El viaje en el cual corrieron peligro las vidas de Remedios y Merceditas

En aquel momento crítico San Martín decidió separarse de su esposa e hija enviándolas a Buenos Aires y debido a la peligrosidad del viaje se le solicitó auxilio a Manuel Belgrano.

El viaje en el cual corrieron peligro las vidas de Remedios y Merceditas
El trayecto comenzó el 16 de marzo de 1819 y debido a la peligrosidad del mismo, Remedios solicitó auxilio a Manuel Belgrano por entonces a cargo del Ejército del Norte.

Mientras en Tucumán aún embargaba a todos la agitación fundacional por haber declarado nuestra independencia, en Mendoza se escucharon por primera vez los llantos que hicieron padre a don José.

Mercedes Tomasa nació el 24 de agosto de 1816 y fue bautizada por el mismo clérigo que bendijo la Bandera de los Andes.

Lamentablemente para la familia del Gran Capitán su prioridad fue alcanzar la libertad, le demandó esta patria sus mejores años y desvelos. Después del Cruce aún quedaba mucho. De hecho, tras realizar la enorme hazaña de liberar Chile para la empresa sanmartiniana todo pareció derrumbarse, San Martín no poseía los fondos para seguir hacia el Perú y esto lo desesperaba.

En aquél momento crítico decidió separarse de su esposa, enviándola junto a Merceditas hacia Buenos Aires. Aunque el matrimonio comenzó aparentemente bien, Remedios debió ser muy desdichada.

La tuberculosis de Escalada estaba tan avanzada que San Martín la hizo acompañar por un ataúd en caso de que falleciera en el camino.

El trayecto comenzó el 16 de marzo de 1819 y debido a la peligrosidad del mismo, Remedios solicitó auxilio a Manuel Belgrano por entonces a cargo del Ejército del Norte. El general accedió de buena gana enviando a dos de sus mejores oficiales. Así fue escoltada primero por Gregorio Aráoz de La Madrid y luego por José María Paz. Ambos hacen referencia al episodio en sus memorias.

Gracias al cordobés sabemos algunos detalles poco conocidos:

“Mi comisión se reducía a volver al Desmonchado [Santa Fe] a socorrer a Doña Remedios Escalada, esposa del general San Martín, que hacía su viaje a Buenos Aires, y que según noticias estaba sitiada en dicha posta por montoneros e indios. Mi comisión era desesperada de ser cierto el parte que acababa de llegar, y era más que probable que ni yo ni ninguno hubiéramos escapado; sin embargo fue preciso obedecer. He aquí como había sucedido. El general San Martín, que estaba en Mendoza, había dispuesto por razones domésticas, que no es del caso explanar, que su señora marchase a Buenos Aires, a pesar del mal estado del camino. Ella lo había avisado al general Belgrano, quien creyéndola más cercana le había dejado una escolta de cuarenta hombres, a cargo de su sobrino Pedro Calderón (…) habían llegado la noche antes al Desmochado, cuando ya muy avanzada supo que una gruesa división de santafesinos e indios estaba a pocas cuadras de la casa; procuró fortificarse en ella y lo avisó al general por un hombre que pudo salir” (Paz; 1957:32, TII).

La cuestión no termina ahí, unos párrafos más adelante sentencia Paz: “Mucho dio que pensar el viaje repentino de esta señora en circunstancias tan críticas y por un camino erizado de peligros: al considerar la confianza con que el general San Martín la exponía a caer en manos de las feroces montoneras”.

Sobre los motivos que movieron al prócer solo hay especulaciones, excepto que como mortal también cometió errores y este puede haber sido uno de ellos. Pero aunque no hayal sido así, la única certeza es que con este viaje estuvieron en peligro la vida de su esposa e hija.

*La autora es Historiadora

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