Gerardo Morales, gobernador de Jujuy y ya lanzado a la postulación presidencial, dice que quiere ser el único candidato del radicalismo en las PASO de 2023. Para llegar a eso tendrá que enfrentar a los otros postulantes que aparezcan -¿Facundo Manes? ¿Martín Lousteau?- en internas o en alguna otra clase de compulsa que permita determinar quién competirá con la oferta del PRO. Esa decisión, según admiten en el partido fundado por Mauricio Macri, también obligaría a unificar la oferta amarilla para no dividir fuerzas frente al radicalismo. ¿Es posible conseguir esa unificación?
Hoy se ve como una tarea muy complicada, porque en el PRO es donde aparecen más claras las diferencias entre los apocalípticos -que creen que cualquier contacto con el peronismo contamina el ideario cambiemita- y los integrados, que consideran que un nuevo gobierno de Juntos por el Cambio tiene que incluir un buen porcentaje de peronismo para poder implementar las reformas que propone la coalición.
Mauricio Macri y Patricia Bullrich lideran el primero de esos dos grupos y Horacio Rodríguez Larreta el segundo. Las relaciones cordiales aunque no amistosas que mantienen ellos entre sí no alcanzan a ocultar que representan visiones que existen entre los votantes de Juntos por el Cambio: la base de la coalición está dividida en ese punto y esa tensión no parece algo efímero.
Rodríguez Larreta pasó cinco días en Cumelén y se cruzó 4 ó 5 veces con Macri, algunas a solas y otras frente a algunos amigos en común, en encuentros que ocurrieron en la casa que se construyó allí el ex presidente y también en la del empresario que alojó al Jefe de Gobierno porteño. Rodríguez Larreta llegó a Buenos Aires el martes y Macri se quedará en el country club de Villa Angostura al menos hasta después de celebrar su cumpleaños 63, el 8 de febrero.
En esas reuniones patagónicas, los dos hablaron de sus diferencias. El plan de Rodríguez Larreta es ser el candidato presidencial de una fuerza muy parecida a lo que hoy es Juntos por el Cambio y en el minuto siguiente a lo que él prefigura como un triunfo en las elecciones de 2023, modificar esa misma alianza. “Después de la elección hay que llegar a un 70% de apoyos. Si no, no vamos a poder hacer ninguna de las reformas que yo quiero hacer”, suele decir el Jefe de Gobierno en sus diálogos con políticos, empresarios y periodistas. Rodríguez Larreta adelanta que invitará a sumarse a dirigentes del peronismo para que se integren a su gabinete.
Él no lo dice, pero es algo parecido a lo que hizo Carlos Menem cuando llegó a su gobierno e incorporó a su alianza a la familia Alsogaray -y luego al electorado que representaban- y a parte del empresariado. Esa decisión le permitió a Menem implementar las reformas que tenía pensadas y le costó el quiebre con una porción del peronismo y del sindicalismo.
Macri, en cambio, cree que cualquier acuerdo con el peronismo terminará quitándole filo a las reformas. Él mismo se negó a ampliar Cambiemos durante su gestión y sigue convencido de que fue una buena estrategia.
¿Cómo llegarán esas dos ideas al año que viene? En gran medida, la respuesta a ese interrogante está en manos del Gobierno. El recorrido de la crisis es el que moverá el péndulo opositor, y determinará la suerte de las posiciones duras y blandas en Juntos por el Cambio.