El Gobernador llegará mañana a la Legislatura para su mensaje de apertura de sesiones ordinarias bastante despojado ya del peso que significó administrar la provincia en tiempos de pandemia. De sus palabras se desprenderán conclusiones que permitirán evaluar lo que alcanzó a enhebrar de sus propuestas de campaña y de inicio de gestión antes de que el coronavirus comenzara su acecho.
En aquel atípico 1 de mayo de 2020, el Gobernador anunciaba ante la Asamblea Legislativa su decisión de encarar una reforma constitucional importante luego de varios intentos inútiles de algunos de sus antecesores. En esa extraña sesión (senadores y diputados lo escucharon y vieron en forma remota) Suárez se animó a insistir con una propuesta que fue de fracaso en fracaso durante años. Y se sometió a posibles críticas (algunas hubo) por lo supuestamente inoportuno de su anuncio en medio de una pandemia que comenzaba a sentirse con rigor en el país sin mayores paliativos a la vista en esos meses.
Es que la reforma de la Constitución fue uno de las propuestas más fuertes que tuvo su campaña electoral y una ratificación enfática suya luego de su victoria en las urnas. Bajar el costo de la política con menos cargos públicos constituyó una de las premisas para poder interesar a la ciudadanía y así lograr los consensos legislativos necesarios para el debate y eventual aprobación de la reforma.
Tampoco podía dejar de lado Suárez una iniciativa tan ambiciosa, pese a la pandemia, luego del fracaso que significó la reforma de la legislación minera encarada a poco de asumir. Sin embargo, aquella iniciativa de corte institucional se frenó porque la urgencia por lo sanitario favoreció a muchos que, incluso en el propio oficialismo provincial, tenían serias dudas sobre la conveniencia de llevar a la Legislatura hacia la unicameralidad, eliminar las elecciones legislativas de mitad de mandato, etc.
Por el lado de la principal oposición, en el justicialismo tampoco hubo mucho entusiasmo y se impuso el argumento de la crisis sanitaria creciente en esos momentos. Por otra parte, en el PJ advertían que del lado del radicalismo no había mucha vocación reformista en esos momentos, a pesar de que el PJ históricamente lo fue. Por lo tanto, no tenía sentido salir a apoyar al Gobernador en algo que los propios radicales no movilizaban.
Nada fue suficiente en ese momento para que la maquinaria reformista inspirada por Suárez y moldeada por su ministro Ibáñez comenzara a moverse con la rapidez que esperaban en la Casa de Gobierno.
Sí logró habilitar Suárez hace dos años el Consejo Económico, Social y Ambiental, también presentado en sociedad en la apertura de sesiones legislativas. Los logros aún no son contundentes, pero las voces sectoriales algo le han servido al gobierno provincial. El reciente respaldo al llamado plan B para el uso de los recursos que llegan para Portezuelo del Viento es buen ejemplo al respecto.
Un año después, en mayo de 2021, Rodolfo Suárez volvió a exponer ante la Asamblea Legislativa en el contexto de pandemia, pero ya con otras exigencias y desafíos. La discusión en esos tiempos pasaba por la distribución de vacunas contra el coronavirus, lo que lo obligó a tomar distancia del gobierno nacional. Existía fuerte polémica por la distribución de recursos desde la Nación y había otro asunto que obligaba a tomar distancia con Casa Rosada: la presencialidad en las escuelas, tema en el que el kirchnerismo (gobierno nacional, provincia de Buenos Aires, principalmente) mostraba aún mucha reticencia.
Fue en este último tema en el que el Gobernador se colocó en una misma línea junto al jefe de Gobierno porteño, Rodríguez Larreta, con el que siempre mantuvo una excelente relación y un estilo de gestión bastante similar a la hora de ir liberando de la estricta cuarentena a las actividades económicas en general.
Después de su discurso para habilitar el año de sesiones, en una inusual conferencia de prensa en la Legislatura, un Suárez molesto y enfático dijo: “Vamos a mantener las clases a pesar de la incertidumbre”, enfatizaba ante los micrófonos saliendo al cruce de las críticas kirchneristas.
Por otro lado, la relación entre el Gobierno y el justicialismo local se había deteriorado mucho y la discusión por el manejo del área de la salud adquirió gran intensidad. Este último es un asunto que perdura y que no deja de discutirse en virtud del malestar de los profesionales por los presupuestos para el área y salarios insuficientes si se tiene en cuenta la responsabilidad que asumen a diario.
Este tercer mensaje ante la Asamblea Legislativa será vital para las aspiraciones de Suárez de tener una retirada del Gobierno que pueda superar la forzada inacción parcial que generó la pandemia. En su equipo no pierden la esperanza de poner en marcha la discusión por la reforma constitucional, asunto que merece, por qué no, un abordaje que trascienda una gestión y que adquiriría mayor credibilidad si un recambio institucional significara un eventual cambio de conducción partidaria de la Provincia.
Y el plan alternativo para Portezuelo del Viento, si la componenda pampeana con la Nación prospera, será fundamental para que el resarcimiento por la masiva promoción industrial a provincias vecinas se refleje en obras.