El recuerdo del gobierno de Arturo Illia

En tiempos de asfixiante materialismo, del que todo vale, de la negación de los valores republicanos, bueno es recordar con unción a ese gobierno sencillo, austero, decente y por sobre todo progresista de Arturo Illia.

El recuerdo del gobierno de Arturo Illia
Bueno es recordar con unción a ese gobierno sencillo, austero, decente y por sobre todo progresista de Arturo Illia.

Ha pasado prácticamente desapercibida la fecha del derrocamiento de Arturo U. Illia (28 de junio de 1966).

Para analizar su ejemplar y progresista gobierno es preciso tener en cuenta las circunstancias de tiempo, modo y lugar de aquellos tiempos.

Illia derogó los decretos que otorgaban las concesiones de petróleo a empresas norteamericanas que había implementado Frondizi.

Al disponerse del patrimonio nacional del recurso natural era y es preciso de acuerdo a la Constitución Nacional, que dichos contratos se aprobasen por el Congreso, hecho que por cierto no ocurrió durante el gobierno “desarrollista” de Frondizi. Illia los anuló por ser nulos de nulidad absoluta.

Por otra parte la ley de medicamentos sancionada durante su gobierno establecía el control de precios de ellos y los mismos debían contar con licencia nacional para evitar el monopolio extranjero de remedios.

El producto bruto interno creció en 1964 un 10,3% y en 1965 el 9,1%. La deuda externa disminuyó de 3.400 millones a 2.500 millones en dos años y medio. El salario real creció entre diciembre de 1963 a diciembre de 1964 un 9,7%. Se sancionó la ley del salario mínimo, vital y móvil reglamentando el art. 14 bis de la Constitución Nacional, beneficiando a los trabajadores argentinos.

Las universidades se encontraban normalizadas y la educación fue una prioridad absoluta ya que se inició una fuerte campaña contra el analfabetismo, creándose alrededor de 800 escuelas primarias desde 1963 a 1966.

Se vendió una cosecha entera de trigo a la entonces Unión Soviética en plena “Guerra Fría” demostrando la independencia de criterio con relación a los Estados Unidos bajo el lema “vender a quién nos compra”.

En materia internacional tuvo una clara política en favor de la soberanía de las Islas Malvinas. En 1965 se sancionó por las Naciones Unidas la Resolución 2-065 mediante la cual ordenaba, por primera vez desde la ilegítima ocupación británica en 1833, que ambos países debían discutir la soberanía de las islas.

Illia se negó a enviar tropas argentinas a las reiteradas ocupaciones norteamericanas a la República Dominicana.

Durante ese período el país vivió en paz, sin presos políticos ni gremiales. No hubo estado de sitio y se respetó absolutamente la libertad de expresión. Las revistas “Tía Vicenta”, Confirmado, Primera Plana y la mayoría de los diarios de aquella época lo satirizaban como si fuese una “tortuga”, sin saber que la tortuga siempre avanza, nunca se detiene.

Por cierto que no hubo un sólo funcionario ni siquiera denunciado y por cierto menos procesado durante su gobierno. Cualquier semejanza con la actualidad es un error.

Pero el discurso pronunciado en 1964 por el golpista Onganía en West Point, academia militar de los Estados Unidos selló la suerte de este gobierno.

Colocaba a los militares como factores de poder por encima de los gobiernos civiles con el objeto de cuidar el avance “comunista”.

Es de destacar que a partir del derrocamiento de Illia comenzó la subversión en Argentina.

Por ello, en tiempos de asfixiante materialismo, del que vale todo, de la negación de los valores republicanos, bueno es recordar, con unción, a este gobierno sencillo, austero, decente y por sobre todo progresista de Arturo Illia.Alguna vez nuestro prócer dijo que “Nos echaron por lo que hicimos, no por lo que no hicimos”.

Cuánta razón tenía este republicano que llegó a la Casa Rosada con un automotor y una casa en Cruz del Eje, Córdoba. Cuando fue derrocado, carecía de su automotor y había vendido su casa para sufragar los gastos de crónica enfermedad de su mujer, fallecida dos meses después del artero golpe militar.Hoy los radicales lo recordamos no porque el prócer lo necesite.Lo necesitamos nosotros para continuar preservando la dignidad nacional.

*El autor es Abogado constitucionalista Convencional Nacional UCR.

Tenemos algo para ofrecerte

Con tu suscripción navegás sin límites, accedés a contenidos exclusivos y mucho más. ¡También podés sumar Los Andes Pass para ahorrar en cientos de comercios!

VER PROMOS DE SUSCRIPCIÓN

COMPARTIR NOTA