El relato federal

A partir de la detención del General Paz el país quedó en manos del Restaurador. A diferencia de Paz, el General Rosas sí era centralista y utilizó la bandera del federalismo para someter a los pueblos del interior, gracias a la complicidad de los caudillos.

El relato federal
A partir de la detención del General Paz el país quedó en manos del Restaurador.

La primera facción que logró organizarse para enfrentar a Juan Manuel de Rosas fue la del General Paz. Hacia agosto de 1831 la Liga del Interior, nombre que dieron al grupo, contaba con todos sus miembros: Catamarca, Córdoba, San Luis, Mendoza, La Rioja, Santiago del Estero, Tucumán, San Juan y Salta (que por entonces incluía a Jujuy).

Gran parte de la historiografía considera, erróneamente, a esta unión como un pacto unitario.

El historiador cordobés Carlos Segreti, entre otros, demostró hace años que semejante denominación roza lo absurdo.

Entre los miembros de este pacto no hay elementos unitarios, además fue una alianza de cinco provincias, con sede en el interior profundo, donde primó la igualdad jurídica.

Incluso, establecieron que la organización no estaba “ligada a ningún sistema político, obligándose recibir la constitución que diere el Congreso nacional, siguiendo en todo la voluntad y el sistema que prevalezca en el congreso de las provincias que se reúnan”.

Mientras tanto, Rosas se empeñaba en someter a sus aliados litoraleños y no concretaban el acuerdo.

Apresurado por la organización enemiga, terminó cediendo a ciertos pedidos de sus socios.

Acordó con Santa Fe y más tarde se sumó Entre Ríos.

El acuerdo es el conocido Pacto Federal, que tuvo validez hasta 1853 cuando se estableció la Constitución Nacional.

A diferencia de Paz, el General Rosas sí era centralista y utilizó la bandera del federalismo para someter a los pueblos del interior, gracias a la complicidad de los caudillos.
A diferencia de Paz, el General Rosas sí era centralista y utilizó la bandera del federalismo para someter a los pueblos del interior, gracias a la complicidad de los caudillos.

La Liga del Interior estaba mejor organizada y tenía mayores posibilidades de imponerse.

Pero mientras ambos bandos se preparaban para enfrentarse un imprevisto cambió la historia.

El 10 de mayo de 1831, José María Paz hacía un reconocimiento de terreno en la frontera con Santa Fe cuando un grupo de hombres del ejército de López boleó su caballo.

El equino corcoveó y cayó.

Pronto unos quince soldados estuvieron a su alrededor apuntándolo.

“Todo fue obra de pocos instantes —cuenta el general en sus memorias—; todo pasó con la rapidez de un relámpago; el recuerdo que conservo de él se asemeja al de un pasado y desagradable sueño”.

A partir de entonces el país quedó en manos del Restaurador, aquél que buscaba “restaurar las leyes” anteriores a la Revolución de Mayo.

A diferencia de Paz, Rosas si era centralista y utilizó la bandera del federalismo para someter a los pueblos del interior, gracias a la complicidad de los caudillos.

Tal es así, que en caso de no responder a sus órdenes terminaban fusilados y reemplazados.

Está en nosotros la obligación de dejar de vera a la historia como un cuento y observarla como lo que es: una ciencia, que de los relatos ya estamos hartos.

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