No resulta difícil referirse al vino, quien alguna vez lo vio correr por las acequias de Mendoza
Quien mejor lo representa es Baco, que fuera pintado por Caravaggio, como un muchacho de pueblo, coronado con hojas de pámpano y un vaso de vino en su mano.
Con el respaldo de Pasteur quien dijera que “el vino es la más sana e higiénica de las bebidas” y especialmente de Galeno que manifestaba que el vino era un alimento, surgió el interrogante sobre esa bebida que, según los simpatizantes, “podía hervir sin fuego”. A partir de entonces, se presenta el deseo de ahondar conceptos sobre ese tema.
Por ello, en la Universidad Juan Agustín Maza, con el Dr. Simón Schwartzman, estudiamos el comportamiento del vino como complemento de la alimentación humana; también investigamos su actuación en preparaciones con otros alimentos, con la Dra. Berra, desde el punto de vista bioquímico .
Y así, analizando los estudios realizados, llegamos a la siguiente conclusión: “El vino es un alimento, dotado de cualidades sensoriales, de un cierto tono emocional excitantes del apetito, que cumple una función de nutrición”. Pero como un gramo de alcohol produce 7 calorías, consideramos imprescindible realizar “educación alimentaria al alcohol” y en especial a nuestro vino.
A nivel popular, se dice que fija las grasas, pero en realidad colabora en la digestión a nivel gástrico.
Sabemos que todos los excesos, producen problemas de salud. Por ejemplo: El exceso de carnes puede aumentar el ácido úrico en sangre , el excedente de grasas aumento del colesterol , así también el exceso de alcohol puede producir alcoholemia, con consecuencias que a veces resultan trágicas ; hay que tener en cuenta que el hígado puede metabolizar sólo 0,12 g de alcohol por hora.
El Dr. Eduardo Puertas, médico cardiólogo argentino (Mza), manifestó “también en Estados Unidos, desde los años 60 se han hecho importantes estudios con el vino, llegando a la conclusión que en cantidades adecuadas, es saludable “. Los elementos que logran esta acción favorable en el organismo, son los polifenoles (moléculas presentes en el vino, especialmente en el tinto). Un poco de vino tinto aumenta el flujo de sangre en las arterias coronarias
Para personas con cardiopatías, es una herramienta más de ayuda, como lo son la dieta, la gimnasia y los medicamentos prescriptos . Pero su incorporación no debe ser excesiva. El máximo de alcohol –dice el Dr, Puertas-que puede tomar una persona durante el día, sin caer en lo perjudicial es de 30 g., que trasladado a un vino de aproximadamente 12 grados, son entre 220 y 250 cm3. Pero para obtener beneficios a nivel salud, 50 cm3 tienen validez .
Hay que dosificarlo, dentro del total de calorías de la dieta, para que sea un beneficio, y no perjudique a quien lo consume. Así, en un valor calórico de 1.800 , empleando 250 cm3 de vino de 12 grados, esta bebida representa 210 calorías del total.
Volviendo a los polifenoles, son potentes antioxidantes. Provienen de la dieta y uno de los alimentos más ricos en ellos, es el vino. El consumo de estos alimentos protege las células del daño oxidativo y al organismo de enfermedades. Además del efecto antioxidante, puede aumentar la cantidad de colesterol “bueno” (como se le llama popularmente) y disminuir la posibilidad de que se forme una placa aterosclerótica.
Lo importante es utilizarlo dentro de un régimen equilibrado, armónico, suficiente y adecuado.
Por ello, es necesario realizar Educación Alimentaria enseñando cuánto, cómo y cuál es conveniente utilizar según las comidas.
Debe llevarse a cabo con una planificación, teniendo en cuenta que el ser humano es una unidad bio-psico social , y que los hábitos, que son en gran parte la expresión dietética de la cultura, son muy difíciles de modificar.
Borges también le cantó al vino diciendo:
“En qué Reino, en qué siglo,
bajo qué silenciosa conjunción de astros,
en qué secreto día que el mármol no ha salvado
surgió la valerosa idea de inventar la alegría?
Con otoño de oro la inventaron: el vino”.
* La autora es Licenciada en Nutrición.
