En un rincón, una persona se encuentra aparentemente muy emocionada y, cuando alguien observa el hecho, exclama: “No son sinceras, son lágrimas de cocodrilo”. ¿Qué significa esta expresión?
Vamos primero a ver cuáles son los valores del término ‘lágrima’, para analizar después las diferentes locuciones que se arman con él: deriva del latín “lacrima” y su primer significado es el de “secreción de las glándulas lagrimales de cada ojo, con forma de gota al caer, que se vierte con abundancia en el llanto, en la risa muy intensa o a causa de una inflamación”. Es la acepción más conocida por todos nosotros; sin embargo, una ‘lágrima’ puede ser también un objeto en forma de gota, especialmente, cada uno de los adornos de cristal que penden de ciertas lámparas: “Prolijamente, limpiaba cada lágrima de cristal de la inmensa lámpara”.
Además, después de la poda, las vides y algunos árboles producen gotas a las que también se denomina “lágrimas”: “Ayer, se me manchó mi camisa blanca con las lágrimas que caían de la parra”. Se dice que las vides “lloran”, al principio de la primavera, porque destilan savia.
En relación con esta acepción, se da la frase ‘vino de lágrima’, que es aquel que destila la uva sin exprimir ni apretar el racimo: “Nos embriagaba el exquisito aroma del vino de lágrima”.
Si el vocablo se usa en plural, designa de modo connotativo los dolores, las adversidades y las pesadumbres: “En estos días, no quiero escuchar noticias porque solo parece haber lágrimas”.
Existen dos locuciones actualmente desusadas, “lágrimas de Moisés/de San Pedro”, que indican las piedras o guijarros con que se apedrea a alguien: “Hubo lágrimas de San Pedro para castigar al delincuente”.
Pero si escuchamos, como lo señala el título de hoy, “lágrimas de cocodrilo” alude a la falsedad de alguien que derrama lágrimas, pero que, en realidad, no experimenta dolor ni tristeza sino que los finge: “No le creo, es poco sincero y sus lágrimas son de cocodrilo”. Absolutamente lo contrario muestran tres locuciones que ponderan la profusión de las gotas derramadas por un llanto auténtico: “deshacerse en lágrimas”, “llorar a lágrima viva” y “llorar lágrimas de sangre”. La primera indica que se llora copiosa y amargamente, mientras que la segunda alude a la intensidad; en cuanto a la tercera, expresa que la pena que se experimenta es muy viva y cruel. Otra expresión bastante común para dar a entender que una persona llora mucho es “hecha un mar de lágrimas”: “Nos conmovió porque la vimos hecha un mar de lágrimas”.
A veces, la emoción nos embarga repentinamente: el modo de expresarlo es a través de la locución “saltársele (a alguien) las lágrimas”: la persona se enternece y se echa a llorar. Así, “Cuando tocaron aquella música de sus años de noviazgo, no se pudo contener y se le saltaron las lágrimas”.
Y ¿no hemos escuchado pacientemente las confesiones de alguna persona que, por confianza, nos hace partícipes de sus penurias, en busca de atención, consuelo o ayuda?; la expresión elegida para nombrar a esa persona es ‘paño de lágrimas’: “Muchas veces, me ha tomado como paño de lágrimas en sus momentos difíciles”.
Hay una plegaria, dentro del culto católico a la Virgen María, que dice “gimiendo y llorando en este valle de lágrimas”: esta expresión se refiere al mundo y a las penalidades que se sufren en él.
En la vida cotidiana, se llama ‘lágrima’ al café con abundante leche: “Le pago una lágrima con dos medialunas”. Asimismo, recibe este nombre una cantidad muy pequeña de una bebida alcohólica: “No me sirva tanto coñac, apenas una lágrima”. Una expresión cotidiana, que se aplica a quien es supersensible y llora con facilidad, es ‘lágrima fácil’.
De la misma raíz que ‘lágrima’, se forma el adjetivo ‘lagrimal’, con el valor de “relativo a las lágrimas o a su secreción”: “Se le ha tapado el conducto lagrimal”. Puede actuar como sustantivo masculino, cuando nombra la extremidad del ojo, próxima a la nariz: “Tenés muy rojo el lagrimal izquierdo”. Otro sustantivo es ‘lagrimeo’ que nombra la emanación frecuente y abundante de lágrimas: “Me di cuenta de su estado alérgico por tantos estornudos y por el permanente lagrimeo”. Y el verbo vinculado es ‘lagrimear’, definido como “segregar algunas lágrimas a causa de una emoción, un dolor o una irritación en los ojos”: “Odio picar cebolla porque me hace lagrimear”.
¿Qué verbos pueden aparecer con el sustantivo ‘lágrima’? Aparte del ya señalado, se usan habitualmente ‘derramar’, ‘verter’, ‘dejar caer’, ‘llorar’: “¡Cuántas lágrimas he derramado por esa injusticia!”; “Sorprendida, dejó caer algunas lágrimas”; “Lloré por la tristeza de su inesperada muerte”; “No ha vertido ni una lágrima por la situación”. También, como las lágrimas nos mojan el rostro, es necesario secarlas: el verbo usado es ‘enjugar’: “Consolada por su abuela, la pequeña se enjugó las lágrimas con un suave pañuelo”.
Asociada a la idea de ‘lágrima’, se da el sustantivo ‘llanto’, definido como “efusión/profusión de lágrimas acompañada frecuentemente de lamentos y sollozos”. Cuando este estallido se produce repentinamente, se usa la expresión ‘prorrumpir en llanto/en sollozos’: “Pude advertir que la jovencita había prorrumpido en llanto”.
De la importancia y efectividad de las lágrimas dan cuenta algunos pensamientos de escritores famosos. Por ejemplo, a Ovidio pertenece “Nacemos con lágrimas, entre lágrimas transcurre nuestra vida y con lágrimas cerramos nuestro último día”; por su parte, el Refranero multilingüe, del Centro Virtual Cervantes, nos arroja la paremia “Lo que no se va en lágrimas, se va en suspiros”; ella se aplica para denotar que unas cosas se compensan con otras o que lo que se ahorra por un concepto se gasta por otro. Por último, el famoso refranero incluye el dicho “Lágrimas quebrantan peñas”, cuya idea esencial es indicar que, con frecuencia, las personas se ablandan cuando ven llorar a otra o que el poder, por duro que se presente, puede ceder si se le transmiten emociones.
* La autora es profesora consulta de la UNCuyo.