de nuestro escudo.
Pero nos agrada detenernos en otra acepción del vocablo: “amparo, defensa, protección” y “persona o cosa que se usa como protección”. Este valor es figurado y proviene de llamar “escudo” al arma defensiva, que se lleva embrazada y que sirve para resguardarse de las agresiones de otros. Se recuerda, en este sentido, el consejo que las madres espartanas daban a sus hombres cuando partían a la lucha: “Regresa con el escudo o sobre él”. “Con el escudo” señalaba que el soldado volvía victorioso; “sobre el escudo” que el soldado, muerto, había sacrificado gloriosamente la vida por su patria; pero “sin el escudo” era indigno porque señalaba al que había huido del campo de batalla y, para agilizar su fuga, había abandonado esta arma, muy pesada para trasladarse.
El diccionario nos da las acepciones en forma separada: animémonos a unirlas. Luchemos por nuestra identidad nacional, busquemos nuestros valores como verdaderos escudos de protección y llevémoslos siempre con nosotros, sin claudicar ni abandonarlos.
*La autora es Profesora Consulta de la UNCuyo.